Una campaña basada en las “esencias” y no en “un programa eterno que no se leen ni los candidatos”. Pablo Casado ha esbozado este domingo, en uno de los actos más esperados de las últimas semanas, sus planes para “enamorar a la gente” y ganar las elecciones en Madrid con “las ideas que han funcionado siempre, las de Smith, las de Friedman”. Mirar al pasado como una receta infalible, ha dicho, para “el peor momento” para el PP “con un espacio fragmentado en tres partidos”.
El líder del PP ha presentado su ticket electoral, Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad y José Luis Martínez Almeida para el Ayuntamiento, en un Teatro Goya desbordado de público como “los mejores continuadores” de la gestión “ejemplar” de los que antes ocuparon los cargos en el Ayuntamiento y la Comunidad y ha elevado su legado de “liberalización” y “libertad de elección” como las claves de su campaña contra el “comunismo”.
La “renovación” que prometía con los dos elegidos “de pata negra”, de su máxima confianza y con los que comparte amistad, estará supeditada, ha dejado claro Casado, a la vieja escuela del partido en Madrid. “A la escuela del pico pala, de reivindicar las ideas” de Esperanza Aguirre. “Madrid es el banco de pruebas de las mejores políticas que luego nos acaban copiando: el bilingüismo, la FP dual, la externalización de servicios no sanitarios. Liberalizar y flexibilizar es tener menos gobierno y más sociedad”, ha resumido.
En Madrid, ha dicho, “lo que hay que hacer es seguir bajando impuestos, libertad educativa y excelencia, intentar que en los peores momentos cuadre el círculo [...] Seguimos siendo los de siempre, no nos van a hacer cambiar lo que ya ha funcionado. Pagas impuestos para decidir sobre los que tienen que estar a tus ordenes y disposición”.
Mecido por un mar de aplausos en un auditorio abarrotado que ha dejado a gente fuera, Casado ha reivindicado la capital como “el mascarón de proa frente a las malas políticas de la izquierda”. “Gobernareis en uno de los peores momentos para España”, ha dicho a los candidatos, que desde la primera fila tenían la sonrisa congelada. Ninguno de los dos, rostros desconocidos, imaginaban que este domingo estarían sentados donde están.
El primero en subir al escenario ha sido el candidato al Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez Almeida. El actual portavoz del PP municipal ha prometido sin ambages “desregulación y simplificación normativa sin precedentes” para ponerle las “cosas fáciles a los emprendedores y los empresarios en una ciudad abierta”. En uno de los momentos más altos del discurso, Almeida ha sacado una foto de Manuela Carmena con Puigdemont y Junqueras y ha acusado a la alcaldesa de “humillar” a la capital “recibiendo a tres golpistas”. “Manuela se acabó, se te ha acabado el tiempo”.
El nombre de Cristina Cifuentes se ha pronunciado en varias ocasiones como un legado digno de ser recordado. También el de Esperanza Aguirre, que aplaudía entusiasmada desde uno de los asientos, Alberto Ruiz-Galardón, José Manuel, Ana Botella o Álvarez del Manzano. La primera y el último se ha sentado juntos y son los únicos excargos institucionales, de todos los mencionados, que han acudido a arropar in situ a los candidatos. De la ecuación de menciones, sin embargo, se han borrado el expresidente Ignacio González, considerado uno de los presuntos cabecillas de la trama Púnica, y todas las investigaciones abiertas sobre la corrupción en la Comunidad de Madrid.
En el acto, Casado ha empuñado la “libertad” por bandera. Probablemente la palabra más repetida este domingo, también por los candidatos, que se han conjurado contra el “comunismo rancio” que quiere “adormecer a la sociedad con pagas y deudas”. “La libertad y la persona nunca pasan de moda. Todo el proyecto es modernidad y eso es el PP. En estas butacas tienes a un montón de chicos y chicas que dieron un paso al frente contigo. Contamos contigo, Pablo, y tú con nosotros”, ha dicho la candidata regional, Isabel Díaz Ayuso, extasiada por los focos y los aplausos.
Díaz Ayuso ha cargado contra una izquierda que, a su juicio, “colectiviza” a las mujeres y las quiere “débiles y pobrecitas” y ha acusado a los gobiernos de esa izquierda de “instalar el odio en las instituciones”. La candidata también ha loado la “herencia” y el trabajo de Ángel Garrido y le ha mostrado su “disposición” para “trabajar juntos” en los próximos meses, en los que el PP deberá enfrentarse a una bicefalia extraña: mantener al frente del Gobierno a una figura que no se presentará a las elecciones.
Ovación cerrada a Garrido y una promesa a Terol
La cabeza de lista regional no ha sido la única que ha hecho una mención expresa de agradecimiento al presidente de la Comunidad de Madrid. También Pablo Casado y José Luis Martínez-Almeida tan tenido palabras para el derrotado de la ecuación, que ha hecho este domingo su primera aparición pública después de ser descartado por Casado para liderar la lista a la Comunidad de Madrid. “En el peor momento decidió decir sí al partido nacional, sin necesidad de presentarse”, ha dicho el líder del PP dirigiéndose a Garrido como compañero de comilonas de “entresijos y gallinejas”.
En su discurso, Casado ha ido mencionado uno a uno a varios dirigentes a los que ha agradecido personalmente su labor en el partido. A los que están en la “sombra” y “nunca pidieron nada”, como el presidente del PP de Madrid, Pío García Escudero; o el número tres en la regional, Alfonso Serrano.
A nadie le ha prometido nada, excepto a uno. Casado ha garantizado públicamente el salto a “la política nacional” al alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González Terol, uno de los nombres que más sonaba como candidato a la Comunidad de Madrid y que finalmente se ha quedado fuera. “Tu me pediste entrar en política municipal, nos hemos forjado juntos y yo te pido que te vengas a la política nacional. Te queremos agradecer lo que trabajas y trabajarás en la dirección nacional”.