La Ingobernable vuelve a ocupar un edificio en el centro de Madrid cuatro meses después del desalojo
Activistas del centro social autogestionado La Ingobernable han ocupado este miércoles un nuevo edificio en el centro de Madrid. El inmueble, que llevaba vacío más de cinco años, según los miembros del colectivo, se encuentra en la Calle de Alberto Bosch, 4, detrás del Museo del Prado. Un portavoz del Ayuntamiento ha confirmado a este diario que el edificio pertenece al Ministerio de Justicia.
A pocos metros de allí funcionó hasta el pasado noviembre la anterior sede de La Ingobernable, que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, desalojó y cedió a una fundación privada del exedil Alberto Ruiz-Gallardón. Este miércoles, luces de linterna salían desde las ventanas del nuevo edificio ante la mirada expectante de decenas de manifestantes.
“En el seno de la semana de la revuelta feminista, La Ingobernable hace pública la recuperación de un nuevo espacio para los movimientos sociales en Madrid”, ha leído una de las portavoces antes de que una gran pancarta amarilla y morada se desplegara desde el primer piso del edificio de ladrillo visto: “Seguimos en el corazón de Madrid”.
Desde la acera, los manifestantes –más de 300 según los organizadores– cantaban y coreaban consignas bajo paraguas que llevaban porque estaba previsto lluvia: “Uno, cien, mil centros sociales” o “Un desalojo, otra ocupación”. “Este espacio que hasta ahora estaba privado de vida servirá para albergar acciones del movimiento feminista durante esta semana que culmina en el 8M, y, posteriormente, para continuar la labor social”, ha añadido la portavoz de un comunicado.
El pasado 13 de noviembre, la Policía vació el edificio que ocupaba el colectivo, donde se desarrollaban actividades gratuitas. El Consistorio anunció hace un mes que el inmueble, ubicado en el Paseo del Prado 30 esquina con la calle Gobernador, se iba a ceder de forma “inmediata” a la Fundación Hispano-Judía para que se abra un museo. Antes el Ayuntamiento yahabía desalojado otro centro social autogestionado, La Dragona.
El edificio ha permanecido cerrado hasta las diez de la noche, cuando los activistas en el interior han abierto las puertas. Las decenas de personas han accedido cantando y saltando, han subido las escaleras metálicas del antiguo Archivo General de Protocolos y han recorrido las plantas, donde aún hay estanterías, revistas antiguas y cintas de máquina. “Es increíble”, ha exclamando una de las manifestantes sorprendida por el estado y el tamaño del inmueble. “Después de esto, solo el Pazo de Meirás”, ha bromeado otra. El inmueble fue ocupado “hace unos días”, de acuerdo con los portavoces de La ingobernable, que no han querido precisar la fecha exacta “por seguridad” y a partir de este miércoles estará “abierto al público”.
El colectivo ha criticado las “agresiones sistemáticas” que los espacios autogestionados llevan “soportando desde hace meses” en Madrid y ha pedido “respeto” a las Administraciones. “Al ser un edificio estatal, creemos que el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos tiene que decidir si se posiciona del lado de La Ingobernable y los movimientos sociales que aquí se organizan o de la criminalización que ha hecho Almeida desde la campaña electoral con sus socios de extrema derecha”, ha instado una portavoz.
Asimismo, los convocantes han llamado a los vecinos a “inundar de vida y actividades el nuevo edificio”. “Queremos espacios donde no prime el dinero sino la relación entre las personas”, ha reclamado Álvaro, de 35 años, de pie en la acera. Carmen, de 24, ha añadido que se siente “ilusionada” tras la nueva ocupación “por todo lo que [el nuevo espacio] puede dar”.
“Es responsabilidad de todas recuperar estos espacios”, ha clamado una de las portavoces, que ha reivindicado la ocupación “legítima” en nombre de colectivos “feministas, ecologistas, de vivienda, LGTBIQ+ y antirracistas”. Algunos vecinos que salían de los portales de la Calle de Alberto Bosch se han preguntado qué hacían tantas personas concentradas:
– Se ha recuperado ese edificio
– Pues me parece bien, si no está sirviendo para nada.
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