La llegada de Mónica García (Madrid, 1974) a la política institucional se produjo en contra de su voluntad. Fue en marzo de 2015, cuando José Manuel López, entonces cabeza de lista de Podemos para las elecciones de 2015 en Madrid, la llamó para proponerle formar parte de esa candidatura. Mónica García puso solo una condición: “No ir en puestos de salida”. “Los dos estábamos en el consejo ciudadano de Podemos de la ciudad de Madrid, yo la conocía por su papel al frente de la Marea Blanca y se lo pedí”, recuerda el propio López en conversación con elDiario.es. “Me dijo que vale, pero que la pusiera muy abajo para no salir elegida”. Embarazada de casi siete meses de su tercera hija, su nombre ocupó el puesto 26 de la lista, muy lejos de los escaños que todas las encuestas asignaban a Podemos en aquella elección. Pero en aquellas elecciones municipales autonómicas de 2015, Podemos hizo historia entrando con fuerza en numerosos ayuntamientos y parlamento autonómicos. También en el de Madrid, donde la izquierda se quedó a las puertas de desbancar al PP del Gobierno regional. El partido sacó 27 escaños. Mónica García estaba dentro.
“Cuando me hice médica me comprometí con dos cosas: la primera, era la obligación ética y moral de defender a mis pacientes, y la segunda, era una vocación férrea de servicio público que me ha llevado a defender todos los días de mi vida la sanidad pública”. Estas palabras pronunciadas por Mónica García hace diez durante la sesión de control en la Asamblea de Madrid se interpretaron como una despedida. También como el anticipo de su nuevo destino: el Ministerio de Sanidad, como se ha confirmado este lunes después de que su nombre sonase las últimas semanas para ocupar esta cartera en el nuevo gobierno de PSOE y Sumar. Quienes la conocen la describen como una persona “muy trabajadora, que llega hasta el fondo de los asuntos, que no es ambiciosa y que se sabe los temas”.
Mónica García deja el Parlamento regional habiéndose convertido en la némesis de Isabel Díaz Ayuso. Y la pandemia de la Covid-19 tuvo mucho que ver en ese ascenso acelerado de la líder de Más Madrid. Su conocimiento de la sanidad pública madrileña como anestesista de un hospital público sumada a su capacidad para explicar lo complejo, la llevaron a posicionarse durante la crisis sanitaria en oposición a la gestión del Gobierno regional del Gobierno de Ayuso. La popularidad de García creció como la espuma y ante la repetición electoral de 2021 Más Madrid no tuvo dudas de ponerla como cabeza de cartel para competir contra la líder del PP en Madrid.
El resultado de aquellas elecciones fue agridulce para Más Madrid: Ayuso logró una amplia victoria con la desaparición de Ciudadanos y se reforzaba en el gobierno regional. La izquierda, de nuevo, se quedaba en la oposición ante un PP más fuerte que dependería poco de la extrema derecha. Un resultado insuficiente pero que situó a la formación de García en el liderazgo de la oposición. Por primera vez, un partido de izquierdas que no fuese el PSOE quedó en segunda posición, un resultado que Más Madrid logró revalidar en los comicios autonómicos del pasado mayo.
Líder de la Marea Blanca
La simpatía por la política de Mónica García no empezó con su entrada en la Asamblea de Madrid en 2015. Tampoco cuando lideró las manifestaciones de la Marea Blanca contra los planes de privatización de la sanidad pública de Javier Fernández-Lasquetty como consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre. Le venía, como se dice comúnmente, de cuna. Su padre, psiquiatra de profesión, fue diputado del primer parlamento de la Comunidad de Madrid por el Partido Comunista y ella había bebido la política en casa durante toda su infancia.
Por eso no dudó en ponerse al frente de las protestas de los sanitarios cuando el Gobierno de Ignacio González presentó en octubre de 2012 su plan para privatizar la sanidad pública. Aquel intento auspiciado por Lasquetty, entonces consejero de Sanidad, llevó a miles de médicos a las calles, que se manifestaron sin cesar con sus batas blancas. Y una de las portavoces de aquel movimiento fue García. Los planes de Lasquetty acabaron en los tribunales. La justicia paralizó en 2014 el plan del luego consejero de Hacienda de Ayuso y Gonález decidió retirarlo. Lasquetty presentó su dimisión. Aquella experiencia la llevó a acercarse a Podemos cuando el partido empezaba a nacer. Y de ahí a las elecciones de 2015 sin mucha pretensión de salir elegida.
Ya en 2019, el “pacto de las magdalenas” entre Manuela Carmena e Íñigo Errejón, que estaba enfrentado a Pablo Iglesias y al que Podemos había designado como candidato a la Comunidad de Madrid, rompió en dos el grupo parlamentario antes de las elecciones. García se unió así a la lista de Más Madrid que obtuvo 20 escaños a la Asamblea frente a los siete que obtuvo Podemos. Errejón la nombró entonces portavoz adjunta.
La crisis sanitaria del coronavirus acabaría por encumbrarla como líder de la política madrileña por sus enfrentamientos constantes con Ayuso. La relación de ambas nunca fue especialmente buena, pero la pandemia la terminó de empeorar. Ayuso ha demostrado en los plenos la poca simpatía con la líder de Más Madrid, de la que llegó a decir que tenía “la boca mustia”.
Su acercamiento a Yolanda Díaz
Su posición como líder de la oposición en Madrid la llevaron a acercarse a Yolanda Díaz. Ambas se conocieron en el famoso acto de Valencia organizado por Mónica Oltra, en el que también participó Ada Colau y la conexión fue instantánea. Un evento que provocó malestar en Podemos al no estar invitadas las líderes del partido Ione Belarra ni Irene Montero. Después en el lanzamiento oficial de la candidatura Sumar en abril de 2023 en el polideportivo Antonio Magariños, Díaz eligió a García como una de sus acompañantes.
La confianza entre García y Díaz ha ido cada día en aumento. Y tras los resultados de Más Madrid en los comicios del pasado mayo y el adelanto de las generales, el partido negoció y se hizo con los puestos tres y cuatro (Tesh Sidi y Errejón) en la lista por Madrid.
Mónica García no se va sola al ministerio. La acompañará Javier Padilla, su número dos en la Asamblea de Madrid, también hace las maletas para ser el nuevo secretario de estado de Sanidad. Padilla es, al igual que García, médico y, antes de su salto a la política institucional en las elecciones de 2021, trabajaba como médico de Atención Primaria en Madrid. También es experto en Salud Pública. De hecho, esa formación le llevó a formar parte del comité de expertos del Gobierno de Asturias durante la pandemia.
La idea de la formación es que Mónica García vuelva a ser la candidata de Más Madrid en las próximas autonómicas de Madrid, previstas para 2027. En el partido, creen que esta estrategia de ocupar estos años la cartera de sanidad es la acertada ya que el puesto en el Gobierno puede ayudar a que crezca su visibilidad entre los madrileños. Mucho más que en una Asamblea de Madrid donde el rodillo parlamentario del PP, con su mayoría absoluta desdibuja el papel de oposición.
David Noriega
La legislatura que queda atrás no ha sido precisamente tranquila en el departamento que abandona José Miñones. Ni en lo sanitario, con la peor crisis sanitaria del último siglo, ni en lo político, con tres ministros al frente de la cartera, el último de transición con apenas ocho meses en el cargo. Y, aunque el propio presidente del Gobierno reconocía este miércoles durante su discurso en el debate de investidura que buena parte de las competencias están transferidas a las comunidades autónomas, el Ejecutivo ha impulsado ciertas medidas que el programa de coalición entre PSOE y Sumar pretende afianzar o ensanchar.
Es el caso del refuerzo en atención primaria, con la transferencia por parte del Gobierno central de unos 1.000 millones de euros para la mejora de infraestructuras y equipamientos o el aumento de plazas MIR para tratar de paliar la falta de médicos. El compromiso es ahora impulsar un plan de choque en esa misma línea. Y también la creación de una ley estatal para limitar las listas de espera a 30 días para pruebas complementarias, 60 para consultas externas especializadas y 120 para intervenciones quirúrgicas.
El plan del nuevo Ejecutivo es continuar aumentando las prestaciones en salud bucodental, principalmente para las poblaciones jóvenes y vulnerables, tras el reparto este mismo mes de 68 millones de euros a las comunidades autónomas. También, crear un Pacto de Estado por la Salud Mental, aumentar el número de psicólogos y psiquiatras en la sanidad pública y garantizar, en palabras de Sánchez, “que no haya un solo ciudadano en España que necesite ayuda psicológica y no pueda obtenerla”.
Si fue precisamente una intervención de Íñigo Errejón en el Congreso en 2021 uno de los capítulos que puso de manifiesto la importancia de la salud mental, con un diputado del PP gritándole que se fuera “al médico” mientras ponía el foco en esta problemática, será ahora Mónica García la encargada de pilotar ese plan al frente del Ministerio. Hay otros asuntos que han defendido tanto Más País como Más Madrid que se han quedado en el tintero. Puede que la principal en esta lista sea la regulación del cannabis medicinal. “En el momento en el que vuelva la actividad parlamentaria, mi primer compromiso es trasladar el informe a la Agencia del Medicamento para su regulación”, llegó afirmar el ministro saliente en una entrevista en elDiario.es. Pero lo cierto es que los defensores de su uso temían que los avances queden en nada, mientras la propia García ha defendido la redacción de una regulación “responsable en adultos”.
Sobre la mesa han quedado también la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública o el registro de objetores de conciencia para garantizar que los abortos se realicen en centros públicos, el plan antitabaco y la actualización de la regulación de los vapeadores.