Cada cierto tiempo aparecen en los barrios más humildes de Madrid -en Carabanchel, Usera, Vallecas o Tetuán- decenas de octavillas de inversores chinos que buscan piso.
El impreso lleva varios mensajes: el comprador paga al contado, la empresa está en expansión, la gestión es rápida y no importa el estado de la vivienda, aunque se valora que tenga terraza y ascensor. El vendedor pone el precio y puede llamar directamente al comercial. Para mayor credibilidad, su cara y teléfono aparecen en color sobre el papel.
“Tenemos seis oficinas en Madrid y una en Pekín. Uno de nuestros puntos fuertes de venta es el inversor chino, que busca viviendas para obtener la tarjeta de residencia española. Necesitan invertir mínimo medio millón de euros”, responde Chen, uno de los comerciales que sale en ellas, a quien contacta para interesarse. “La gestión es muy rápida y no les hace falta hipoteca. Vienen de viaje a ver el piso y si les gusta, lo compran. Algunos lo quieren para sus hijos; otros, solo para invertir”.
La empresa que copa este mercado en Madrid se llama Bafre y lleva desde 2007 en el sector. Y la ley que permite obtener la residencia a inversores data de 2013: es la de apoyo a emprendedores y su internacionalización puesta en marcha bajo el mandato de Mariano Rajoy, que además de conceder visados a profesionales “altamente cualificados” e investigadores se los da a quienes gasten más de medio millón de euros en viviendas. Lo que no especifica la ley es en cuántas, así que puede ser una de lujo (en Baleares un chino llegó a pagar 48 millones de euros por una mansión) o varias de menos lujo, como es el caso de las que hay en la periferia de la ciudad.
Los permisos que se consiguen son los llamados “visados de oro”. La Comisión Europea ha alertado sobre sus riesgos y llamado la atención sobre su “falta de transparencia”. Siguen en vigor.
Habitualmente, afirman en Bafre, los inversores chinos buscan dos o tres pisos que sumen ese medio millón: uno para sus hijos, cerca de la universidad, otro para alquilar y, si hace falta, un tercero para completar el cupo. “Si no llegan, les metemos un garaje de 20.000 euros”, dice uno de los vendedores. Aun así, hay inversores que quieren más rentabilidad y compran más pisos, pero más baratos, a los que les pueden sacar hasta el 8% o el 9% anual en alquileres.
“La semana pasada firmamos una venta de nueve viviendas en Parla, Getafe y Fuenlabrada”, explican desde CR Homes, una inmobiliaria especializada en el mercado chino. “El comprador vive en China, pero tiene aquí apoderados. A él le sirve para obtener la tarjeta de residencia y un buen nivel de ganancias: en Parla compras por 60.000 euros y alquilas por 800 euros”.
La estrategia es la misma que siguen muchas socimis, patrias o extranjeras, y una de las causas de que los pisos más pequeños, baratos y en barrios más pobres sean los que más hayan subido de precio en Madrid.
Los chinos compran casas, pero no tantas
La ley de 2013 empezó con mal pie porque era demasiado rígida, pero en 2015 el Gobierno de Rajoy la flexibilizó y comenzó a despegar. Desde entonces, se han concedido un total de 43.863 visados (con datos a febrero de 2018, los últimos facilitados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo). Algo más de la mitad son para familiares; la otra mitad, para beneficiarios directos (20.576). De estos, 3.417 han sido para inversores inmobiliarios.
La mayoría de las autorizaciones, eso sí, han sido para profesionales altamente cualificados. En este artículo están los datos desglosados.
Por cantidad, la inmobiliaria es la categoría por la que más dinero ha entrado: más de 2.550 millones de euros. Por nacionalidades, la china ya está en primera posición: 1.172 visados y más de 760 millones de euros.
“En 2016, los rusos fueron los que más visados consiguieron. Imaginábamos que este año serían los chinos. Van a lo grande y España se ha puesto de moda allí”, indican desde Bafre a este diario. “Cuando hablamos de golden visa o visado de oro pensamos en multimillonarios. Pero en China hay 170 millones de personas de clase media. No son multimillonarios. Hay gente que tiene medio millón de euros, que no es mucho, y ve una ocasión para invertir”.
La propuesta de Bafre, que empezó hace dos años a ofrecer el paquete de inversión y trámite de residencia, es montar viajes de una semana para que los interesados vean pisos en venta en Vallecas, Carabanchel, Usera y Tetuán, sus zonas de acción. “Les recoge un chófer y van junto a comerciales bilingües visitando la ciudad”, continúan. “También enseñamos las partes más turísticas”.
Entre sus clientes también hay españoles, extranjeros de otras nacionalidades y chinos que viven en España, que han hecho dinero y quieren invertir. Incluso chinos que no quieren la residencia, pero que ya que pueden, la solicitan.
“El visado de oro por inversión en España no es el más barato: en Grecia son 250.000 euros. Pero Madrid es conocida y una de las capitales más baratas de Europa. A veces no invierten tanto por la residencia como para diversificar”, añaden. “Además, el permiso no solo se da al comprador sino a su pareja e hijos menores de 18”.
Desde el ministerio de Industria y Comercio especifican que “no es lo común dar visados cuando hay más de dos propiedades envueltas. Todo depende de la operación. Cuando ha habido más de un inmueble, se analiza de manera muy exhaustiva”. Gestionarlo todo bien para que el permiso de residencia salga adelante con varias propiedades es, precisamente, uno de los argumentos de venta de las inmobiliarias que lo ofrecen.
Si tomamos datos del total de compradores extranjeros sin ceñirnos a los que vienen a por el visado de oro, vemos que las operaciones han aumentado - los extranjeros compran más vivienda que nunca en España: en el primer semestre de 2018 se registraron 53.359 operaciones, un 5,6% más que el año anterior - pero que aunque las de chinos crezcan no se acercan a las de otras nacionalidades, como británicos, alemanes o franceses, clásicos compradores de casas en la costa.
Los chinos, eso sí, son la nacionalidad que más compra en la Comunidad de Madrid: el 18% de las operaciones extranjeras en ese mismo período fueron suyas.
Por contextualizar: solo el 0,5% de las operaciones de compraventa inmobiliaria que se producen en España son de compradores chinos. Compran, pero aún no tanto.
El gancho
Llenar un barrio de octavillas que dicen “inversor chino busca piso” es comercialmente llamativo. Contarle a todo el que llama que hay chinos buscando piso que pagan al contado, también. Aunque estos no sean los únicos clientes de Bafre, la estrategia les funciona para captar vendedores. Tanto, que comerciales de otras inmobiliarias consultadas reconocen haber usado al “inversor chino” como reclamo en su publicidad.
Pedro (nombre ficticio) dirige una inmobiliaria en Tetuán que también pone carteles de 'Buscamos pisos en esta zona: tenemos compradores particulares e inversores'.
“No hay pisos suficientes para todos los clientes que hay. Tengo cinco o seis inversores que demandan esta zona por estar cerca de Plaza de Castilla, por eso los puse”, cuenta. “Lo del chino es un gancho puro y duro, porque ahora está de moda. Yo también los puse hace un tiempo en Arganzuela y funciona”.
“Si quieres vender tu casa y te dicen que hay un chino con un maletín de dinero, te enganchan”, añaden en CR Homes, donde afirman haber tramitado operaciones con siete inversores chinos pero aseguran que la demanda no es tan masiva como otros pintan. “Una vez lo han hecho y tienen exclusividad para vender tu casa, se lo toman tranquilamente”.
“Si no tuviéramos inversores chinos buscando pisos no lo pondríamos. Sería publicidad engañosa”, se defienden desde Bafre. “Y cuando decimos que pagan al contado no decimos que vengan aquí con el dinero, sino que tienen solvencia económica. La mayoría de operaciones que tenemos en Madrid con españoles necesitan financiación. Hay parejas que se meten en Usera por 180.000 euros y sus ahorros solo dan para la entrada. Algunos chinos que viven aquí también... pero nuestro perfil de inversor, no”.