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Ayuso planea cambios en su gobierno para atar el apoyo de Vox a los presupuestos y zanjar la crisis de las residencias

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Fátima Caballero

11 de julio de 2020 22:03 h

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“Si hay posibilidad de reducir una consejería, le doy mi palabra de que la reduciré”, prometió este jueves Isabel Díaz Ayuso en el Pleno regional. La presidenta de la Comunidad de Madrid se comprometía así a dar cumplimiento a una de las exigencias de su otro socio de Gobierno –Vox– que reclama una reducción de departamentos y cargos públicos a cambio de apoyar los presupuestos de 2021 después de que los de este ejercicio se hayan quedado en un cajón para siempre. El compromiso público de Ayuso ha provocado un terremoto en las filas de PP y Ciudadanos que pronostican desde hace semanas una crisis de Gobierno en el Ejecutivo regional entre agosto y septiembre.

PP y Ciudadanos comparten el Gobierno de la Comunidad de Madrid regional en un clima de absoluta desconfianza. El acuerdo de 155 medidas que hizo posible –con el apoyo de la extrema derecha– que Ayuso fuera presidenta de la Comunidad de Madrid tras haber cosechado el peor resultado de la historia de su partido en la región, cumple un año y el resultado ha sido el de “dos Gobiernos en uno”, como definió la propia presidenta regional en los primeros meses. La situación desde entonces no ha hecho más que agravarse por la crisis sanitaria de la Covid-19.

El mayor enfrentamiento lo protagonizan hoy los consejeros de Sanidad (PP) y Políticas Sociales (Ciudadanos) por la gestión de las residencias, que ya tiene su vertiente en los tribunales y que será investigada en una comisión en la Asamblea de Madrid. Precisamente son los nombres de Alberto Reyero y Enrique Ruiz Escudero los primeros que suenan para esa remodelación de Gobierno. La relación entre ambos es irreconducible después de que Reyero hubiera dudado de la legalidad de los protocolos remitidos desde la consejería de Escudero a los geriátricos para no derivar ancianos a los hospitales y de que este haya sentido como una traición la publicación en la prensa de unos correos en los que el dirigente de Ciudadanos urgía a medicalizar las residencias.

Varios diputados de la Asamblea de Madrid consultados por eldiario.es apuntan a que Ayuso quiere zanjar la grave crisis interna cortando la cabeza de ambos. “Lo que no soporta Ayuso es la actitud que ha tenido Reyero, pero es consciente de que no puede acabar con él si no hace ella otro gesto”, dice un diputado de Ciudadanos. “Todo apunta a que será a finales de julio o principios de agosto para evitarse el control de la oposición ya que no habrá periodo de sesiones”, añade otra parlamentaria.

La salida de Enrique Ruiz Escudero daría a Ayuso la oportunidad de poner al frente de la Consejería de Sanidad a Antonio Zapatero, el que fuera director del hospital de Ifema que la dirigente del PP ha tratado de situar como emblema de su controvertida gestión frente al coronavirus. Zapatero ya se ha hecho con un hueco en el Gobierno regional con una Viceconsejería a la que Ayuso ha otorgado todos los poderes del combate contra la Covid, y su ascenso a consejero sería un paso más para culminar su relato propagandístico en torno a lo que ella misma llama “hospital milagro”. Una instalación levantada por la Unidad Militar de Emergencias, atendida con personal de los centros cerrados de la atención primaria de Madrid y a donde se trasladaron los pacientes leves contagiados por el virus. 

Pero esta crisis de gobierno sin embargo no sería suficiente para Vox que, pese a estar fuera del Ejecutivo, se ha convertido en socio prioritario de Ayuso y pide gestos más ambiciosos en la contención del gasto público. De ahí que la promesa de Ayuso de estudiar una reducción de las mismas siga retumbando en la Asamblea y en algunos despachos del Gobierno madrileño. Para esta crisis de gobierno, hay otros nombres encima de la mesa.

Uno de ellos es el de Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura. El exlíder de Ciudadanos Albert Rivera se la impuso a Aguado cuando tuvo que formar el Gobierno regional, pero la relación entre la consejera y el vicepresidente autonómico no es precisamente de mucha confianza. La titular de Cultura se ha acercado estos últimos meses a Ayuso, apuntan varias fuentes, hasta el punto de que hay diputados de la formación de Arrimadas que la señalan como un “topo” dentro del equipo de Aguado y le acusan de estar filtrando información interna de Ciudadanos a la presidenta. 

Otras fuentes consideran sin embargo que la dirección nacional de Ciudadanos no permitirá que Aguado dé ese paso. Rivera de la Cruz forma parte de la nueva ejecutiva formada por Inés Arrimadas. También pesa a su favor el hecho de que la consejera no tenga acta de diputada y la salida del Gobierno implicase dejarla en la calle en un momento en que Ciudadanos no tiene demasiados cargos donde colocar a sus dirigentes. 

La de Marta Rivera de la Cruz no sería la única cartera en peligro. En el seno del Gobierno hay quinielas también sobre a supresión Pde residencia, dirigida por la popular María Eugenia Carballedo. Las consejerías de Universidades (Ciudadanos) y Vivienda y Administración Pública (PP) también serían candidatas, en caso de llevarse a cabo la remodelación del gabinete. Todas quedarían absorbidas por otras consejerías.

Fuentes de Ciudadanos admiten que Aguado desconfía también del responsable de Universidades, Eduardo Silicia, y que no sería raro que fuera uno de los que cayera si Ayuso lleva a cabo la promesa que hizo a Vox. Por su parte, el consejero de Vivienda, David Pérez, el que fuera número dos de Ayuso en las listas a las elecciones autonómicas y al último al que la presidenta designó en el Gobierno, estaría peleando por mantener su cartera. 

Los cambios que baraja Ayuso no serían posibles sin el visto bueno de Aguado, quien ya avisó cuando el enfrentamiento entre las dos alas del Gobierno llegó al extremo, de que según el pacto de gobierno la dirigente popular no puede destituir a un consejero de Ciudadanos. Desde el entorno del vicepresidente regional niegan que estos cambios estén sobre la mesa. Ni siquiera el cese de Reyero del que aseguran “cuenta con todo el apoyo” del vicepresidente regional. El consejero de Políticas Sociales, no obstante, sabe que está en la cuerda floja desde que dijera en comisión que los protocolos que excluyeron a ancianos y personas dependientes de ser trasladados de las residencias a los hospitales “no eran morales” y posiblemente “tampoco legales”. 

La presidenta intentó zanjar los rumores de una crisis de gobierno este viernes tras su promesa en la tribuna parlamentaria y aseguró que esta solo llegará si Vox apoya primero las cuentas. “Una vez que tengamos los presupuestos aprobados, que yo lo vea, pues es cierto de que en las decisiones importantes Vox no ha apoyado al Gobierno en estos meses. En el momento que tengamos estabilidad y conociendo en 2021 la situación del virus y la economía, una vez haya estabilidad y queda claro que hay consejerías, viceconsejerías, direcciones generales o nuevos entes, evidentemente estoy comprometida”, dijo Ayuso.

Pese a las acusaciones cruzadas tanto en público como en privado, populares y Ciudadanos aún tratan de transmitir una imagen de unidad. Lo volverán a intentar el próximo miércoles con una rueda de prensa conjunta entre Ayuso y Aguado para hacer balance de este año de matrimonio. “Es la calma que precede a la tormenta”, sentencia un diputado de Ciudadanos.

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