La corrupción acompañó a Aguirre desde el mismo momento de su llegada al poder

  • La operación Púnica, la trama Gürtel y los escándalos de Caja Madrid evidenciados por los correos de Blesa han tocado a personas de confianza del Gobierno regional

El 17 de septiembre de 2012 dijo que se iba. Pero se fue a medias: se quedó como presidenta del PP de Madrid. El 14 de febrero de 2016 vuelve a decir que se va. Pero vuelve a irse a medias: se queda como portavoz municipal del PP en el Ayuntamiento de Madrid.

Esperanza Aguirre encarna el PP madrileño de la última década, y un poco más. Básicamente desde que dio un golpe de mano para quedarse con la presidencia del partido en Madrid, que Alberto Ruiz Gallardón dejaba en manos de Pío García Escudero. Pero ella dijo que los presidentes autonómicos tenían que serlo también del partido. Y, en 2004, ya era presidenta autonómica, tamayazo mediante.

Aguirre llegó a la Puerta del Sol después de uno de los episodios más turbios en la política española, cuando dos diputados autonómicos del PSOE se negaron a votar a su candidato y provocaron una repetición electoral que encumbró a Esperanza Aguirre. Esa campaña electoral, como llegó a reconocer el propio Francisco Correa, “la pagó en parte Fundescam y no el PP de Madrid”.

Así entró Aguirre en la Puerta del Sol y en la política regional: tras el tamayazo y con una campaña electoral “pagada por Fundescam”.

¿Y qué es eso de Fundescam? Tal y como publicaron  Ignacio Escolar y Alicia Gutiérrez en 2009 en Público, “la misteriosa fundación del PP de Madrid contra la que Francisco Correa facturó gastos electorales de la campaña de Esperanza Aguirre en 2003, también recaudó fondos de importantes empresas y empresarios en las vísperas de las elecciones generales del 14M, las primeras que perdió Rajoy ante Zapatero. Según demuestran nuevos documentos de su contabilidad interna a los que ha tenido acceso Público, el total recaudado por Fundescam en marzo de 2004 fue de al menos 154.250 euros”.

Además, de acuerdo con lo que Escolar y Gutiérrez publicaron: “Entre los proveedores que facturaron actos de la campaña electoral a Fundescam está Special Events, una de las empresas de Francisco Correa que está siendo investigada dentro del caso Gürtel. A finales de 2005, Special Events demandó al PP de Madrid porque parte de las facturas aún no habían sido abonadas. Antes de la primera audiencia del juicio, el exsecretario de Organización del PP de Galicia y administrador único de Special Events, Pablo Crespo, entregó a dirigentes del PP de Madrid un comprometedor documento que demuestra la existencia de ese canal paralelo de financiación”.

El gerente de confianza de Aguirre

¿Quién era entonces el gerente del PP de Madrid? Beltrán Gutiérrez, cuyo ordenador se llevó este viernes la Guardia Civil de la sede del PP en la investigación de la trama Púnica de financiación ilegal del PP madrileño. Beltrán Gutiérrez no es una persona cualquiera en el Partido Popular. Como gerente del PP madrileño, “era la persona a la que se le pedía el dinero en las campañas electorales”, recuerdan las fuentes. Y también el que aparece relacionado con la Gürtel por trabajos hechos por Special Events para actos del PP madrileño entre 2002 y 2004, y pagados por la Fundación para el Desarrollo Económico y Social de la Comunidad de Madrid (Fundescam). Incluida la campaña electoral de 2003.

Aguirre entró a la Puerta del Sol de la mano del Tamayazo y Beltrán Gutiérrez y, 13 años después, adelanta su jubilación como presidenta del PP regional 72 horas después de que el propio Gutiérrez viera cómo la Guardia Civil se llevaba su ordenador de la sede del PP presidido por Aguirre.

Este viernes, Aguirre terminó de decidir que dejaba la presidencia del PP regional. Casi no había dormido por la noche. El jueves se había producido el registro de su sede y el viernes a primera hora llegaba a la Asamblea de Madrid para testificar ante la comisión de investigación de la corrupción en el Parlamento regional. Su mirada, el tono de su voz, sus ojos... Aguirre estaba pasándolo mal, y llegó a la conclusión de que no podía más: “La corrupción nos está matando”, ha sentenciado este domingo.

No en vano en esta más de una década que lleva al frente del PP madrileño, la corrupción, si no matando, no ha dejado de rodearle.

La gestapillo

Octubre de 2009. Manuel Cobo, entonces vicealcalde de Madrid, dijo en El País, en relación a Esperanza Aguirre y su equipo: “Vinieron a por Pío [García Escudero, expresidente del PP de Madrid], y yo no hablé porque no era de Pío; vinieron a por la tele y yo no hablé porque no era de la tele; vinieron a por la Cámara y yo no hablé porque no era de la Cámara; vinieron a por Ifema y yo no hablé porque no era de Ifema; vinieron a por la Caja y yo no hablé porque no era de la Caja; vinieron a por Rajoy y yo no hablé porque no era de Rajoy; vinieron a por el PP y yo no hablé porque no era del PP... Vinieron a por España”.

Cobo, actual responsable de Política Local del PP, retrataba así cómo Aguirre se había ido haciendo con las instituciones públicas y semipúblicas vinculadas tanto al PP como al Gobierno regional desde que desembarcó en la Puerta del Sol en 2003. Madrid, todo lo que pasa en Madrid, tiene mucho que ver con el PP madrileño, en el poder en la capital desde 1991 y en la Comunidad desde 1995; un PP presidido por  Aguirre y cuyo secretario general es Ignacio González, quien sustituyó a Granados tras caer éste en desgracia en 2011.

El epicentro son Aguirre y su equipo, y la incógnita sin despejar diez años después es la que, de rebote, la hizo presidenta de la Comunidad, el tamayazo, cuya comisión de investigación parlamentaria fue presidida por el propio Granados. Igual que aún queda por saber cómo se montó aquella trama de espionaje. Así lo definía Cobo en aquella entrevista en El País: “Aunque intentaron encontrarme algo que me hiciera dependiente de ellos, a través de esa Gestapillo que montaron y espiándome como espiaban a Alfredo Prada. Pero estaban equivocados, porque aunque hubieran encontrado algo con que chantajearme, me hubiera dado igual, porque siempre diría lo mismo, a mí no me han gamoneado ni me van a gamonear nunca [en referencia a Sergio Gamón, alto cargo del Gobierno de Aguirre que montó el supuesto aparato de espionaje político]”.

La historia política de Aguirre como presidenta regional no se entiende sin quien le ha acompañado, mano a mano, en esta última década: Ignacio González. Mano derecha desde 2003 en el Gobierno, en el partido desde 2011, y presidente regional desde 2012. Y también salpicado por el ático de Estepona, por cuya compra, investigada por la justicia, estuvo imputada su esposa, Lourdes Cavero.

Canal de Isabel II

Ignacio González, en los nueve años que fue vicepresidente regional (2003-2012), presidió el Canal de Isabel II, el Consejo de Asuntos Taurinos; fue vicepresidente del Comité Ejecutivo de Ifema y tuvo a su cargo las competencias en materia audiovisual de la Comunidad de Madrid, entre otras, la radio y la televisión públicas de Madrid, así como las concesiones de licencias de TDT.

Uno de sus colaboradores estrechos en el Canal, Ildefonso de Miguel, volvió a aparecer públicamente en 2013 cuando resultó adjudicatario del control aéreo del nonato aeropuerto de Castellón, dependiente de Carlos Fabra, suegro de Juan José Güemes, exconsejero de Aguirre. Ildefonso de Miguel, que fue espiado en Colombia en un viaje con González, dimitió como gerente del Canal en 2009 después de que el Consejo de Administración anulara una adjudicación de 26 millones en cuatro años a una filial de Telefónica –Atento– para la gestión del centro de llamadas de la empresa de aguas por ser mucho más cara que el resto.

Y no era la primera sospecha sobre la gestión de De Miguel, con González como presidente: el Canal había adjudicado la  explotación del polideportivo con golf incluido a una empresa vinculada a un empresario, José Antonio Clemente, socio del hermano y del cuñado de González. También un familiar de De Miguel, su cuñado Fernando Ruano, recibió el encargo de gestionar la difusión de las señales de TDT en Madrid a través de la empresa Teledifusión Madrid. Un cuñado que ya fue beneficiado por De Miguel cuando el Canal hizo un encargo de vinos a las bodegas Miguel y Ruano.

Esta misma bodega, según publicó elconfidencial.com, también recibió encargos de Caja Madrid, en tiempos en los que Pablo Abejas era consejero de la entidad financiera, además de directivo del Canal. Abejas fue  destituido hace tres semanas como director general de Economía de la Comunidad de Madrid tras conocerse que había gastado 246.315 euros con su tarjeta 'black' de Caja Madrid.

No es la única relación personal trasladada a lo profesional de De Miguel. En su época como gerente del Canal presidido por Ignacio González, como publicó elconfidencial.com, se contrató a Pilar Martín, esposa del actual consejero de Medio Ambiente de la Comunidad, exjefe de Gabinete de González. Martín es hija de Pedro Antonio Martín Marín, persona próxima a González, como ha escrito Ignacio Escolar, y con la que ha coincidido en el Centro de Asuntos Taurinos, de la que Martín Marín es vicepresidente. Martín Marín, además, es consejero de la COPE, de 13tv y de Madrid Deportes y Espectáculos, empresa que gestiona, entre otros, el Palacio de los Deportes de Madrid.

Tanto el Canal de Isabel II –ahora conocido como Canal Gestiona– como el Centro de Asuntos Taurinos están presididos por Salvador Victoria desde que González pasó a ser el presidente regional.

Granados y su tapado

Si en el Gobierno, González era la mano derecha de Aguirre, ese papel lo desempeñó Granados en el PP regional entre 2004 y 2011, justo después de Ricardo Romero de Tejada, a quien se apuntó como conocedor del tamayazo. Consejero regional entre 2003 y 2011 –de Transportes, Presidencia, Justicia e Interior, sucesivamente–, fue alcalde de Valdemoro entre 1999 y 2003, su ciudad natal.

Allí, en su infancia, conoció a David Marjaliza, constructor que aparece tanto en los papeles de la agencia Método 3 –como supuesto pagador de facturas para espiar a Ignacio González– como en los de la Gürtel, en una conversación entre el exedil de Majadahonda Juan José Moreno y el constructor Raúl Calvo (exdirectivo de Dico). De acuerdo con esta conversación de 2005 publicada por El País, Marjaliza era “el tapado de Granados”, según Calvo: “Él [Granados] no tiene nada en Valdemoro, tira de David [Marjaliza]”.

Granados compró, en 2002, un chalé en Marbella a un constructor de Valdemoro que más tarde se lo recompró. En 2006, el coche de su esposa fue incendiado en su garaje cuando aún estaba a nombre de otra constructora, Grandes Locales de Negocios, S. L., matriz de la constructora que edificó el chalé de 1.000 metros cuadrados que Granados se hizo en Valdemoro.

Cuentas en Suiza

El 19 de febrero de este año El Mundo publicó que Granados tenía 1,5 millones de euros en Suiza, lo que motivó su renuncia de todos los cargos. Pero no es el primer dirigente del PP madrileño con dinero en Suiza.

El exconsejero de Deportes de la Comunidad de Madrid Alberto López Viejo y su esposa, Teresa Gabarra, llegaron a ingresar 450.731,01 euros en el banco suizo Mirabaud en el año 2002, según un nuevo informe de la Brigada de Blanqueo de Capitales del Cuerpo Nacional de Policía remitido al juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz. A López Viejo se le atribuye haber recibido “cuantiosos pagos” efectuados desde el entorno del cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, como consecuencia de “la adjudicación irregular de actos y contratos públicos por distintas entidades y consejerías de la Comunidad de Madrid”, y el juez Ruz ha estado buscando 1,6 millones de euros suyos en Bankinter y Banco Sabadell.

López Viejo dimitió en 2009 cuando comenzó a salpicarle el caso Gürtel como imputado. Con él, abandonaron el Grupo Popular en la Asamblea de Madrid Alfonso Bosch Tejedor y Benjamín Martín Vasco, que también fueron imputados por cohecho y tráfico de influencias. Con ellos también cayeron los alcaldes de Boadilla del Monte, Arturo González Panero; Pozuelo de Alarcón, Jesús Sepúlveda (exmarido de la ministra Ana Mato); y de Majadahonda, Guillermo Ortega.

Medios de comunicación

“En su primer debate de investidura [Esperanza Aguirre] dijo que iba a ampliar la pluralidad informativa en Telemadrid tras ocho años de gobierno de Gallardón en la Comunidad. No creo que lo discuta ni que se enfade. Y si se enfada, me da igual. Pero tengo que decir que, según Aguirre, Gallardón no es liberal y ella es la más liberal de los liberales. Y cualquiera que vea Telemadrid hoy y los que la veían antes comparen cuándo había más pluralidad”.

Este párrafo corresponde a otra respuesta de Manuel Cobo a la entrevista de 2009 en El País. Telemadrid, hoy inmersa en una profunda crisis económica y con un ERE de más de 800 personas pendiente de revisión por la justicia, es un ejemplo de cómo se han entendido los medios de comunicación en la Comunidad de Madrid en estos últimos diez años. Los públicos, y también los privados.

El propio Rafael Spottorno, cuando estaba al frente de la Fundación Caja Madrid, denunció “la desvergüenza” de la Fundación Dos de Mayo por “despilfarro”: la Fundación Caja Madrid, a través de la Fundación Dos de Mayo, pagó 1,3 millones de euros a Unidad Editorial (editora de El Mundo) en diferentes proyectos en 2009 y financió un “bonito mural de Vocento” en 2008. En total, el Gobierno regional se gastó ocho millones de euros en promocionar en los medios el Dos de Mayo en plena crisis.

La llave también estaba en los permisos administrativos. El Gobierno regional repartió en 2005 las 30 licencias de televisión local de Madrid a empresarios y medios afines: la Iglesia católica obtuvo cinco (13tv), y cuatro Federico Jiménez Losantos (Libertad Digital), las mismas que Antena 3. Blas Herrero (Kiss FM) recibió dos. El Mundo e Intereconomía, una cada uno. El presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, obtuvo 10, y José Frade, tres, aunque no en Madrid capital, donde ya emitía. Localia, del Grupo Prisa y que operaba desde 2000, no recibió ninguna y cerró más tarde.

El presidente de Intereconomía, Julio Ariza, según la Cadena Ser, organizó la protección de los tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez cuando se produjo el tamayazo, que acabó en 2003 con la posibilidad de un Gobierno presidido por Rafael Simancas (PSOE).

Empresas y empresarios

Pero no sólo en los medios se han trenzado alianzas. También en las empresas y con las organizaciones empresariales. Hasta su imputación por el ático de Marbella, la esposa de Ignacio González, Lourdes Cavero, había sido la mano derecha de Arturo Fernández en la patronal madrileña. Fernández, tras haber sido agraciado durante años con contratos públicos de restauración de toda índole –desde universidades, pasando por RTVE, la Asamblea de Madrid y tanatorios–, ahora está en horas bajas: tiene problemas para pagar nóminas, ha dimitido de la CEOE y está de salida de la CEIM tras haberse descubierto que gastó 30.000 euros con su tarjeta 'black' cuando era consejero de Caja Madrid. Igual que su concuñado Gerardo Díaz Ferrán, en la cárcel, que le precedió en la CEIM y gastó 95.000 euros con la 'black'. Otra dimitida, también amiga de Cavero, es Carmen Cafranga, hasta hace poco presidenta de la Fundación Caja Madrid, por sus gastos con la 'black'.

Esto decía Manuel Cobo en aquella entrevista en  El País: “Los que no han dado a mi partido más que malas noticias y rumores de las peores cosas no pueden poner en este espectáculo de la miseria humana a Rodrigo Rato Figaredo. Es de vómito y más si viene de aquellas personas cercanas, hoy, a Esperanza Aguirre, presidenta de mi partido en Madrid, que deben a Rodrigo todo lo que son. Si tuvieran un gramo de vergüenza, deberían decir todo lo que digo yo y más. Estoy de acuerdo con Javier Arenas en que Rodrigo Rato sería un lujo para la presidencia de Caja Madrid”.

Caja Madrid fue, durante tiempos, un campo de batalla en el que Aguirre jugó fuerte, al igual que Alberto Ruiz-Gallardón y los suyos, como evidencian los correos de Miguel Blesa. La primera, para colocar a González al frente de la caja; los segundos, para situar a Rodrigo Rato. Mariano Rajoy inclinó la balanza hacia Rato.

Eso sí, mientras tanto, la caja sirvió para colocar a los afines, tanto políticos como empresarios, que se beneficiaron de las tarjetas 'black' a efectos fiscales: además de los propios Miguel Blesa y Rodrigo Rato, por el consejo de Caja Madrid pasaron  Arturo Fernández, Gerardo Díaz Ferrán Beltrán Gutiérrez (exgerente del PP madrileño y marido de la exjefa de Gabinete de Aguirre, Isabel Martínez Cubells),  Pablo Abejas (exdirector general de Economía de Madrid), Carmen Cafranga (exdirectora de la Fundación Caja Madrid), Ricardo Romero de Tejada (ex secretario general del PP madrileño), Mercedes Rojo (exasesora del Gabinete de Aguirre),  Juan Iranzo (exconsejero del CES y Red Eléctrica, habitual de Intereconomía y 13tv) y Alberto Recarte (expresidente de Libertad Digital, beneficiada por el reparto de TDT), entre otros.

Pero las relaciones entre empresarios y la Puerta del Sol no acaban ni empiezan en Caja Madrid. Un ejemplo: el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, no volvió a España con el resto de la comitiva olímpica de Madrid 2020 trasladada a Buenos Aires en septiembre de 2013. González voló en el avión privado del presidente de Grupo ACS y del Real Madrid, Florentino Pérez, que también se desplazó a Argentina, y a bordo iba también la consejera de Educación, Juventud y Deportes, Lucía Figar.

La relación de Florentino Pérez con las administraciones madrileñas no termina en la construcción de instalaciones sino que se ha extendido hacia otros servicios que se desarrollan dentro de ellos: el Grupo ACS tiene varias empresas que intentan diversificar el negocio para reducir su dependencia del ladrillo. Esa estrategia incluye hacer negocio con la educación pública. Una de estas filiales, Clece, gestiona decenas de guarderías públicas por la adjudicación de la Comunidad de Madrid, concretamente por parte de la consejería de otra de las pasajeras del jet privado de Pérez en la vuelta de Argentina, Lucía Figar.

Clece tiene contratos adjudicados por parte de administraciones andaluzas, castellanoleonesas o valencianas. Se encarga de la limpieza de  edificios públicos, diseña instalaciones de energía, previene incendios forestales, tiene comedores y máquinas expendedoras y sirve comida en hospitales públicos.

Florentino Pérez ha presidido el palco del Bernabéu, una de las herramientas de relaciones públicas más importantes de España, desde 2000 a 2006 y de 2009 a la actualidad.