“Mira que soy muy de Isabel Ayuso, pero en esto la ha cagado”, censura Julia, farmacéutica, cuando en su botica se acaban por segunda vez en la mañana las pruebas de antígenos de COVID gratuitas que la Comunidad de Madrid está repartiendo por la región. En la puerta había una decena de personas cuando la titular avisó de que ya no quedaban tests, ni gratuitos ni de pago. La fila se esfumó inmediatamente, para fastidio de Nacho Pérez, de 42 años, preocupado por que la Navidad se echa encima y su abuela tiene 91 años. Le tocaba probar suerte en otra farmacia, la tercera hoy.
El reparto de pruebas de autodiagnóstico ante el agudo repunte de contagios en Madrid no ha satisfecho la demanda. A pesar de que el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, presumía a mediodía de que se habían repartido 770.000 pruebas, de seis millones adquiridas para estos días, lo habitual esta mañana ha sido que llegasen a los establecimientos entre una y tres remesas de 50 unidades, que se agotaban a los pocos minutos. “Estamos un poco cansados de que nos usen para repartir”, continuaba Julia tras el colgar el letrero de ‘no quedan tests’. “Al abrir por la mañana había una cola de 20. No se trata de trabajar gratis, sino de que dejas de hacer el resto del trabajo”, se quejaba. “Sé que hay un crecimiento exponencial, pero lo tenían que haber hecho más dilatadamente”, oponía. ¿Por qué no repartirlos en el exterior de los centros de salud?, se preguntaba, tras insistir en que la jornada de hoy estaba siendo “un marrón”.
En la farmacia más próxima a la de Julia, que pide que no se mencione su apellido, las colas para la prueba duraban hasta media hora. Entre los que esperaban, apenas había gente que hubiese tenido contactos de riesgo. Pablo Molina y Neus Roca, estudiantes veinteañeros de Cádiz y Rota, respectivamente, ya habían probado suerte con otras tres farmacias, sin éxito. Volvían a casa por Navidad y querían estar tranquilos. “Es por las fiestas, por precaución”, coincidía Soledad González, de 59 años, en su segunda intentona. En ese momento, una empleada de la farmacia se asomó por la puerta. “¿Alguien necesita medicación?” Silencio. “¿Todos queréis test?” Silencio de nuevo, con algún leve gesto de asentimiento en la fila. La mujer resopló y volvió adentro.
La situación se repetía por la ciudad. “Agotados test COVID de la Comunidad”, rezaba el cartel colgado a primera hora de la mañana en la farmacia de la calle Juan XXIII en el distrito de Moncloa-Aravaca, informa Irene Castro. De camino a las dos que hay a menos de 500 metros, en Reina Victoria (donde también están agotadas), un señor sentado en un banco conversaba con otras dos personas en la puerta de una frutería. Era la comidilla de la mañana: “En esa de ahí se han acabado a la mitad de la cola”. Al norte, en Valdebebas, una hora de espera se saldaba en fracaso. En la farmacia en cuestión solo contaban con tener 50 test hoy y animaban a los vecinos a volver al día siguiente. En La Guindalera, un poco más temprano, la cola reunía a varias personas con su tarjeta sanitaria más las de sus familiares o compañeros de piso, según el caso. A las 9.30 y tras 15 minutos de cola sí era posible llevarse a casa las cajas con las pruebas.
La demanda es tan alta que las pruebas de venta libre también se agotan deprisa, dando lugar al ya conocido fenómeno de la inflación súbita. A cinco euros, a seis y medio o a nueve, en función de a quién se le preguntase. Julia, la farmacéutica simpatizante de Ayuso, no quería revelar el precio a la que las había adquirido, pero era ya “el doble” que hace unos días. Se agotaron igual, en todo caso. Fuera de Madrid, otro tanto de lo mismo. A una familia de Majadahonda el farmacéutico les señaló que hasta nochebuena no se esperaban más pruebas. Esto, para las gratuitas. Para las de pago había que apuntarse en una lista que ocupaba ya seis páginas. Otro fenómeno contemporáneo, el del bulo digital, se manifestaba de nuevo en redes como WhatsApp, donde circularon mensajes recomendando una determinada marca de tests por ser supuestamente (falsamente, en realidad) más fiable para detectar la variante ómicron.
Vuelve la privada
Descartadas las farmacias, la opción restante era regresar a los laboratorios privados. En la clínica de acupuntura de la calle Jorge Juan, en Fuente del Berro, la oportunidad de negocio se topó con la legislación laboral. Las pruebas de antígenos se cobran normalmente a 30 euros; las PCR, a 100. Pero la enfermera estaba librando. “Claro que nos perjudica, pero también tiene derecho”, oponían al teléfono.
Sí trabajaban a buen ritmo en la clínica Virgen del Camino, en el Paseo de Delicias. El goteo de clientes era constante en la consulta, atendida en la entrada por personal resguardado con mampara y pantalla individual, como en los peores meses de 2020. Julieta Zapotoczny, que regresa a Italia, no quiso dejar nada al azar, dentro de lo posible, y se hizo dos pruebas, la de farmacia y también la de laboratorio, porque le dijeron que era más fiable. “Si la reservas por Internet te cuesta la mitad”, advertía. Aquí los antígenos costaban 40; la PCR, 90.
“Si es por viaje al extranjero traiga el pasaporte”, señalaban por teléfono a quien pedía información. Los resultados se entregaban en 20 minutos, para la prueba de antígenos. Mar y Gisela Hernández, hermanas de 37 y 46 años, aceptaron pagar para estar tranquilas. “Ya te da miedo”, decía la más joven. “Encontré una en la farmacia, pero me la guardo para Año Nuevo”, revelaba la mayor. Ellas no viajarán al extranjero sino a Pozuelo de Alarcón, donde viven sus padres, aunque emocionalmente la distancia pueda resultar grande.
Farmacéuticos denuncian “situaciones de tensión” por los test
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid ha emitido este miércoles un comunicado en el que ha notificado “situaciones de tensión” a causa de la distribución en los establecimientos de estas pruebas.
“Los farmacéuticos nos hemos ofrecido a colaborar en la campaña de la Comunidad de Madrid de una forma altruista, pero antes nos tendrían que haber garantizado el suministro de estos productos. No tenemos la culpa del actual desabastecimiento ni los ciudadanos pueden echarnos en cara que nos dispongamos de los test de la Comunidad, que están perfectamente identificados con su número de lote y de serie”, lamentan los farmacéuticos.
“Corresponde al Gobierno regional aclarar cuándo podrá suministrar test suficientes para atender a una demanda de 6,8 millones de habitantes”, ha señalado el presidente del COFM, Luis González Díez, en la nota difundida.