ETA se disolvió hace tres años y no mata desde hace once. Pero a seis días de las elecciones del 4 de mayo, el Partido Popular dio un paso más en la escalada de la crispación de la campaña y volvió este miércoles a utilizar con fines electoralistas el que es uno de sus mantras habituales contra la izquierda: la supuesta connivencia de los partidos progresistas –hoy en el Gobierno– con la banda terrorista ya desaparecida. “Esto también se vota el próximo martes”, aseguró este miércoles el consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid y número cuatro de la lista de Isabel Diaz Ayuso para las elecciones del 4M, Enrique López, durante un acto de campaña con víctimas del terrorismo que el PP programó en Aranjuez (Madrid) y que estuvo presidido por el líder nacional del partido, Pablo Casado.
El objetivo oficial de este acto de campaña era presentar una proposición de ley, registrada la semana pasada por los populares en el Congreso, con la que pretenden modificar el Estatuto de la Víctima del Delito, el Reglamento Penitenciario y las leyes orgánicas Penitenciaria, de Seguridad Ciudadana, del Derecho de Reunión y del Poder Judicial para que las víctimas del terrorismo puedan tener voz sobre los beneficios penitenciarios de los presos de ETA u otras organizaciones terroristas. El citado Estatuto de la Víctima ya recoge su participación en los procesos penitenciarios pero ir más allá, como pretende el PP, supondría una medida de dudoso encaje constitucional, ya que la Carta Magna reconoce el objetivo de la reinserción de los presos y la legislación ciñe las decisiones sobre los regímenes penitenciarios a los tribunales de Justicia.
La presentación se convirtió en un mitin político más que elevó el tono de las acusaciones contra el Gobierno, al que desde su toma de posesión el PP siempre ha tratado de vincular con ETA, pese a las críticas contra los populares de numerosas víctimas del terrorismo que se han sentido utilizadas por Casado. Todos los intervinientes en el acto de este miércoles, entre ellos López y Casado, además de Mari Mar Blanco o Teresa Jiménez-Becerril –ambas familiares de asesinados por ETA– pidieron directamente el voto para Isabel Díaz Ayuso que, a su juicio, es “la única candidata” que defiende a las víctimas del terrorismo. Y cargaron contra el Ejecutivo. “Rufián y Otegi no votarían a Ayuso, votarían a Gabilondo, a Iglesias o a Mónica (García)”, llegaba a asegurar Enrique López, tratando así de vincular a los dirigentes de ERC y EH Bildu con el terrorismo, y también a los otros candidatos a las elecciones.
Casado repitió algunas de las acusaciones habituales que ha solido utilizar a lo largo de los últimos dos años para desacreditar al Gobierno progresista por su supuesta tibieza contra la ya desaparecida ETA. El líder del PP aseguró que “el Gobierno no está acabando con ese relato de equidistancia cómplice e ignominioso entre víctimas y verdugos”. “Pedro Sánchez ha necesitado de un partido como Podemos, declaradamente comunista, al que le parece muy bien la dictadura que hay en Venezuela, y ha tenido que contar con partidos como Bildu, que no ha condenado los asesinatos de ETA”, añadía el líder del PP, que insistió: “La portavoz de Bildu en el Congreso era editora de un periódico que nos señalaba. Hay políticos de Bildu que han estado señalando a familiares de víctimas del terrorismo que han sido asesinadas. Y Pedro Sánchez es presidente del Gobierno gracias a Bildu, un partido que no condena 850 asesinatos. En ningún país del mundo se entendería esto”, recalcó.
El líder del PP llegaba a comparar a la formación independentista vasca con “el partido nazi” alemán y consideraba que el hecho de que “Bildu esté ahora legalizado no quiere decir que moralmente” los populares consideren que “es homologable hasta que no condene los asesinatos de ETA”. También aseguró que el Gobierno está “acercando presos al dictado de Bildu”, obviando que cuando ETA mataba, el Gobierno de José María Aznar, padrino político de Casado, acercó a más de 400 presos de la organización terrorista. En su escalada, el líder del PP aseguró este miércoles que Sánchez dice “que los de Bildu tienen que estar a los mandos del Estado”, unas declaraciones que en realidad nunca ha hecho el presidente del Gobierno.
En el mismo acto en el que lanzó todas estas acusaciones, Casado acusó al Gobierno de crispar. “Al PSOE le conviene la tensión en campaña, por eso todas las campañas resucitan a Franco, legislan en lo moral, y enfrentan por sexo o por género”, apuntó el líder del PP, para zanjar: “Pero ya no cuela. En España no hay un problema de convivencia, hay un problema de polarización instigada por el Gobierno”.
El intento de los populares por vincular al Ejecutivo con ETA ha sido una constante desde que Casado llegó a la presidencia del PP. En agosto de 2018, apenas un mes después de lograr liderar a los populares, Casado ya acusó al Ejecutivo de “ceder al chantaje” de los “terroristas de ETA” por trasladar a dos presos de la banda en cumplimiento del tercer grado que les fue concedido paradójicamente por el Gobierno de Mariano Rajoy al darse los requisitos previstos en la ley. “Es una contraprestación a una moción de censura vergonzante”, dijo entonces Casado. Pero ni siquiera las asociaciones de víctimas respaldaron sus palabras, que recordaron al presidente de los populares que no había habido “cesiones” del Ejecutivo.
En cada mitin de Ayuso
También en los argumentarios de Isabel Díaz Ayuso desde que convocara las elecciones anticipadas el pasado 10 de marzo ha estado presente la alusión recurrente a ETA para arremeter contra Sánchez y Pablo Iglesias, a los que ha acusado de “blanquear el terrorismo”. De hecho, cuando el candidato de Unidas Podemos recibió las primeras amenazas en un sobre con cuatro balas, Ayuso acusó a Iglesias de “provocar la violencia” por “coquetear” y “blanquear” a “personas como Otegi o a una banda terrorista”. “Demuestran que tú eres el primero que te estás equivocando y, por tanto, no puedes seguir por ese camino. Si tú pides que se condene la violencia, empieza tú mismo por alejarte de ella. Fuera la violencia de la política”, decía Ayuso, pese a que ETA ya no existe.
Una de las consignas más repetidas durante estos últimos días en cada mitin de Ayuso es que el Gobierno ha cedido las competencias penitenciarias al Ejecutivo autonómico para acercar a los presos etarras a las cárceles vascas.
Ayuso ha incorporado además a Marimar Blanco, hermana del asesinado por ETA Miguel Ángel Blanco, en la lista autonómica a las elecciones del 4 de mayo y ocupa la posición 15. Blanco está siendo una de las más activas en esta campaña. Este martes, en Leganés, junto a Toni Cantó y la presidenta regional, la expresidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo cargó contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y aseguró que el PP “jamás se sentará a negociar con quienes aplaudían cada vez que las balas llegaban a las nucas de nuestros compañeros”. “Nos sentamos con las víctimas y no con los verdugos”, lanzó, criticando al Gobierno.
Ayuso pretende en estas elecciones captar votos al PSOE desencantado con los socialistas por sus pactos con Podemos y Bildu. Este miércoles, solo unas horas después del acto del PP, la candidata popular se sentaba junto al exlíder socialista vasco Nicolás Redondo Terreros en el Club Siglo XXI que este preside, y aseguraba que lo ocurrido en la política vasca “fue el germen” en el que conoció la política. “Me enamoré y me comprometí en la lucha por la vida y la libertad, y por todo eso las elecciones del próximo 4 de mayo son trascendentales”, añadía Ayuso, de nuevo, vinculando los comicios con ETA.
No es el primer acto de la campaña de Ayuso con Redondo –que en 2001 fracasó en su intento de desbancar al PNV del Gobierno vasco a través de un frente antinacionalista, pretendiendo aliarse con el PP vasco, entonces en manos de Jaime Mayor Oreja, ya que finalmente ambas fuerzas no lograron sumar más que los nacionalistas–, en su estrategia por captar el voto socialista. Hace una semana, la candidata popular incluía un evento de última hora en su agenda para fotografiarse con el que fuera líder del PSOE vasco y el expresidente madrileño Joaquín Leguina, que mostraron a Ayuso las instalaciones en las que se realizan labores de equinoterapia con personas discapacitadas.
“Los que hacen cordones sanitarios contra Vox son los mismos que luego pactan con Bildu, es de una cara dura tremenda”, era el argumentario repetido este miércoles por los dirigentes populares tras el coloquio de Ayuso. La candidata popular había dejado claro minutos antes que no va a aplicar ese cordón sanitario a la extrema derecha que pretenden desde la izquierda: “Yo no soy equidistante, yo no he visto en Vox las barbaridades que se están viendo en Podemos”, lanzaba Ayuso que pedía el veto contra Iglesias
Una constante en el PP
Las alusiones a ETA para cargar contra la izquierda han sido una constante en el PP. En los últimos dos años, Casado cargó contra Sánchez por ser “cómplice y rehén” tanto de las fuerzas independentistas como “de los batasunos” y los “proetarras”, en alusión a los partidos que respaldaron la moción de censura del hoy presidente del Gobierno contra Rajoy y su posterior investidura, en enero de 2020. El pasado diciembre, el líder de la oposición le llegó a espetar a Sánchez en el Congreso que el voto de EH Bildu a los Presupuestos fue como si el presidente francés, Emmanuel Macron, hubiera pactado con los terroristas de Bataclan o el estadounidense Joe Biden con Al Qaeda. “Ha pactado con los de Hipercor”, dijo Casado, ajeno una vez mas a las advertencias de distintas víctimas del terrorismo que piden no ser utilizadas contra el Gobierno.
La estrategia de vincular a la izquierda con ETA que mantiene la dirección de Casado es idéntica a la que llevó a cabo su predecesor en el cargo, Mariano Rajoy, después de que en 2004 perdiera las elecciones frente a José Luis Rodríguez Zapatero y el PP pasara a la oposición tras ocho años de gobierno de José María Aznar. Además de abrazar la llamada teoría de la conspiración sobre la autoría de los atentados del 11 de marzo de 2004 –cuya gestión hizo perder las elecciones al PP–, Rajoy realizó todo tipo de declaraciones sobre la supuesta connivencia del Ejecutivo de Zapatero con ETA.
En una intervención histórica en el Congreso de los Diputados, el entonces líder de la oposición lanzó una gravísima acusación contra el presidente del Gobierno el 12 de mayo de 2005: “Usted se ha propuesto cambiar de dirección, traicionar a los muertos y permitir que ETA recupere las posiciones que ocupaba antes de su arrinconamiento”, le dijo, por no promover la ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), marca de entonces de la izquierda abertzale que luego fue ilegalizada por los tribunales. Tras perder unas nuevas elecciones, las de 2008, Rajoy cambió de rumbo y dejó de utilizar a ETA como arma contra Zapatero cuando la banda seguía activa. Casado vuelve a recurrir a la organización terrorista cuando ETA ya es historia.