Al sol incisivo de mediodía de primeros de agosto en Madrid hay una cola desordenada de personas esperando en el Wizink Center, uno de los grandes vacunódromos abiertos en la capital. No son los citados para pincharse con cita, que forman una fila india que corre con diligencia, sino un goteo de jóvenes entre preocupados y agobiados que ruegan por su segunda dosis.
Es otra de las consecuencias más visibles de los retrasos en la citación de los que recibieron Pfizer a lo largo del mes de julio: el grupo de edad que va desde los 20 hasta los 40 años. La mayoría se sienten apremiados por sus vacaciones, que han retrasado en algunos casos para completar la pauta. Hicieron los cálculos para irse de Madrid vacunados, pero salir airoso con el apósito pegado al brazo exige un auténtico peregrinaje de hospital en hospital hasta dar con uno que acceda a inyectar sin cita. Emprender un camino en busca de la vacuna que parece que no llega. El motor del viaje de algunos no son las vacaciones sino la preocupación por que pasen más de 28 días entre dosis y dosis. La Consejería de Sanidad ha dado orden a todos los centros de vacunación de que solo se atienda si los pacientes han recibido un SMS previo con el día y la hora, pero algunos hospitales están accediendo a poner los viales sobrantes si fallan personas citadas.
“Viene mucha gente desde hace dos semanas. Solo se vacuna en casos súper excepcionales, por ejemplo, si alguien se va a vivir fuera”, explica Iván, parte del personal de información contratado para la campaña de vacunación que custodia la entrada del Wizink. La repetición de la misma respuesta decenas y decenas de veces al día lo ha convertido en un autómata que con cada nueva consulta señala a un cartel pegado sobre una valla que dice: “Solo se vacunará a las personas que tengan su cita confirmada mediante código QR con fecha de día y hora o bien por llamada telefónica”. “Aquí no podemos hacer mucho más, les remitimos a un teléfono de información”, añade.
A su lado, un técnico del Summa y una chica llamada Cristina discuten. Ella lleva cinco días de gymkana por varios centros de vacunación de la Comunidad de Madrid. Este miércoles se cumplen 28 días de su primera dosis de Pfizer sin haber conseguido un hueco para ponerse la segunda tras decenas de llamadas al número 900 habilitado por la Consejería, viajes al Wanda Metropolitano -otro vacunódromo) y al Wizink Center y seis reclamaciones online, relata tras fracasar en el enésimo intento. Todo empezó, apostilla, el día que dio al botón “cambiar cita” de la segunda dosis porque no tenía con quien dejar a su hijo pequeño. No tuvo más noticias de la Consejería. Su próximo destino en el hospital Gregorio Marañón.
Los jóvenes deambulan por los hospitales que son más permeables a vacunar con las dosis que sobran valiéndose de la información que circula en mensajes de Twitter y grupos de WhatsApp. En este mapa madrileño, trazado boca a oreja, está La Paz, el Gregorio Marañón y el hospital de la Cruz Roja. La Consejería de Sanidad, a preguntas de elDiario.es, no aporta datos de cuántas dosis se han inyectado sin cita previa en estos centros.
María consiguió que le administraran la segunda de Pfizer en La Paz tras “rogar mucho”, dice al otro lado del teléfono. Esta madrileña de 37 años tenía programado un viaje a Galicia con sus dos hijos pequeños 24 días después del primer pinchazo. Corrió, cuenta, todo lo que pudo para coger la cita más temprana: a las 2.30 de la madrugada en el Wizink Center a primeros de julio. Pero el retraso de cinco días de la fecha para completar la pauta dio al traste con su calendario y la planificación familiar. “El coordinador me dijo que si había algún paquete abierto con viales sobrantes me la ponía, pero que no abriría uno para mí porque no se tiraba ninguna vacuna. Me pidió por favor que no extendiera la voz”, narra María.
“Aquí recibimos todos los días a 20 o 30 chavales y chavalas desesperados por vacunarse que han hecho un peregrinaje preguntando por varios sitios porque se van de vacaciones”, confirma un enfermero de La Paz que está en el equipo de vacunación del centro y que prefiere no dar su nombre. La “inmensa mayoría de las veces”, avanza, “la respuesta es que no” porque si “un día se la pones a una persona, al siguiente te aparecen 40”. “Solo las ponemos si sabemos ya que va a fallar mucha gente en el turno de tarde y entonces vamos sobrados de dosis, pero la orden es no ponerlas”, añade. El sanitario refiere casos de segundas dosis, pero también de primeras que no pueden obtener la autocita. Las de Pfizer siguen paralizadas.
Una instrucción y reglas variables
En cada centro hay unas reglas no escritas que se moldean en función de la avalancha de peticiones. En el Wanda Metropolitano, por ejemplo, hasta ahora accedían a vacunar sin cita a las personas que tuvieran un justificante de viaje y hay jóvenes, como Natalia, que compraron un billete de tren solo para obtener un salvoconducto que les garantice el pinchazo. Pagó 28 euros por un viaje que no va a realizar. Su testimonio lo recogió la Cadena Ser.
A John, por ejemplo, un chico de también 37 años, le dijeron en el hospital que se puso la primera dosis que acudiera directamente si a los 21 días no había recibido noticias de la Consejería. “Allí me presenté el día 31 y me dijeron que no tenían vacunas de Pfizer y que no me molestara en ir tampoco a otro sitio. Sigo esperando”, cuenta este joven, a quien llamar al teléfono de información le dejó más “intranquilo”. “La respuesta fue que no pasaba nada si me vacunaba más allá de los 28 días”. El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, aseguró la semana pasada que el margen se extiende hasta los 42 días en el peor de los casos.
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, en guerra permanente con Pedro Sánchez, sigue vinculando la situación con la estrategia del Ministerio de Sanidad y la “escasez de vacunas”, pese a que el último anuncio del presidente del Gobierno de España es un paquete extra de tres millones más. El Ministerio de Sanidad sostiene que Madrid puso demasiadas primeras dosis de Pfizer en junio, cuando llegaron remesas muy grandes por adelantado. La situación ha obligado a la Consejería de Sanidad a paralizar las nuevas citas de las primeras dosis argumentando “falta de stock” y a demorar unos días el segundo pinchazo.
La Comunidad de Madrid abrió hace una semana una página web para atender las múltiples quejas por la campaña de vacunación contra el coronavirus en la región. Incidencias con el certificado digital COVID y el acceso a la aplicación de la tarjeta sanitaria virtual son los principales problemas que están teniendo los madrileños. En los últimos días, los retrasos en la segunda dosis copan las reclamaciones.