A dos meses de la celebración del Congreso Regional del PP de Madrid la guerra entre las corrientes que forman el partido es pública y notoria. Solo se ha tenido que dar el primer acto en el que han coincidido la presidenta de la Comunidad y de la gestora del PP, Cristina Cifuentes, con Íñigo Henríquez de Luna, mano derecha de Esperanza Aguirre en el Ayuntamiento de Madrid, para que la batalla soterrada que mantenían ambas familias del PP madrileño salga a la luz.
La dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta del PP de Madrid en febrero de 2016, debido a los casos de corrupción que rodean a la formación política, llevo a la dirección nacional del partido a nombrar a un gestora con Cristina Cifuentes como presidente. Desde que tomó posesión, Cifuentes ha ido moldeando el partido con sus afines y ha tratado de marcar distancia con la anterior dirección.
Un encuentro mantenido este miércoles en la misma sede de la calle Génova entre Cifuentes y más de 200 vocales vecinos, presidentes de distrito y secretarios generales del Partido Popular, entre los que se encontraba Henríquez de Luna. Una reunión que ha devenido en un enfrentamiento en Twitter con acusaciones de impedir el debate, búsqueda de la promoción personal, falta de democracia interna y de actuar deshonestamente.
Durante el acto Cifuentes aseguró que el proceso para elegir al máximo responsable del partido en Madrid, que culminará en el Congreso convocado para los días 18 y 19 de marzo, será “sin privilegios, ventajas ni favoritismos, en el que todos los militantes son iguales y tienen las mismas oportunidades”. El problema ha llegado al terminar su discurso, ya que según Henríquez de Luna “por primera vez en la historia del PP de Madrid, no ha permitido que los presentes plantearan preguntas o intervinieran para defender sus ideas”.
Henríquez de Luna quería transmitir ante el resto de los congregados sus quejas por las fechas del Congreso Regional, ya que en su opinión la celebración en el puente por la festividad de San José no va a permitir una competencia real. Según su versión, han subido la música y no le han permitido dar su opinión. “Este intento por acallar otras voces no tiene precedentes, y nunca se había producido en el PP”, ha añadido.
Desde el entorno de la presidenta de la gestora del PP se aseguró que Henríquez de Luna pudo hablar todo el tiempo que quiso con los vecinos vocales sin ningún problema. A partir de ahí se inicio una diatriba pública en Twitter entre los miembros de un partido acostumbrado a lavar los trapos sucios en silencio y con una cultura poco proclive a mostrar disidencia alguna.
A las declaraciones de Henríquez de Luna le salieron rápidamente a contestar otros miembros del PP y el consejero de Presidencia, Justicia y Portavoz de la Comunidad de Madrid y mano derecha de Cifuentes, Ángel Garrido, acusándole de buscar protagonismo.
Mientras, representantes del sector aguirrista como Eva Durán llegaban a meter en esta pugna al presidente del partido, Mariano Rajoy, apelando a su mediación, y otros como Luis Asúa dudaban de que Génova fuera ya la casa de todos.
Las respuestas de los seguidores de Cifuentes se centró en comparar el PP madrileño de ahora con el anterior. La portavoz adjunta del PP en la Asamblea de Madrid, Isabel Ayuso, calificó de deshonesto el comportamiento de los aguirristas mientras que Luis Miguel Torres, concejal del PP en Alcobendas, lanzaba loas al PP de Cifuentes.
Todo este debate ante la mirada atónita de militantes y la confusión de trabajadores del PP, que ven como en esta ocasión las veleidades internas del partido se airean. La campaña electoral por la presidencia del Partido Popular de Madrid no ha hecho más que empezar. Un proceso de luchas intestinas al que todavía restan dos meses.