Las apuestas del PP para conservar la Comunidad de Madrid y tratar de recuperar el Ayuntamiento son todavía una incógnita. El presidente del partido, Pablo Casado, calla y evita dar pistas. Ya ha retrasado en una ocasión la designación de candidatos por la convocatoria de las elecciones andaluzas y mientras se acerca la fecha límite para poner dos nombres sobre la mesa –la convención de mediados de enero– las caras más visibles en la Comunidad (Ángel Garrido) y el Ayuntamiento (José Luis Martínez-Almeida) se postulan cada vez que les preguntan. Quieren continuar en la primera línea.
El presidente regional, Ángel Garrido, lleva pidiéndolo meses ante la indiferencia de Pablo Casado. La última vez ha sido este martes, en un acto homenaje a los 40 años de la Constitución. “Me gustaría serlo”, ha dicho a los medios justo unos minutos después de que su líder se escabullera en su presencia de la pregunta que todos los periodistas hacían en la Puerta del Sol: “¿Es el señor Garrido su candidato?”. Y eso que el propio Casado había instado con un gesto al presidente de la Comunidad para que apareciera con él frente a las cámaras. Ha sido la primera foto conjunta desde que el nuevo líder se instaló en la séptima planta de Génova.
“Todavía no es el momento de dar el nombre”, ha justificado la portavoz del PP de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso. El partido tampoco da señales sobre la apuesta del partido para disputarle la alcaldía a Manuela Carmena mientras el rostro del grupo municipal, José Luis Martínez-Almeida, se sigue postulando para el puesto. “Sería un honor para mí poder ser candidato por el PP al Ayuntamiento de Madrid”, ha afirmado este mismo martes en una entrevista en la Cadena SER.
Almeida presume de que el PP “marca su propio calendario”, sin importar lo que haga el resto de partidos. “Estamos en los plazos adecuados. Los madrileños nos dan su confianza desde hace 30 años”. Pero en la formación conservadora son conscientes de que otros candidatos ya han empezado a rodar con esa etiqueta mientras ellos mantienen a dos perfiles en primera línea sin ninguna garantía de continuidad.
“Nos hemos quedado sin nadie”, asume un dirigente con muchos años de experiencia en el partido. El candidato con el que el PP de Rajoy pensaba competir en la plaza del Ayuntamiento es ahora el líder máximo del partido. Y la baza segura que le quedaba a los conservadores para mantener la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, está ya al margen de la política y camino del banquillo, procesada por la falsificación del acta con la que intentó acreditar que terminó el máster que se la llevó por delante. Además, las salidas inesperadas de Cospedal y Sáenz de Santamaría han terminado por dejar el partido en blanco.
“Todo puede pasar”
En la primera planta de Génova, sede del PP de Madrid, descartan un tique Garrido-Almeida. Y la balanza se inclina a día de hoy por el primero. Este martes, Pablo Casado ha provocado por primera vez una foto conjunta con el presidente, una instantánea que había evitado desde su llegada a la presidencia del partido. “Todo puede pasar”, anticipa una dirigente del PP.
Si bien Garrido no registró en las encuestas un alto nivel de conocimiento, fuentes de su entorno próximo destacan su posición de presidente autonómico como una garantía de visibilidad que otros no tienen. El conocimiento de la institución regional y la posición actual de poder, aderezada con una agenda intencionadamente frenética, son dos de las bazas que juega bien, según su entorno, que no descarta en absoluto que repita.
Hay una en contra: pese a que repite una y otra vez que está “en sintonía” con Casado, sus posiciones políticas están distanciadas del giro a la derecha del nuevo PP y del partido en Madrid, controlado por el nuevo líder. Y Garrido no ha tenido inconveniente en manifestar públicamente esa lejanía con algunas decisiones, como la remodelación de la cúpula del partido en Madrid ideada por Casado. También le sopla otro viento de cara: haber apoyado sin ambages a María Dolores de Cospedal en la batalla por el liderazgo del PP.
Almeida no tiene ese problema. Se encuentra en el eje ideológico exacto en el que se sitúa el nuevo PP. En el partido, especialmente en Madrid, no pierden ocasión de alabar su trabajo como “gran político”, pero los sondeos le dan la espalda. Los encuestados no le conocen y eso es un problema para un plaza tan decisiva como Madrid, que hasta 2015 el PP ganaba sin esfuerzo en cada cita electoral. Su candidatura nunca fue clara: Casado había sido, hasta su llegada a lo más alto, el señalado por Rajoy para recuperar el Palacio de Cibeles. Y ahora el PP busca un plan B que difícilmente pasa por Almeida.
En general, las encuestas internas han servido más a Casado para descartar candidatos que para hacerlos despuntar. Y han sumado a las quinielas un puñado de nombres más, como el de Javier Maroto o Isabel García Tejerina, del que podría salir el candidato definitivo al Ayuntamiento.
El primero cada vez tiene mejor posición. Según fuentes del PP, su vinculación con la política vasca –fue alcalde de Vitoria– no le invalida como candidato y un posible aterrizaje no debería resultar extraño porque “Madrid es de todos”. Adolfo Suárez Illana también se mueve últimamente por los círculos madrileños, aunque fuentes de la dirección lo descartan como candidato. La última decisión solo corresponde a Pablo Casado.