Decenas de personas han vuelto a manifestarse contra el Gobierno saltándose el confinamiento en Madrid pese al aumento de la presencia policial y la advertencia institucional de que las concentraciones vulneran el estado de alarma. Con cacerolas, banderas de España y megáfonos, un grupo de vecinos ha tomado de nuevo la calle Núñez de Balboa de Madrid, el punto donde empezaron las concentraciones hace unos días y un feudo electoral para PP y Vox, y también las inmediaciones de la calle Arturo Soria, en el distrito de Hortaleza.
El dispositivo policial, muy amplio, no ha disuelto la protesta. Se ha limitado a impedir el tránsito por la calzada y a pedir, a cada tanto, a los manifestantes que circularan para reducir las aglomeraciones. “Es la hora del paseo, circulen un poquito, por favor”, le decía un agente a dos personas que la emprendían a golpes contra una señal de tráfico para hacer ruido. Igualmente, las personas concentradas han terminado agolpándose a ratos en las aceras y, sobre todo, en las intersecciones.
Los policías se han diseminado por toda la calle en hileras. En algunos tramos había más agentes que manifestantes rodeados de cámaras de televisión y periodistas. “Ahora tenemos la atención”, se felicitaba Beatriz, que vive en la calle Lagasca, y dice que aplaude desde casa y luego baja a manifestarse. “Por fin tenemos voz”, gritaba una señora excitada por la presencia de muchos micrófonos. Otra vecina pedía a voces “abrir Madrid porque la gente tiene que trabajar” y acusaba al Gobierno de “arruinar a España”.
El grito más repetido es “libertad”. Algunos admiten que han venido por primera vez cuando supieron que iba a aumentarse el control policial. Es el caso de Marcos: “Están restringiendo los derechos. Dicen con Franco, pero esto es mucho peor”, argumenta. Ana, abogada de mediana edad, considera que el Gobierno está coartando el estado de derecho por impedir que la gente se junte en las calles en pleno estado de alarma. Pero tuerce el gesto cuando ve excentricidades entre sus vecinos. Un chico ha pasado dos horas con un megáfono dando indicaciones a sus vecinos como si fuera un policía: “Por favor, respetad la distancia. Vamos a darles una lección de civismo a estos rojos”.
Isabel, que baja a manifestarse desde hace tres días, piensa que las consecuencias de amontonarse son menos gravosas que el daño que, según ella, está haciendo el Gobierno. “¿Que este es el foco de contagio? Venga ya”, ironiza esta señora que casi entra en los 70. Luego asegura que está “hasta los cojones del gobierno y del real decreto” y que “si Pablo Iglesias se salta la cuarentena”, ella también el confinamiento, remata.
Antonio ha venido por primera vez y es del fuera de la zona, pero sus argumentos se parecen. “No habríamos llegado al extremo de venir a un sitio donde hay gente si no es porque están sucediendo cosas más graves”, dice en tono exaltado. La conversación se interrumpe con la megafonía policial: “Atención, atención, les habla la policía. Conforme a lo dispuesto en el Real Decreto 463/2020 deben mantenerse en movimiento en la vía pública y respetar la distancia social de seguridad de dos metros”.
No todo el barrio piensa igual. Otros vecinos se han quejado por las protestas y han colocado carteles en calle y balcones para pedir a los manifestantes que protesten desde sus casas. “La terrible gestión del Gobierno no es excusa para poneros en peligro. Por favor, manifestaos desde casa”, rezaba una pancarta colocada en un balcón en la intersección de las calles de Ayala y Núñez de Balboa. Unos metros más allá una señal de tráfico estaba empapelada con dos folios que pedían “cumplir las normas de confinamiento”. “Nosotros, los vecinos de esta calle, lo hacemos. Muchas gracias”.
“El virus es el coletas y su panfleto comunista”
En Pinar de Charmartín decenas de personas se han congregado por cuarto día consecutivo debajo de uno de los balcones de la calle Condado de Treviño, que muestra en letras blancas el número de fallecidos en esta pandemia. Los aplausos de las ocho a los sanitarios se han sustituido por la repetición del himno nacional que pone uno de los vecinos. Abundan las banderas de España, ondea también la de la Guardia Civil, y los más previsores han traído incluso paraguas con los colores nacionales. Entre canciones militares, la de ‘Libre’ de Nino Bravo e incluso de la Tusa, los manifestantes cantan proclamas contra el Gobierno: piden la dimisión de Sánchez, gritan “Libertad, libertad” y corean “Viva España”.
“Yo no soy política, ni monárquica, ni religiosa, pero tampoco soy comunista”, afirma Cuca, que asegura que esta es la primera vez que se envuelve en la bandera de España para salir a la calle. Se ha sumado a la concentración en Pinar de Chamartín. Critica que estos días medios de comunicación y usuarios de redes sociales les señalen y tilden de “fachas”. “Somos patriotas”, asegura junto a varios manifestantes que prometen seguir viniendo a diario.
Ante las críticas por estas aglomeraciones en pleno estado de alarma, los asistentes justifican su “protesta pacífica” y se amparan en la inacción de la policía Nacional, que ha cortado la calle y “no nos va dicho nada”, observa Pilar. Los días anteriores solo ha estado presente la Municipal, sin embargo, esta tarde y tras la identificación y proposición para sanción de 13 personas el miércoles en el barrio de Salamanca, Delegación de Gobierno ya había anunciado el despliegue de la Nacional.
En la fachada del edificio alrededor del que se congrega la gente, además del recuento de las muertes, han desplegado un cartel en el que se recuerda respetar la distancia de seguridad y se piden “Test ya”. “El virus es el coletas y su panfleto comunista”, sentencia Cuca, que con guantes y mascarilla dice no temer a los contagios. Aunque la media son personas que rondan la edad de jubilación, hay también grupos de jóvenes e incluso familias completas con niños, pese a que a partir de las ocho no se recomienda que los menores de 14 años estén en las calles.
La mayoría de las personas son gente que viven en calles adelañas, y se congregan aquí por la música, explica otro de los asistentes. Durante todo el estado de alarma ha sonado el himno de España en este barrio y los fines de semana a mediodía se ponen a todo volumen canciones religiosas, explica uno de los vecinos. Pasadas las ocho y veinte dos agentes de Policía han pedido a los manifestantes que se retirasen a las aceras y la multitud ha comenzado a marcharse. “¡Gracias y viva España!”, gritaba una mujer con el bolso forrado con la bandera a los balcones antes de marcharse.
Debido a la persistencia de la protesta y al número de participantes, el Ministerio del Interior diseñó para este jueves un dispositivo de seguridad con el objetivo de evitar aglomeraciones y provocar situaciones de riesgo para la salud en plena pandemia, según fuentes del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska. El uso de las Unidades de Intervención Policial (UIP), o antidisturbios, se debe a que son las especialistas en control de masas y a la dificultad de enviar a la zona un número adecuado de agentes en los coches zeta, con distintivo, que solo trasladan a una pareja por vehículo, informa Pedro Águeda. Los agentes municipales, desplegados también en la zona, no multaron el miércoles a ningún asistente, según confirman fuentes del Ayuntamiento de Madrid, y este jueves no han aparecido. El Consistorio justifica que actuaron a requerimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y que estas solo les pidieron que controlaran el tráfico. Los asistentes formaron aglomeraciones y golpearon mobiliario urbano.
Todo empezó, según los vecinos, cuando la Policía disolvió a un grupo de personas que se había congregado debajo de un balcón con la música muy alta el pasado domingo. El incidente provocó varias identificaciones. A lo largo de la semana las protestas contra el confinamiento han ido creciendo y replicándose más allá del barrio de Salamanca en zonas como Pinar de Chamartín, Aravaca y, en menor medida, Chamberí. “Ha sido un polvorín”, resume Beatriz desde la calle Nuñez de Balboa, donde la concentración se ha disuelto en torno a las 21.45 horas.
Protestas alentadas por PP y Vox
Las concentraciones se han mantenido al calor del respaldo de varios dirigentes del PP y Vox. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha alentado en la Asamblea de Madrid estas manifestaciones porque, a su juicio, “muchos” de los vecinos “posiblemente se van a arruinar a costa” de las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez. El epicentro de las concentraciones está en la llamada 'Milla de Oro' madrileña, una calle plagada de tiendas de lujo y situada en uno de los barrios con más poder adquisitivo de toda la capital. El distrito, Salamanca, tiene una renta media de 24.433 euros por persona. Beatriz vota al PP pero se define como una “ciudadana libre”. “No he venido porque haya sentido el respaldo de mi partido”.
Ayuso también ha acusado al Gobierno de “aprovechar el mando único, que las familias están encerradas y no pueden salir libremente a manifestarse, aunque sea un ratito por las tardes en su propia calle, para imponer todo tipo de barbaridades”. El alcalde de Madrid, que comparó inicialmente estas concentraciones con las caceroladas contra el Rey, ha rectificado y llamado a respetar el estado de alarma porque “no es responsable”. “Sean conscientes de que hay en vigor una serie de restricciones, y también se tienen que respetar”, y si vulneran, “tendrán que actuar las fuerzas de seguridad”.
Vox, por su parte, se ha mostrado “comprensivo” si la “gente quiere salir a la calle tranquila y pacíficamente” y partidario de que los españoles salgan a protestar “donde les dé la gana”. El partido de extrema derecha comparte en sus perfiles oficiales fotografías de las concentraciones con mensajes como el siguiente: “Los españoles se ponen en pie contra el Gobierno Gran Hermano del paro y la miseria”. El portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha acusado además al Gobierno de enviar a la Policía Nacional para intentar “amedrentar” a los manifestantes.
Las protestas, pese a la visibilidad mediática, son minoritarias. Cuatro de cada cinco madrileños, según un sondeo realizado por Metroscopia, son favorables a continuar en la fase cero de la desescalada en las actuales circunstancias.