El fin del estado de alarma el 9 de mayo –con el que también decaían seis meses de toque de queda– se produjo con la curva de contagios bajando y la vacunación avanzando a buen ritmo en todo el país. España se preparaba para un verano con pocas restricciones, pero la fuerte irrupción de la quinta ola, que ha disparado de nuevo la incidencia, ha provocado que las comunidades vuelvan a imponer medidas restrictivas entre las que destacan el cierre del ocio nocturno, limitaciones a la hostelería y, en algunos casos, otra vez la prohibición de circular de madrugada.
En medio de ese mapa de restricciones, Madrid se ha convertido en una isla siendo la única que de momento se resiste a imponer nuevas medidas para contener la expansión del virus, a pesar de que los casos no han dejado de aumentar de manera acusada en la región, los hospitales vuelven a llenarse de pacientes con COVID-19 y las urgencias denuncian estar al límite.
La incidencia acumulada en Madrid ya alcanza los 692 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, según el último informe del Ministerio de Sanidad de este lunes. La curva continúa en ascenso desde principios de julio, cuando esta tasa no llegaba a los 100 casos. El pasado viernes los contagios en la región habían aumentado un 82% respecto a la semana anterior cuando la tasa ya superó los 600 casos por cada 100.000 habitantes, según el balance de la situación epidemiológica que presentó el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero.
Aunque Madrid está en riesgo alto por transmisión, tanto Escudero como la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, han rechazado pedir el toque de queda que ha entrado en vigor en varias comunidades autónomas. También es una de las pocas regiones que mantiene la apertura del ocio nocturno hasta las 3:00 y cierra la hostelería a la 1:00. La justificación para no imponer nuevas medidas es que la incidencia acumulada ya “no marca el pulso” de esta etapa de la pandemia sino que lo hacen “el comportamiento asistencial y el horizonte vacunal”, según aseguró el pasado jueves el consejero de Sanidad. Es decir, las hospitalizaciones y el hecho de que la población de mayor riesgo se encuentre ya vacunada.
“Lo que tenemos que hacer ahora es no seguir afectando más al comercio y a la hostelería mientras no sea necesario”, dijo Ayuso una semana antes de que los contagios se dispararan de nuevo. Pese al cambio de tendencia, el discurso no ha variado en la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional.
Lo cierto es que la situación asistencial en los hospitales está lejos de los datos que alcanzó con las anteriores olas cuando hubo cifras de contagios similares a las actuales. Según los últimos datos de este lunes, 1.361 pacientes con coronavirus se encuentran ingresados en planta y 172 en las unidades de cuidados intensivos, lo que supone una ocupación del 17% de las UCI solo de enfermos con la COVID-19 (en otras olas alcanzó el 100%). Una diferencia con olas anteriores, coinciden los expertos, que se debe a la vacunación y a que los contagiados son más jóvenes.
La peor situación epidemiológica se concentra en el grupo de edad de los 20 a los 29 años, con una incidencia, que triplica la media, de 1.956,97 casos. En las personas entre 12 y 19 años, se sitúa en 1.519. Y aunque la alta incidencia se ha notado menos que en otras olas en los ingresos hospitalarios, desde la Consejería de Sanidad no ocultan que hay “preocupación” ante el colapso de la Atención Primaria, con plantillas mermadas, y las urgencias.
El sindicato MATS advertía la semana pasada en un comunicado de la “saturación de las urgencias” por el advenimiento de la quinta ola de contagios, más leves pero numerosos y que llegan a las puertas de las urgencias ante el colapso de la Atención Primaria. Los casos se atienden con menos personal por las vacaciones que no se están cubriendo. Otra de las consecuencias directas es que los centros de salud tampoco están pudiendo atender adecuadamente a los pacientes no COVID y las urgencias ambulatorias, los llamados SUAP, siguen cerrados desde el inicio de la pandemia. “Cuanto más saturada está la Atención Primaria, más se acude a los hospitales, implique o no implique ingreso”, alertaba Julián Ordóñez, secretario de Sanidad de UGT Madrid, hace unos días en elDiario.es.
Pese a esta situación, la estrategia del Gobierno de Ayuso no ha variado y se ha convertido de nuevo en una excepción respecto al resto del país. Para el epidemiólogo Pedro Gullón, los datos de contagios y la situación sanitaria justifican la implantación de medidas “adaptadas a la nueva situación de la pandemia” como está ocurriendo en numerosas regiones. “Es cierto que esta ola no es igual que otras, en el sentido de que por este número de contagios ahora mismo estaríamos hablando de una situación hospitalaria de las peores de la pandemia. Sin embargo está habiendo muchos casos y hay que adaptar las restricciones y creo que ahora es el momento de atajar los contagios aquellos lugares donde podemos tener más riesgo”, añade el epidemiólogo, que señala al ocio nocturno y apuesta por fortalecer los servicios públicos, en especial, la atención primaria y el rastreo.
“Teniendo en cuenta que la alta incidencia está entre los más jóvenes, el cierre del ocio nocturno es una buena medida”, señala. “Las discotecas, sobre todo las cerradas, son espacios que contribuyen a la transmisión”, insiste Gullón. El epidemiólogo advierte además de que con la transmisión tan alta como la actual, entran en riesgo otros dos elementos: la saturación de la atención primaria –que en Madrid ya estaba al límite– y los efectos secundarios post covid que un porcentaje de los jóvenes contagiados arrastrarán. “Si se contagian muchos, el número de personas con consecuencias también aumenta”, recuerda, lo que afecta de nuevo al nivel asistencial. Todo ello con una sanidad ya tensionada en Madrid con unas listas de espera cada vez más abultadas, especialmente en las cirugías.
Sin embargo, el Gobierno de Madrid no contempla nuevas restricciones y Ayuso ha vaciado su agenda para el inicio de esta semana. De momento, no habrá más medidas ni tampoco un refuerzo en los centros de salud mientras los sindicatos denuncian que la Consejería de Sanidad no ha incorporado apenas personal de refuerzo este verano porque están usando para ello los 11.000 contratos COVID. Mientras, el plan del Gobierno regional pasa por cerrar algunos centros para el verano. Todo sumado a que Madrid ha suspendido la vacunación de primeras dosis ahora que les tocaba a los grupos de edad que están siendo más golpeados en esta última ola.