El auditorio Pilar García Peña, situado en el parque de Pinar del Rey, entre las calles de Canillas y López de Hoyos, ha estado presente en innumerables fiestas a lo largo de los años. Fue testigo también de la última revuelta vecinal contra el concejal del distrito, David Pérez, por la 'ley seca' con la que prohibió la venta de alcohol por parte de las asociaciones vecinales que protestaron en el pregón y fueron acusadas de “la mayoría no pertenecer a ese barrio”. Tras más restricciones, como en las fiestas de Manoteras, la condena impuesta sin razón aparente en Hortaleza sigue su cauce.
La contienda entre el concejal y los vecinos persiste entre el calor del verano que ha abierto nuevos frentes en el que las quejas siguen siendo protagonistas. La más reciente ha sido por el cine al aire libre que se celebraba habitualmente en el auditorio, suspendido por primera vez desde hace años y que acostumbraba a dar inicio a mediados de junio. “No entendemos qué ganan con estas decisiones. Esto, junto a las trabas impuestas a las actividades vecinales, nos deja un verano con una programación cultural al mínimo”, afirman desde la Coordinadora de Hortaleza, un espacio de encuentro y organización de las entidades ciudadanas del barrio desde hace más de 40 años.
Desde la Junta Municipal de Distrito afirman que “el cine de verano no va a celebrarse porque, en ocasiones anteriores, se hacía con un contrato menor y no es posible ejecutarlo con esa modalidad”. Sin embargo, los tres años anteriores -37.952,16 de euros en 2023, 46.093,89 euros en 2022 y 43.886,43 euros en 2021- las licitaciones superaban lo permitido en dicho tipo de contrato y la cancelación no se llevó a cabo.
Mientras que la justificación de la suspensión sigue siendo una incógnita para el vecindario, la Junta Municipal del Distrito patrocina el cine de verano CentroCentro, ubicado en el Palacio de Cibeles y cuya programación ya es un clásico de la capital. Además, casualmente, este será el primer año en el que el centro comercial del Palacio de Hielo realizará su propio cine de verano donde las entradas cuestan 6,50 euros, se entregan auriculares para escuchar las películas, presume de tener “la pantalla más grande de Madrid” y también retrasmitirá íntegramente toda la Eurocopa en la pista de patinaje acondicionada con sillas, mesas y establecimientos en los que poder consumir.
Piscinas cerradas, de nuevo
El calor seco de la capital ya está instalado en el barrio más allá de la M30 y, de nuevo, las piscinas municipales vuelven a ser tema de discusión. Tras aprobarse las obras, que constan de una reforma integral de las piscinas del Luis Aragonés por parte del Ayuntamiento de Madrid, estas tendrán inicio en este mes de julio, lo que conlleva su cierre durante toda la temporada estival de baño. “La intervención tiene dos objetivos fundamentales: solucionar los problemas estructurales que presentan las instalaciones y dotarlas de mayor accesibilidad”, ha explicado el propio Ayuntamiento en un comunicado.
Así se suceden tres años consecutivos en el que el distrito pasará el verano con la mitad de sus piscinas cerradas. El pasado curso, la piscina del Centro Deportivo Municipal de Hortaleza se mantuvo cerrada durante todo el verano a pesar que desde la administración aseguraron que estaría lista para finales de julio. En 2022, tras los efectos devastadores de Filomena en la capital, de nuevo el polideportivo Luis Aragonés se mantuvo cerrado de junio a septiembre. Sin embargo, desde la Junta Municipal aseguran que hay opciones para combatir el calor venidero puesto que, pese a las obras, “la piscina interior se mantendrá abierta, a la par que la del aire libre del centro deportivo, que también tendrá reformas, pero que no afectarán a la de verano”.
Casa Grande y los recortes
Las Casas Grandes son un espacio abierto a todas las familias con menores de cuatro años que viven en la ciudad de Madrid. En ellas, se proporciona espacios donde poder relacionarse compartiendo diferentes experiencias de juego y talleres para los pequeños que, además, consta de cuatro profesionales especializados, desde profesores a pedagogos, que tratan de crear un lugar seguro para los asistentes. No son una guardería, ni una escuela infantil, sino de un espacio que funciona desde 2018 y que otorga a las familias espacios de juego en una etapa fundamental del desarrollo; a los padres, en concreto un lugar, donde puedan encontrar apoyo en ese periodo; y a nivel social es un beneficio especialmente para las clases más bajas.
Actualmente en Madrid hay cuatro en funcionamiento, una de ellas en Hortaleza, próxima al Espacio de Igualdad Carme Chacón y el barrio de Esperanza. Las alarmas saltaron cuando el Ayuntamiento de Madrid llevó a cabo reformas para que las Casas Grandes pasaran a formar parte del CAF (Centro de Atención a Familias). “Nos encontramos con que el proyecto de Casa Grande desaparece tal y como se conoce en la actualidad, creándose un programa atribuido al CAF con muchos menos recursos. Esto reducirá considerablemente su tiempo de uso y disfrute como sus actividades”, señalan desde los centros que han lanzado una campaña para intentar revertir la situación llamada “Salvemos Casa Grande”.
Los recortes por los que protestan las entidades es que, a partir del 1 de diciembre y si nada cambia, los centros pasarán de tener cuatro profesionales a uno, los horarios de admisión se dividirán por franjas de edad –de 0 a 3 años y de 4 a 6–, las Casas Grandes desaparecerán al menos que estén en el mismo edificio que el CAF y solo se podrá acceder a ellas por su aprobación, lo que, aseguran, “limitará el número de familias que podrán ser atendidas”.
Estos recortes supondrán, según aseguran las entidades, que sea “inviable la realización de actividades esenciales como talleres específicos, el día de padres o el día de hermanos mayores” y que, al reducirse los profesionales y los días de apertura, muchas familias se quedarán sin acceso. “Instamos a las autoridades a mantener el formato actual para apoyar emocional y educativamente a las familias con niños pequeños”, concluyen en la petición.
Festivales e Ifema, la doble vara de medir
Las noches en el barrio de Hortaleza tienen desde hace semanas la banda sonora de los festivales que se llevan a cabo en Ifema. Los ruidos son protagonistas desde hace semanas en la capital por todos los conciertos que se han producido en el Bernabéu, desde Taylor Swift a Duki hasta los próximos de Karol G y La Velada del Año de Ibai, sin embargo, esta no es la única zona de la ciudad en la que los vecinos muestran sus protestas por la poca compatibilidad que tiene la vida de barrio con estos eventos. En caso del recinto ferial, muchas de las actuaciones se realizan en el parking al aire libre, lo que de forma irremediable hace que la música llegue a Hortaleza y sus zonas de aparcamiento colapsen los días que se producen.
Esta situación no es nueva, de hecho Ifema lleva siendo desde hace años foco de los últimos ingenios del Ayuntamiento y la Comunidad. El espacio, pensado para ferias y congresos, ahora también acoge festivales y, próximamente, un circuito de Fórmula 1. En 2023, dada esta situación, se creó la Plataforma Stop Festivales Ifema, no por estar en contra de los mismos, sino para exigir a las instituciones que estos se realicen en “lugares adecuados y alejados de zonas residenciales para no dañar la salud ni de los vecinos ni de los barrios”.
Durante los últimos meses diferentes eventos han provocado que se escuchen ruidos por encima de los decibelios supuestamente permitidos, láseres de luz han colisionado con las fachadas de algunos edificios residenciales y fuegos artificiales iluminaban al barrio día sí, día también. El año pasado, los vecinos se enfrentaron a uno de los festivales más concurridos de la capital con una entrada estimada de 58.000 personas diarias, el Mad Cool, en el que desde el Ayuntamiento aseguran que estarán “muy atentos a su desarrollo” ahora que han tenido que cambiar el recinto a Valdefuentes, cerca del barrio de Villaverde, por los altos decibelios que se produjeron en el pasado curso en el recinto ferial. La época de festivales en el recinto ferial es prácticamente perpetua, el Madrid Salvaje, BBF Madrid, Kalorama, Time Wrap Festival... Son algunos de los que próximamente se producirán en Ifema y que todavía no se ha logrado alcanzar un acuerdo para la regulación del ruido.
Sin embargo, mientras esto sucede, una doble vara de medir se instala en el barrio. Mientras se suceden los festivales, un modesto festejo organizado por el tejido vecinal fue cancelado a dos días de que se produjera: el Luis Aragofest. La cita organizada de forma autogestionada por el colectivo Hortaleza Punks, que desde hace meses tenía preparado un cartel con siete bandas participantes, anunciaba lo sucedido en un comunicado en el que aseguraba que le denegaban el festival por “no haber presentado la autorización en el plazo establecido” y recalcaba que “es completamente mentira”.
Pese a los intentos de impedir su celebración, el festival autogestionado logró celebrarse aun con los impedimentos presentados por el concejal, David Pérez, tras producirse un cambio de ubicación. El centro social okupado La Animosa le abrió sus puertas y gracias a la solidaridad y la red vecinal. Los hechos concuerdan con lo sucedido también con la Asociación Vecinal de Manoteras a pocas horas de celebrar las Fiestas de Manoteras. En este último caso, los festejos que se venían celebrando durante 20 años en la misma localidad, sin precedente aparente, incumplían la ley y debieron de cambiar de ubicación para poder llevarse a cabo.
La Animosa en riesgo
La última gota de este vaso que lleva colmándose meses fue la reciente notificación al centro social okupado de Hortaleza, popularmente conocido como La Animosa, al que le han anunciado que próximamente será desalojado. El espacio, que lleva casi tres años realizando actividades en el barrio –desde conciertos, asambleas, gimnasio con clases de boxeo gratuitas, entre otras, charlas o librería– anunciaba el riesgo en redes sociales y solicitaba a “todo el mundo que esté muy atento a las próximas novedades porque el intento de desalojo está muy cerca”.
“Hemos sufrido diferentes ataques todos estos años. Desde violencia policial en forma de infiltraciones, pasando por extorsiones, chantajes e incluso por intentos de conciliación a golpe de billetera”, explicaba La Animosa en el comunicado con el que recordaban una de las principales proclamas del centro: “que vuelva común al barrio lo que del barrio saliera”. La cruzada de Almeida contra los centros sociales no es nueva. Sin embargo, ahora llega al distrito de Hortaleza ante una militancia que “peleará” por mantener “un espacio abierto para todos”.
Por otro lado, el presupuesto de la Junta Municipal de Hortaleza para las asociaciones se ha reducido un 40% en relación al pasado curso. En 2023, la inversión al fomento del asociacionismo constaba de 60.000 euros y, en este año, se ha reducido hasta los 37.000. Un recorte que posiciona al distrito madrileño a la cola de la ciudad como el que menos invierte en esta faceta. Villaverde, Usera, Puente de Vallecas, Latina, Carabanchel, Tetuán o Retiro superan los 100.000 euros dedicados a el tejido vecinal de sus barrios.
El recorte deja a Hortaleza incluso por detrás de Barajas, vecinos que cuentan con 56.000 euros y que tiene un cuarto de la población del barrio presidido por David Pérez. Mientras tanto, desde la Junta aseguran que “rebajan exclusivamente las ayudas a gastos de sede y mantenimiento porque sacarán un concurso para la adjudicación de locales municipales gratuitos para las asociaciones”.
“Este año nos dejan sin piscina, sin cine de verano, sin fiestas en algunos barrios o muy limitadas... No entiendo qué ganan con todo esto, ni qué pretenden privatizando toda la red vecinal que tanto ha costado construir, pero no nos quedaremos de brazos cruzados”, señala una de las vecinas del barrio de Esperanza ante la situación que lleva meses arrastrando el distrito.