Un proceso “terrorífico” que se vive “como jugar a la lotería” y con un suspense final “dramático” es el que han pasado en 2023, un año más, las madres y padres de bebés y niños de hasta tres años que quisieron optar a una de las plazas en las escuelas infantiles públicas de Madrid, según expresan padres y madres consultados. El gobierno local de José Luis Martínez-Almeida anunció este lunes, celebradas las elecciones, la lista provisional de admitidos, una semana después de que se retrasase su publicación por “problemas técnicos” y con solo tres días para reclamaciones. Finalmente han sido 10.000 niños los que se han quedado fuera de forma provisional, 2.000 más que en 2022. La demora ha generado desazón entre las familias, ya molestas porque la demanda supera por mucho a la oferta pública.
Los grupos de WhatsApp de Ana Vázquez, madre de la pequeña Samba, nacida en febrero, empezaron a echar humo el lunes 22, cuando desde las redes sociales del Ayuntamiento se informó de que los listados se retrasaban siete días. “Se creó mucha confusión”, cuenta Vázquez, que critica el “desgastante” procedimiento para obtener plaza, en el que influyen cuestiones arbitrarias como el mes de nacimiento del niño. “Si pides la plaza antes de que nazca, aunque la familia reúna muchas condiciones, pasas a la lista de espera”. De modo que dar a luz a finales de invierno o primavera o hacerlo después de mayo puede ser la diferencia entre tener o no sitio.
A Elena, una madre primeriza que vive en el barrio de Prosperidad, le sorprendieron el año pasado las complicaciones para conseguir plaza. “Es terrorífico […] No sabía que estaba tan mal”, cuenta tras señalar que ya no es que no haya plaza en las escuelas públicas, sino que hasta en las privadas, que cuestan más de 400 euros al mes, hay problemas para encontrar acomodo. Además, la entrega de la ayuda de 100 euros mensuales que concede el Ayuntamiento para sufragar los centros privados –en 2022 se otorgó a 1.442 familias– acumula meses de retraso, de septiembre a enero, en el caso de Elena. “La escuela infantil, el alquiler, las facturas… ¿Cómo hace la gente?”, se pregunta esta madre, que ahora se explica que para algunos padres tenga más sentido económico dejar el trabajo hasta que los bebés dejen de serlo.
Fabiola, en lista de espera para la plaza de su segunda hija, se sorprende por los criterios de baremación, en los que tienen preferencia los padres que trabajan a jornada completa. Ella, con un empleo a media jornada, y su pareja, un trabajador autónomo con horarios irregulares, se han quedado muy lejos de entrar. “El número de plazas es irrisorio. Es un tema que nos inquieta, nos condiciona, es una incertidumbre”, lamenta esta madre, que vive en el barrio de Puerta del Ángel. “Conseguir plaza es como jugar a la lotería”, compara, molesta también por que el Ayuntamiento opte por subvencionar centros privados indirectamente con las ayudas. “Son un parche, no una solución. Las privadas son negocios”, argumenta.
Baile de cifras
El área de Familia del Ayuntamiento alega que las plazas totales son más de 8.500, entre las que contabiliza también los centros dependientes de la Comunidad de Madrid. Cálculos independientes de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres Giner de los Ríos y de CCOO a partir de los listados publicados en la web del Ayuntamiento elevan la cifra a más de 25.000. Desde el consistorio apuntan que esos números incluyen solicitudes de plaza para el mismo niño en diversos centros, por lo que estarían repetidas, y destacan que hay 700 plazas para niños con necesidades especiales que no se cubrirán y que podrán ser ocupadas por los niños en las listas de espera. Si han aumentado las solicitudes se debe, según defienden, a que para pedir la beca para la privada es necesario solicitar plaza en la pública.
“Es un problema estructural, no ha habido planificación”, critica Isabel Galvín, secretaria general de Enseñanza de CCOO en Madrid. También rechaza el modelo de becas, que entiende que ha funcionado como “gasolina” para elevar el coste en los centros privados. El Ayuntamiento defiende que al acabar el año estarán operativas tres nuevas escuelas infantiles con 439 plazas extra, pero el aumento resulta insuficiente, según claman los padres y recalca Galvín. “Al menos haría falta una escuela más por distrito”, calcula.
El ‘tetris’ de la conciliación laboral
“Estás pendiente de las listas para muchas cosas que tienen que ver con lo laboral. Vacaciones, excedencias, bajas. Es como un ‘tetris’, o como un iceberg, del que solo se ve la punta pero que debajo lleva muchas otras decisiones”, compara sucesivamente Ana Vázquez, a la que perjudica, además, vivir en el distrito centro. “Es un hándicap, porque hay muy pocas plazas”. La situación le ha resultado “dramática” en un momento en que la renta familiar es bastante “precaria”.
El fallo técnico que adujo el Ayuntamiento le resulta dudoso. “Puede ocurrir, pero se resolvería en unas horas. Que te digan que tarda una semana es poco creíble”, opina, y reflexiona: “Tienes que seguir. Resuelves, a costa de dejar de trabajar, de reducir la jornada, de pedir ayuda a los abuelos… Es sufrido, pierdes calidad de vida. Te apañas, en mayúsculas”, relata la mujer, que el lunes se encontró con que había entrado en la lista provisional de un centro, en penúltima posición, a la espera de alegaciones por posibles fallos a la hora de valorar los méritos. Una buena noticia para ella, que no le impide compadecerse de quienes se han quedado fuera: “Muchos padres estarán pensando ‘¿qué hacemos ahora?’. Es un drama”.