Unos 40 agentes de las fuerzas de seguridad, entre la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Municipal, han cargado con porras y aerosol de pimienta contra medio centenar de manifestantes en Collado Villalba. La protesta había sido convocada por la Asamblea de Vivienda para reclamar soluciones tras el incendio presuntamente intencionado de otro edificio de propiedad de la Sareb, que el pasado diciembre dejó en la calle a decenas de familias sin recursos.
Tras resistir más de una hora en la calle Madrid, un pequeño grupo de manifestantes ha conseguido abrir la puerta de un edificio abandonado desde hace más de una década y atrincherarse. Esta propiedad también pertenece a la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria S.A.), más conocida como 'banco malo', la entidad que creó el Gobierno de Mariano Rajoy para gestionar los activos inmobiliarios tóxicos salidos del rescate bancario.
La situación degeneró en cuestión de segundos cuando un agente empezó a empujar a los manifestantes. “Quiero ver la puerta, dejadme ver qué está pasando en la puerta”, exigió a los mediadores. “Si no me dejáis pasar a mí, vamos a llamar a los antidisturbios y os puedo asegurar que la cosa se pone fea”, insistió ya con la porra entre las manos. La amenaza no tuvo ni el tiempo de cumplirse, ya que diez segundos después los agentes estaban cargando contra los manifestantes.
“Ha sido muy rápido. Un momento estaban hablando con los mediadores, y unos segundo después han decidido que ya no se podía discutir y han empezado a emplear la fuerza”, denuncia Paola Ocaña, una de las portavoces de la Asamblea de Vivienda. “Estábamos en la calle pacíficamente, manifestándonos en frente de un edificio clave para entender el problema de la vivienda en Villalba. No había razones de acabar así”. Decenas de personas han intentado con agua y leche calmar el picor provocado por el espray de pimienta, y algunos de ellos han incluso necesitado la atención del Samur.
La concentración acabó con la intervención de los agentes de la Guardia Civil y los antidisturbios, que rompieron el cristal de la puerta y entraron en el edificio recién ocupado. Seis personas han sido detenidas, entre ellos también un periodista que estaba registrando el evento en el interior del bloque. Se les acusa de “tentativa de ocupación y desordenes”.
La protesta había empezado horas antes a unas pocas manzañas de allí, en la calle Real, donde se encuentra el edificio que fue desalojado en diciembre y que se encontraba en estado de abandono desde hace poco más de una década. Unas 20 personas con monos blancos y pancartas reivindicativas han cortado el tráfico al grito de “Sareb, ¡limpia!”. Al mismo tiempo, a veinte metros, otro grupo entró por las ventanas del edificio desalojado para limpiar del humo y ceniza las viviendas que habían sido afectadas por el incendio. En total, más de 100 personas han trabajado de forma conjunta en todas las acciones que se han llevado a cabo a lo largo del día.
Los afectados, que vivían allí desde hace dos años, denunciaron desde el primer momento que el incendio fue intencionado con el objetivo de desalojarlos. De hecho, al día siguiente del accidente, la entidad propietaria del inmueble envió un equipo de seguridad para instalar sistemas de alarmas en el bloque, colocar una puerta blindada y tapar las ventanas.
“Nos dijeron que podíamos volver pidiendo permiso para sacar nuestras cosas, pero no ha sido posible. Hay gente que tiene documentos importantes allí, y no nos permiten subir ni acompañados”, explica Sonia García, una de las vecinas que perdió su vivienda. Durante el último mes ha vivido en uno de los pisos del segundo bloque, que no fue afectado por las llamas, con otra familia. El resto de los afectados se encuentran en situaciones similares.
Tampoco están al tanto de los resultados de la investigación del ataque, aunque la Asamblea de Villalba asegura que el incendio fue el producto de las “campañas de criminalización de la pobreza y de la okupación”. Asimismo, culpan principalmente al Ayuntamiento, encabezado por la popular Mariola Vargas, que abrió en Villalba la primera Oficina Antiocupación de la región.