La guerra de la extrema derecha amenaza la primera alcaldía ultra de Madrid

Víctor Honorato

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Unas obras privadas cargadas supuestamente a las cuentas municipales han dado al traste con una de las más polémicas coaliciones de gobierno en la Comunidad de Madrid. En Los Santos de la Humosa, al este de la región, ya limitando con Guadalajara, gobierna desde 2019 el partido ultraderechista España 2000. Logró el Gobierno con el apoyo de PP y Vox. Pero el alcalde, Lázaro Polo, destituyó en junio al edil de Vox Daniel Moreno, hasta entonces concejal de Obras y supuesto responsable del gasto irregular que este niega y que el consistorio no llegó a abonar.

El asunto ha llegado a la Fiscalía, que, según el alcalde, lo ha trasladado al juzgado. Entre tanto, el efecto inmediato ha sido que el edil de Vox evitase con su voto la semana pasada una modificación presupuestaria de 120.000 euros para las fiestas patronales.

En Los Santos llevaban gobernando con mayoría absoluta los socialistas desde 2011 y en 2019 confiaban en revalidar la plaza. Estuvieron a punto. “Por cinco votos”, recuerda Jazmín Jiménez, actual portavoz. Finalmente se quedaron con cinco concejales, frente a los tres de España 2000 (con prácticamente la mitad de papeletas que el PSOE), dos del PP y uno de Vox. Desde el primer momento, la oposición se ha venido quejando de que el alcalde no les pasa documentación, que rechaza debatir sus mociones y que, en general, es bastante brusco en el trato. Hace algo más de un año, el Ayuntamiento incorporó a un secretario interventor con plaza fija y, dicen en el PSOE, la situación se ha reconducido parcialmente.

En este contexto, en los últimos meses se detectó el supuesto desfase contable, si bien el alcalde no dio cuenta del problema y el cese del edil hasta junio, cuando ya no daba tiempo legal a presentar una moción de censura. Se habían constatado “irregularidades administrativas y contables derivadas de la presentación de facturas no coincidentes con los albaranes obrantes en el Ayuntamiento”, señaló en un comunicado. Ya en julio, otro mensaje daba cuenta de la denuncia a la Fiscalía y posterior traslado al juzgado, con algún detalle más: Polo afeaba al exedil de obras “la supuesta argucia de facturar al Ayuntamiento […] suministro de materiales que se destinaron a actuaciones privadas”.

[El alcalde] tenía miedo de que el año que viene le iba a fundir

El señalado, Daniel Moreno, respondió también por comunicado, diciendo que todo era una “absoluta falsedad”. Por teléfono, añade que la denuncia ante la Fiscalía es una maniobra ante la proximidad del año electoral: “[El alcalde] ha aprovechado una confusión en una factura de un proveedor para meterme a mí el marrón” con “una historia en la que no hay nada”, defiende, tras recordar el transcurso de la legislatura. “Cuando hice la campaña en el 19, a mí no me conocía nadie. Salió él elegido con mi apoyo y el del PP y en estos tres años, no es por lanzarme flores, me lo he currado muchísimo. Me he tirado de lunes a domingo en la calle, con la gente ayudando, solucionando problemas […] y eso se ha hecho notar. La gente […] me quiere bastante y él tenía miedo de que el año que viene le iba a fundir”, defiende.

Moreno dice que, ahora, “lo mejor es esperar a que llame el juez y que él diga”, pero que está “supertranquilo”, y anuncia una batalla electoral en 2023: “Mi intención es volver a presentarme y, después de lo sucedido, con más ganas”. El regidor no ha querido dar más detalles del asunto a elDiario.es. En una reunión con portavoces de los grupos apuntó que el desfase rondaba los 7.500 euros, según la oposición. En declaraciones a El Español al poco de resultar elegido, elogiaba a Moreno como “una gran persona” que nunca le había “hablado de dinero”. La portavoz del PP también ha declinado comentar lo sucedido.

Legislatura sin alardes

Como todos los alcaldes elegidos en 2019, Polo tuvo que lidiar al poco de llegar al cargo con la COVID, lo que condicionó la acción de gobierno. Por lo demás, ha habido algunas actuaciones polémicas de gestión, como la supresión de la policía local –sustituida por cámaras de seguridad–, y otras de apretón patriotero, como que de la Semana Cultural que se celebra anualmente desapareciese la jornada marroquí, en la que participaban las cuatro o cinco familias del pueblo originarias de allí. También el izado de una bandera de España en una rotonda y la instalación de una segunda placa en recuerdo a las víctimas del terrorismo, cuando en Los Santos ya existía una enseña en honor a Miguel Ángel Blanco. Nada que no pueda pasar en municipios gobernados por el PP, en todo caso. De hecho, el pleno de la corporación al completo, Polo incluido, condenó la manifestación homófoba de Chueca de 2021, impulsada entre otros por España 2000. Lejos quedaban actuaciones de su época en la oposición, como la de repartir comida a familias necesitadas, pero solo a las españolas.

“Lo votamos porque es de aquí”

Aireada la supuesta corruptela en verano, la polémica está pasando relativamente desapercibida en el pueblo. En la terraza del mesón Los Santos, junto a la carretera que atraviesa la localidad, charlan animadamente media docena de mujeres, tres de las cuales se avienen a conversar brevemente. “Lo votamos porque es de aquí”, dice Remedios, que explica su preferencia: “Es de la quinta de mi hijo”. Dicen que lo que más les preocupa es el tráfico. Querrían una conexión con la A-2 que no pasase por el medio del pueblo.

El ambulatorio solo funciona por las mañanas y no tiene pediatra. Ni una ni otra cuestión son competencia municipal directa. Falta por ver si las fiestas patronales de septiembre, con los toros como principal atracción, se resienten tras la negativa del pleno a aumentar el presupuesto. “No hay necesidad cuando ya había dinero asignado y hace falta para otras cosas”, critica ahora el concejal de Vox, molesto con que el programa político de Polo sea de “pan y circo”. Los socialistas alegan que no podían aprobar una modificación de crédito semejante sin conocer los detalles y coinciden en que el pueblo está descuidado.

Fallido ‘boom’ urbanístico

Los problemas contables tampoco son novedad en el municipio. El más controvertido remite a 2004 y todavía pesa sobre las arcas públicas. El Ayuntamiento, entonces gobernado por el PP, quería multiplicar las viviendas con un nuevo plan de urbanismo. Para ello, firmó convenios con constructoras que avanzaron el dinero por el derecho de urbanizar el suelo. Pero el plan no se llegó a aprobar y cuando las promotoras reclamaron el importe, el consistorio ya se lo había gastado. La deuda resultante con una de las empresas, fijada judicialmente, supera el millón de euros, en una localidad en la que el último presupuesto aprobado era de 1,7 millones.

Los Santos resiste al éxodo rural por su cercanía a Alcalá de Henares y Madrid. La población se duplicó en los últimos 20 años, con nuevas familias atraídas por el paisaje del pueblo, situado en un monte a 900 metros con vistas de hasta 50 kilómetros en los días claros, el menor precio de la vivienda y las buenas comunicaciones. Esto no se ha traducido en un aumento de los servicios. Si antes había cinco restaurantes, ahora solo hay dos, y el pueblo ya no tiene sucursal bancaria. La mezcla de nuevo y viejo ha causado algunas fricciones, un cierto nativismo de atalaya, según entienden los socialistas, que puede explicar en parte el auge de España 2000, más allá de una ideología más reaccionaria que en los pueblos de al lado.

De hecho, Lázaro Polo es de una familia tradicional de Los Santos, no precisamente vinculada a la derecha. De los ediles del PSOE, solo uno es del pueblo ‘de siempre’. En las elecciones autonómicas del año pasado, en ese sentido, el comportamiento fue similar al del resto de la comunidad autónoma: el PP arrasó a partir de los votos que perdieron PSOE y Ciudadanos.