BêO Antarez se ausenta unos minutos para responder una llamada de teléfono. Era la actriz Rossy de Palma. “Estamos recibiendo mucho apoyo, creo que no hay nada como esto en España”, explica semanas después, ya entrado el verano, en Vallecas.
Rapero, cineasta y productor, Antarez es el director de la escuela de cine Kourtrajmé, que tras cuatro meses de formación finaliza su primer curso en Madrid. Fundada en 2018 por el francés Ladj Ly, célebre director de ‘Los Miserables’, después de las de París y Marsella en Francia y Dakar en Senegal, la de Vallecas es la última sede de un proyecto que aboga por llevar la formación en cine de forma gratuita a los alumnos con menos recursos. Se trata de sumar las voces de los menos privilegiados a un arte y una industria con unos precios de entrada prohibitivos.
“Creo que España necesita más películas y series para entender qué sucede, por ejemplo, con la migración, que cuenten cómo es la vida en los barrios de la periferia, que se pierda el miedo a mostrar la diversidad”, explica Antarez. Viste unos pantalones cortos de chándal grises y una camiseta del Barça, no se quita los cascos y es la primera entrevista, cuenta, en la que quiere mostrarse como un chico de barrio que ama el fútbol, tal y como es él en su día a día.
Mezclando palabras en inglés, francés y español, la historia de la escuela no se entiende sin la de este parisino nacido en el Congo, criado en la periferia multicultural, pero olvidada, de la capital francesa. “Parece que no existimos, que no somos parte de las ciudades. Pero nosotros, los chavales de barrio, también tenemos la necesidad de expresarnos”, continúa.
Así, llegó a España hace tres años con la única referencia del cine de Buñuel y el amor por el rap andaluz. Después de muchos correos electrónicos recibió una respuesta de El sitio de mi recreo, un centro juvenil en la villa de Vallecas. “Nada es casualidad” para Antarez, que no conocía la historia de lucha y resiliencia del barrio antes de llegar a lo que ahora ya considera su hogar.
Cuando Ladj Ly visitó por primera vez las instalaciones de la nueva escuela, contó que las puertas y las estructuras que rodean el centro de color marrón imitando el óxido le recordaron a las comisarías de Policía de los guetos del extrarradio parisino, construidas a prueba de incendios. Salvando las distancias entre ambas periferias, la primera vez que Antarez pisó Vallecas, al poco tiempo de su aterrizaje en España, coincidió con la famosa Batalla Naval. Con el recuerdo de aquella guerra de agua comenzó a dar forma al proyecto.
La escuela Kourtrajmé de Madrid se ha especializado en las series de televisión. Los profesores, voluntarios, forman parte de la industria audiovisual y el proyecto cuenta con el apoyo de figuras de la interpretación como la actriz española de ascendencia marroquí Mina El Hammani, madrina en esta primera promoción y conocida, entre otras producciones, por su papel en la serie ‘Élite’.
En cuanto a los alumnos, han sido seleccionados por su “perfil atípico y ADN de barrio, además de que no debían contar con una formación académica previa”, puntualiza el director. En total son 22 estudiantes divididos en dos cursos, uno de guion y otro de dirección.
Uno de los requisitos que se pedían a los futuros guionistas era la elaboración de una historia que sirviera como esbozo para una serie. Tras la inauguración en febrero de la escuela un jurado eligió dos, y todos los alumnos se pusieron a trabajar en el desarrollo de esas ideas. El objetivo es presentar este verano un capítulo piloto para mostrar a productoras como Netflix, que ya se ha interesado por el trabajo que se está llevando a cabo.
El reloj corre en contra y hay mucho que hacer. En un aula y sin levantar la vista del ordenador Steve, Marina y Diego apuran los detalles del casting de actores que ya está en marcha. A Steve le contactó Antarez para que se postulase a entrar a la escuela. A sus 25 años, después de haber empezado a estudiar Derecho e idiomas, dejó su vida en París y con el dinero de su último sueldo vino a Madrid.
“Había vivido ya aquí en Madrid por una beca, y no había aplicado para Francia porque hay tanta demanda que pensé que nunca podría entrar en Kourtrajmé”, confiesa Steve. El nombre de la escuela, por cierto, es otro guiño a la esencia de barrio: significa “corto metraje” en francés, pero invirtiendo el orden de las sílabas de la última palabra, algo habitual en el argot propio de las afueras de París.
Marina tiene 18 años, viene de Murcia y para ella esta experiencia está siendo “un milagro” porque no podría estudiar su vocación si no fuera por esta formación gratuita. “Me gustaría ver una serie sobre cómo se vive en Murcia y Andalucía, creo que casi todo lo que se muestra del sur es en formato comedia y con muchos estereotipos”, comenta.
A su lado, Diego, de 19 años, de origen salvadoreño y mexicano, pero criado el sur de París, se expresa con palabras parecidas. “Hay una diferencia clara en la diversidad que se muestra en los proyectos audiovisuales en Francia y la que se enseña en España. Creo que hay mucho trabajo que hacer todavía por aquí en cuanto a representación”, señala.
Diversidad es la palabra que más se escucha en esta escuela de Vallecas. Antarez, que nació en el país que inventó el cine, reconoce la importancia de los referentes. Él y su entorno, llegado a Francia en los ochenta, en una época en la que predominaba la blanquitud y la familia tradicional en la televisión, encontraron los primeros símbolos y personajes con los que identificarse en el hip hop traído de Estados Unidos.
Los raperos norteamericanos dignificaban un estilo de vida real e invisibilizado que empezó a ser reproducido por los acentos de la migración africana en Francia. En 1995 fue ‘La Haine’ (‘El Odio’), filme emblemático que mostraba la realidad del gueto sin maquillaje. En 1998, la victoria de Francia de la Copa Mundial de fútbol con un equipo totalmente mestizo, africano y mulato. Veinte años después, Francia ya estaba preparada para una película como ‘Los Miserables’.
Todo este camino aún está por recorrer en España, considera Antarez. La escuela Kourtrajmé de Vallecas viene a participar en este proceso, a incluir miradas y acentos, a ampliar los referentes y visibilizar a los olvidados en la gigante industria audiovisual.