La primera pregunta del periodista Carlos Alsina este lunes a la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, ha versado sobre su eslogan de campaña y, casi, su única propuesta para estas elecciones anticipadas que ella decidió: la libertad.
–¿Qué es la libertad?
–La libertad es la posibilidad de cada mañana elegir cada ciudadano, si tiene oportunidad, el tipo de vida que quiere.
Importante el matiz: “si tiene oportunidad”. Porque Madrid es la región más desigual de España, donde la diferencia entre el rico y el pobre es mayor, y donde hay un millón de personas en riesgo de pobreza, el 15% de la población madrileña, según el Instituto Nacional de Estadística.
Luego la todavía presidenta de la Comunidad de Madrid insistía en esa idea, y repetía lo que siempre expone para defender su modelo de libertad, esa “vida a la madrileña” que los ciudadanos de Madrid “nos hemos dado”: la libertad para elegir centro educativo y centro sanitario, decidir a qué hora se cierra un comercio.
“El niño del barrio al que se llama más humilde, porque para mí todos los barrios son humildes porque en todos hay gente humilde, , puede ir a la otra punta si así lo considera sus padres”, aseguraba sobre esa libertad de elegir centro educativo. La realidad es muy diferente, como contamos este miércoles en elDiario.es.
La región que preside Isabel Díaz Ayuso separa (o agrupa) a su alumnado según su clase social más que ninguna otra en toda España y está entre las que más lo hacen de todo el mundo desarrollado, según el estudio elaborado por Save the Children y Esade. El informe, titulado Diversidad y libertad, reducir la segregación escolar respetando la capacidad de elección de centro, deja una pista de las posibles razones tras este dato: “Las políticas educativas juegan un papel esencial en la segregación escolar”. Si Madrid fuera un país, solo Turquía segregaría más a su alumnado en función de su origen socioeconómico, concluye el informe.
Volviendo a la entrevista para Ayuso, en definitiva, la libertad “es tener la oportunidad de llevar las riendas de tu vida sin que uno tenga que estar preso de otros. Es una cultura inversa, por ejemplo, a la de la subvención crónica, que también se quiere instaurar en muchos sitios la dependencia de las administraciones desde el punto de vista político”.
La exposición de razones llevaba a Alsina a preguntar si la candidata del PP considera que en aquellos lugares donde no gobierna no hay libertad e incluso no hay una democracia plena, como han defendido dirigentes de Unidas Podemos y en el PP han rechazado llevándose las manos a la cabeza. “Escuchándola llego a la conclusión de que igual España no es una democracia plena porque hace usted una descripción de las amenazas a la libertad que existen en todo los lugares donde no gobierna el PP, que me intranquiliza un poco. Yo pensaba que España era una democracia plena”, preguntaba Alsina.
–Absolutamente, lo es. Pero cuando hablamos de libertad en estas elecciones, hablamos de lo que nos hemos dado y de lo que podría ocurrir según qué políticas entran en el motor económico de España (...).
–Si es una democracia plena, entonces, gane quien gane el martes seguirá habiendo libertad.
–Se puede ser una democracia plena y no ser libre. Puede haber democracia y puede no haber libertad. Y por supuesto que claro que no la hay.
Y entonces Ayuso volvía a hablar de la apertura de los comercios frente a los que cierran en plena pandemia, pese a que Madrid es la región con un mayor exceso de mortalidad y la que tiene una tasa de contagios mayor frente a la media española.
“La libertad es muchas cosas y la libertad es también que ahora mismo, dentro de un momento tan duro como el que se está viviendo, con el gran desánimo que está cundiendo por toda España, si que la libertad de salir, de trabajar y poder ir un ratito a ver una película, o ir al teatro, o tomarse algo y volverse a casa y alimentar el alma que tanta falta hace”, insistía.
Pero Ayuso tenía otra definición para la libertad que ha sorprendido: “En Madrid puedes cambiar de pareja y no te la encuentras nunca más. Eso también es libertad, que eso no ocurre en todas partes”.
–¿Cambiar de pareja y no volver a encontrar? (Preguntaba Alsina anonadado).
– Mira, en otras capitales de provincia, como son menos habitantes, no es lo mismo cambiar de empresa y ese jefe te vas a encontrar siempre. O cambias de amigos o cambias de pareja y te lo encuentras siempre. Aquí es que vivimos de una manera determinada porque tenemos una amplia densidad de población.
Y así terminaba Ayuso en el capítulo XVIII de su alegato a la libertad.