Los médicos de Atención Primaria y los pediatras de Madrid cuelgan la bata este martes. Unos 4.000 facultativos del Servicio Madrileño de Salud están llamados a la huelga a cinco días de las elecciones autonómicas siguiendo la estela de otros colegas de Catalunya, Galicia o Euskadi, que han logrado arañar con la movilización tiempo y presupuesto para la puerta de entrada del sistema sanitario.
La huelga está convocada por la plataforma AP Se Mueve, una asociación de profesionales surgida a finales de 2018 donde se encuentra inserto el sindicato mayoritario de médicos y médicas, Amyts, CSIT y AFEM. Estos últimos consiguieron parar en los tribunales la privatización sanitaria en 2014.
Cinco años después de aquel intento que trató de dejar 27 centros de salud al albur de la gestión privada, los facultativos madrileños consideran que el vaso ha colmado: exigen al menos 12 minutos para tratar a cada paciente “con seguridad y dignidad” y limitar la agenda diaria a no más de 30 enfermos. Los paros finalmente han cristalizado en esta semana de recta final electoral, explican los convocantes, tras dos reuniones “infructuosas” con la Consejería, sin “soluciones ni gestos”.
Ponen sobre la mesa los datos para justificar su movilización: Madrid es la comunidad que menos porcentaje del PIB destina a la sanidad (un 3,7%). El presupuesto sanitario se estira hasta los 1.254 euros por habitante frente a los 1.710 que se dedican en Euskadi. Según cálculos del Observatorio, a Madrid le harían falta 1.400 millones de euros más de presupuesto (un 15% extra) para igualarse en inversión a la media del resto de comunidades.
La Consejería de Sanidad defiende que el presupuesto ha crecido un 18% en la legislatura. Los datos revelan que la partida ha escalado de 1.763 millones de euros en 2015 a 1.979 en el último ejercicio. Sin embargo, según AFEM, el peso de este presupuesto sobre el gasto total en Sanidad se ha reducido del 27,83% de 2011 al 24,42% ocho años después. Si se resta la partida de recetas, la proporción no llega al 11%.
Los datos se conjugan con estos otros: el 38% de los pacientes madrileños tiene contratado algún tipo de seguro privado y el volumen que va a consultas privadas de Atención Primaria ha crecido un 45% desde el año 2010: del 0,42% al 0,61%, según el último informe del Observatorio Madrileño de Salud. Mientras, CCOO calcula que más de la mitad de la población tiene que esperar más de 48 horas para obtener una cita con el médico de cabecera en la sanidad pública.
La ensalada de números se traduce, según los profesionales, en una “sobrecarga” difícil de gestionar. Cada médico de familia en Madrid tiene asignadas 200 tarjetas sanitarias más que sus colegas de otras comunidades (1.557 frente a 1.357) y lo mismo pasa con los pediatras (1.162 frente a 1.062), según los datos publicados por el Observatorio con cifras del año 2017.
65 pacientes al día
Mar Noguerol, vicepresidenta de AFEM, acaba de terminar su jornada cuando atiende a eldiario.es. Son las cuatro de la tarde aunque su agenda, en teoría, solo está abierta hasta las tres. “A veces tenemos atascos de dos horas. Hoy me he visto a 65 pacientes porque han faltado tres compañeros y no hay suplentes”, explica al otro lado del teléfono. “Hasta aquí hemos llegado. No se puede hacer más. Encima sentimos que nos culpabilizan, que enmarcan el problema en que no nos sabemos organizar bien”, expone.
Para los facultativos madrileños la movilización en Catalunya fue un “detonante” esencial que explica también esta huelga. Allí los médicos lograron un compromiso de la Generalitat para garantizar una atención de 12 minutos por paciente con la contratación de entre 200 y 300 nuevos tras cuatro jornadas de huelga con un seguimiento mayoritario de miles de médicos de Atención Primaria. El Gobierno firmó, además, una rebaja de la ratio de pacientes por médico a 1.300. En Galicia lograron compromisos similares.
En Madrid el contexto arroja otros matices. El Gobierno del PP dirigido por Ángel Garrido hasta su fuga a Ciudadanos trató a toda costa de evitar una huelga de médicos en los meses previos a las elecciones. Admitió, en un documento compartido en la mesa sectorial de Sanidad, que no tiene sanitarios para cubrir el 40% de las bajas. Y propuso reducir las citas médicas solo hasta las seis y media de la tarde para concentrar, según su argumento, el mayor número de médicos en las horas de más presión asistencial. Lo hizo frente a una gran contestación social pero con el apoyo del sindicato Amyts, el mismo que lidera la huelga de este martes.
Amyts dice ahora que esta medida, basada en probar la experiencia en 14 centros de salud, era una propuesta “de inicio”, pero “ninguna solución”. El propio Ejecutivo la ha dejado en un cajón a la espera de que el próximo equipo resuelva la situación. “Necesitamos más y esto es un toque de atención sobre la urgencia para el gobierno próximo que venga, ya se mantenga o cambie”, expresa Alicia Martín, responsable de Atención Primaria del sindicato. Todos los partidos contemplan, al menos sobre el papel, un aumento de inversión en centros de salud en sus programas electorales. Uno de los pocos asuntos sobre los que hay quórum entre los bloques.
Otro gran problema, según los convocantes, es que las condiciones laborales de la Atención Primaria no son atractivas para los recién licenciados. “La gente no quiere quedarse, los suplentes no quieren venir y los MIR se marchan de Madrid o de España. De los que quedamos, en cuatro o cinco años se jubilarán muchos”, pronostica Martín. Primaria es una de las especialidades más tocadas y ha acumulado una caída de una 1.000 plazas de MIR menos para formación.
¿Una huelga solo de médicos?
Otros sindicatos, como CCOO o UGT, consideran que no es acertado hacer una huelga solo de facultativos cuando la infradotación que se denuncia afecta también a personal administrativo y de enfermería en la misma medida.
La Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública comparte esta opinión. “Motivos hay sobrados para cualquier movilización en Atención Primaria. La situación está muy mal. Pero esta convocatoria está restringida a los médicos y plantea, además, reivindicaciones salariales. Desde nuestro punto de vista adolece del defecto de que no se plantea en conjunto. Los médicos son importantes pero dentro del equipo son minoritarios”, opina Marciano Sánchez-Bayle.
Cinco años después del intento fallido de privatización, la mayoría de los sanitarios comparte que se “logró parar el golpe”. “Pero la privatización ha seguido avanzando de una manera silenciosa en el sistema público, que tiene un nivel de movilización mucho menor”, considera Sánchez-Bayle.
Madrid revive este martes la imagen de los médicos en la calle. De las batas blancas dejando por un día las consultas para manifestarse. “No puedo dar seguridad a mis pacientes. Con menos tiempo, más saturación, más posibilidad de error y más de accidentes”, resume Martín. “Es una huelga no solo por nosotros sino por todos los pacientes”, afirma Noguerol, que antes de colgar lanza el último dardo. “Mañana en mi centro de salud habrá dos médicos de familia y un pediatra; hoy, sin suplentes, éramos tres facultativos. Nuestra actividad normal está de servicios mínimos cada día”.