La portada de mañana
Acceder
Aldama zarandea al PSOE a las puertas de su congreso más descafeinado
Corazonadas en la consulta: “Ves entrar a un paciente y sabes si está bien o mal”
OPINIÓN | Días de ruido y furia, por Enric González

Pedro Rollán, un exalcalde cifuentista para cerrar una legislatura con tres presidentes en Madrid

Cuando a Pedro Rollán (Madrid, 1969) lo llamó Cifuentes para ficharlo como consejero de su Gobierno en 2015 nada le hacía imaginar que acabaría ocupando su sillón. Salía de Torrejón de Ardoz, donde había vuelto a ganar por tercera vez consecutiva las elecciones. Los números lo avalaban para dar el salto: en 2011 fue el alcalde más votado de España.

Dentro del Ejecutivo regional bailó de una consejería a otra. Empezó en Transportes y Vivienda, donde aprobó el abono joven de 20 euros, probablemente la medida más famosa del mandato. Medio Ambiente fue su siguiente destino para terminar, contra todo pronóstico, siendo la cara visible del nuevo Ejecutivo de Ángel Garrido, tras la dimisión de Cifuentes. Su imagen afable le facilitó el camino. Muchos de los que le conocen cuentan que es un hombre “tranquilo”, amable y de fácil trato con la prensa.

Militante del PP desde 1994, empezó en política local como concejal en el año 2004 tras dejar su puesto en la multinacional Schweppes. Tres años después consiguió por la mínima la mayoría absoluta en Torrejón de Ardoz, una ciudad de 120.000 habitantes que era, dijo, “el patito feo del Corredor del Henares”.

Su gestión quiso acabar con esa invisibilidad que denunciaba. Invirtió millones en hacer de Torrejón la ciudad de las luces de Navidad. Tres millones de bombillas led se ponen cada año en un larguísimo paseo de dos kilómetros. El año pasado se convirtió en la primera capital europea de la Navidad junto a Lieja (Bélgica).

Rollán se entregó a cultivar la imagen de Torrejón como un municipio de grandes festejos para sus vecinos. “Reprodujo un poco el modelo Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid”, dice uno de los portavoces de la oposición que lidió con aquel “despilfarro”. Bajo su mandato se inauguró también el Parque Europa, una instalación de 23 hectáreas con 16 réplicas en miniatura de monumentos europeos que costó más de 20 millones de euros a cargo de las arcas municipales.

La deuda del municipio en 2007 alcanzaba los 28 millones de euros. Siete años más tarde, en 2014, esa cifra se había multiplicado por cuatro, según publicó El País, que incluyó a la localidad dentro de una lista de las ciudades más ahogadas por la deuda. En particular, Rollán lideró una gestión de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo que fue objeto de un informe de la Cámara de Cuentas en 2015, donde el órgano fiscalizador plasmó una serie de irregularidades.

Su gobierno creó este organismo, que no existía en la localidad. Anunció poco después que tres edificios municipales se construirían a coste cero, aunque años después el Ayuntamiento ya ha pagado 20 millones por ellos. La operación para levantar un polideportivo, un centro cultural y la sede de la Jefatura de la Policía Local debía sufragarse a través de un intercambio de suelo. Rollán cedió tres parcelas para tres parkings privados a cambio de estas construcciones, inauguradas en 2011, pero ocho años después las cuentas no han salido como se prometían. La oposición quiso investigar en 2015 este trueque a través de una comisión de investigación municipal, pero el PP la vetó.

Católico convencido y conocido en la ciudad por sus apariciones en las procesiones de Semana Santa como costalero, el próximo presidente de Madrid empujó en Torrejón unas políticas sociales cuestionadas por miembros de su propio partido. En 2010, presentó una norma que impedía empadronarse en el municipio a migrantes que no dispusieran de más de 20 metros cuadrados por persona en su domicilio. La medida fue muy polémica.

Al día siguiente, y pese a las advertencias del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero de que esta forma de proceder no era legal, dijo que la negativa al censo era extensible a todos los ciudadanos de menos recursos, no solo a los extranjeros. Pero al final el Ayuntamiento tuvo que recular. Desde la presidencia de la Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre al frente, se respaldó la medida, que, sin embargo fue criticada por el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón. “No estamos de acuerdo en poner limitaciones a los inmigrantes que quieran empadronarse porque la legislación española vigente no las establece”, aseguró.

En 2019, Rollán se convierte en el presidente más breve de la historia de la Comunidad de Madrid, y también en el más desconocido en la institución. Su estancia en la cumbre le durará apenas un mes. En ese tiempo, la gestión será muy reducida. El presidente ha dejado todas las cuentas pendientes firmadas: en su último Consejo de Gobierno aprobó de golpe cuatro decretos y grandes inversiones en educación infantil y cheque bachillerato.

La gran incógnita entonces por resolver es si el nuevo PP de Casado contará con él para la prometida lista de “renovación” a la Comunidad de Madrid. Lo que es indudable es que Rollán será el encargado de poner su cara a un cierre de ciclo, el del cifuentismo en la Comunidad de Madrid.