Durante varias décadas San Cristóbal de los Ángeles ha ocupado los primeros puestos en los rankings en los que ningún barrio desearía estar. Es difícil encontrar un lugar con tantas marcas mantenidas durante tantos años.
Sus indicadores son el reflejo de un círculo vicioso. Es el barrio con la renta per cápita más baja de Madrid, porque también es el que tiene mayor índice de desempleo y la peor tasa de formación reglada. Es el barrio con el precio por metro cuadrado más bajo de Madrid, porque su mala fama no permite que sus pisos se revaloricen pese a ser el barrio mejor comunicado del sur (tren, metro y dos líneas de autobús para solo 18.000 habitantes).
Además, San Cristóbal también es el barrio con mayor porcentaje de población migrante de la capital: un 32,21%, cuando la media de Madrid está en el 14,12%. Se estima que acoge a más de 80 nacionalidades.
Si durante los años 80 la etiqueta del barrio era el peligro de los yonkis, desde hace una década el mayor problema es la okupación de viviendas y la percepción de peligro constante que venden los medios de comunicación, según algunos de sus vecinos.
Hay que trabajar la autoestima del barrio
Los vecinos llevan varios años denunciando el amarillismo de las informaciones de los medios cuando se refieren al barrio. Cada cierto tiempo un nuevo reportaje de investigación aparece en televisión describiendo el barrio como una ciudad sin ley y señalando la okupación como un problema masivo cuando, según algunos vecinos, no es tan general.
Por esa razón, cuando una cámara de televisión entra en el barrio le suele resultar complicado grabar, los vecinos están cansados de la mala prensa y tratan de revertir ese efecto. Francisco Rodríguez, que ha sido profesor en San Cristóbal desde hace 30 años nos advierte: “Si traéis una cámara, que sea pequeña o no nos dejarán hacer el reportaje”.
San Cristóbal también es uno de los barrios con mayor activismo vecinal, dentro del barrio hay varias asociaciones de vecinos que trabajan por mejorar la convivencia y demandar más y mejores infraestructuras. Además, hay en el barrio varias ONGs y centros autogestionados que buscan revertir estos lamentables índices de récord.
La educación puede cambiarlo todo
Hablamos con Francisco, que fue destinado al barrio cuando empezó a trabajar como funcionario al aprobar sus oposiciones como maestro en los años 80. Nos conduce al proyecto Educación, Cultura y Solidaridad, una ONG que destina todos sus esfuerzos a hacer de la educación un vehículo de convivencia para los vecinos del barrio. Y visitamos también Casa San Cristóbal, el único centro cultural que queda vivo (junto a la Casa Encendida) de la Obra Social de la extinta Caja Madrid.
¿Cómo la educación puede ser determinante para que el barrio deje algún día estos indicadores? San Cristóbal es también el barrio de Madrid con el mayor índice de menores y fracaso escolar. Los indicadores son brutales: el 50% de los alumnos de secundaria abandona, el 34% de sus vecinos ni siquiera han cursado primaria, y sólo un 5,5% de los vecinos del barrio tienen un título universitario.
El techo de cristal de los jóvenes está muy bajo. “Los chavales aspiran a ser cajero del Mercadona, eso les parece lo más, y ni se atreven a soñar con ser algo más”, explica Francisco.