La epidemia del coronavirus está causando estragos en las residencias de mayores, uno de los focos que más preocupa a la Comunidad de Madrid y al Gobierno de Pedro Sánchez por la vulnerabilidad de las personas que están allí confinadas. La Consejería de Sanidad firmó el miércoles un protocolo para fijar el criterio a la hora de trasladar o no a los residentes con infección respiratoria al hospital ante el desborde de los recursos. Un triaje para determinar qué pacientes tienen prioridad a la hora de recibir cuidados hospitalarios. En ese cribado se quedaban fueran los mayores con nivel de dependencia severo (según avanzó El Español.
Unas horas después, y tras hacerse público el documento, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso da marcha atrás y rectificará los criterios, que también contaban con el rechazo de la Consejería de Políticas Sociales, responsable de coordinar la gestión de las residencias.
El Ejecutivo se ha excusado en que el protocolo era un documento técnico, pese a que ya se había distribuido y ha confirmado a El Mundo que se va a proceder a lo largo de este jueves a modificar el protocolo, firmado por el Director General de Coordinación Socio-Sanitaria, Carlos Mur. El mismo documento recoge que con estos criterios se busca evitar “identificar a los pacientes que se beneficien de una derivación a centros hospitalarios por mejorar el pronóstico de superviviencia y calidad de vida a corto y largo plazo”.
El protocolo, pensado para guiar las decisiones de los hospitales ante las llamadas de las residencias, se inspira en una filosofía similar a las guía elaborada por médicos intensivistas para valorar la prioridad en el ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Ha sido elaborado por un grupo de 22 geriatras de centros madrileños.
Cermi Madrid denuncia que “prácticamente ninguna persona en una residencia de mayores sería trasladado con estos criterios”. “Habría que ser casi autónomo para ir al hospital porque se incluye un índice de fragilidad también que deja fuera a las personas con una mínima necesidad de apoyo”, explica Óscar Moral, presidente de la organización de personas con discapacidad en Madrid, que tilda el protocolo de “peligroso” y también confirma que la Consejería de Sanidad se ha comprometido a modificarlo “sensiblemente”.
Las residencias de mayores llevaban semanas denunciando que apenas podían trasladar a un puñado de residentes a los centros hospitalarios y el resto tenían que quedarse al cuidado precario, por falta de recursos y equipos de protección, de la plantilla del centro residencial.
La de Santísima Virgen y San Celedonio, que suma al menos 23 fallecidos por un brote de coronavirus dentro de sus instalaciones, lo explicaba así en un comunicado: “Se solicitó desde el primer momento el traslado a hospitales de aquellos pacientes que, por su delicada situación, necesitaban una atención más especializada. Solo diez han podido ser ingresados en el hospital, todos ellos han dado positivo”.
El protocolo también establece cuatro criterios para valorar el traslado de residentes “con otras patologías”, publicados por El País y basados en la vida útil de los residentes y también en el estado de las urgencias. El traslado deberá valorarse especialmente en el caso de enfermos en cuidados paliativos, personas con cáncer en fase terminal o una enfermedad neurodegenerativa en esta misma fase. También si las personas con síntomas de Covid “con dependencia para el cuidado personal” (un 7 en la escala de fragilidad, según el documento). El protocolo es específico en este punto para lo menos posible al arbitrio las decisiones sobre en qué casos enviar ambulancias y dar cuidados hospitalarios a los residentes contagiados o posibles contagiados.