Han pasado 598 días desde que la vida de Rafael Alarcón cambió. El jueves 3 de abril del 2014 los focos de los medios de comunicación se dirigieron a él y a su compañero después de que multasen a Esperanza Aguirre por aparcar indebidamente su coche en el carril bus y ésta decidiese darse a la fuga, desoyendo las órdenes de estos dos agentes de movilidad.
Estaban esperando en la plaza de Callao, en el centro de Madrid, a que llegase la pareja que les iba a relevar en ese punto cuando vieron a un Toyota Versus de color blanco sin ocupantes y mal situado. “Esa señora estaba sacando dinero en el cajero”, así se refiere Alarcón a la presidenta del PP madrileño.
Aunque desde el incidente intenta no mencionar su nombre ni su apellido, reconoce que en dos ocasiones depositó sus esperanzas políticas en el equipo liderado por Aguirre para la Comunidad de Madrid. “Jamás la volveré a votar. Y en las últimas elecciones no he votado al PP porque me duele el trato que me han dado”, responde a eldiario.es en la primera entrevista que concede tras el incidente protagonizado por la expresidenta regional.
Acude a la entrevista acompañado de su hijo de 10 años, cuenta que ha sido él el que le empujó a “defender su profesionalidad” por la vía judicial y él también le acompañó al encuentro que mantuvo este miércoles con la concejala de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanés, para transmitirle su malestar por el trato que le dio el gobierno de Ana Botella.
“He tomado la decisión de hablar ahora con un medio de comunicación porque el proceso judicial ha terminado y porque esta persona ha vuelto a hablar de mí; volvió a repetir que mentí y que no fui educado”, explica este madrileño de 36 años que decidió personarse como acusación particular en la causa que investigaba este incidente. Ha tenido que costearse su defensa, ya que el Ayuntamiento de Madrid dirigido por Ana Botella decidió no proporcionarle asistencia letrada tras denunciar a Aguirre por un presunto delito de desobediencia a la autoridad.
¿Cómo comenzó el incidente con Aguirre?
Estábamos en Gran Vía con Callao a la espera de que viniese el relevo. Mi compañero vio que al otro lado de la calle había un vehículo aparcado en el carril bus sin ocupantes. Se adelantó y colocó la moto detrás del coche. Para proteger la zona de actuación aparqué delante del vehículo mi moto, así señalizábamos y evitábamos que alguien se metiese entre los vehículos. Detrás de la moto de mi compañero se colocó una patrulla de la Policía Municipal que estaba indicando con una luz trasera a los coches que cambiasen de carril.
Cuando llega se acerca al vehículo y ¿se fija en la conductora?
No, cuando llegué no había nadie en el coche y mi compañero ya estaba comenzando a escribir. De repente llegó una persona, le dijo a mi compañero que solo había sido un momento y añadió: “Vale, ¿multita y bronquita?”. Él le contestó que había sido más tiempo, que no le quitaba la multa y le pidió la documentación del vehículo. Ella entregó su permiso de conducir y una carpeta. Al abrirla le informamos de que la documentación del coche no estaba entre esos papeles y se la volvió a requerir. Ella insistió en afirmar que nos la había dado: “Ya te la he entregado. Bueno, ya tienes la matrícula, denuncia al coche que yo me voy”. “No, perdone, no hemos terminado”, contestó mi compañero.
Se metió dentro del vehículo y vi que iba a arrancar. Desde la ventanilla mi compañero le indicó que no podía abandonar el lugar, se lo planteamos en reiteradas ocasiones. Una vez que arrancó el vehículo, yo le dije que no avanzase. “¡Que va a tirar mi moto!”, le advertí al ver que seguía acelerando. Para intentar esquivarme comenzó a maniobrar y así consiguió encontrar un hueco para zafarse. Se fugó golpeando a la moto y tirándola al suelo. Al marcharse, el patrulla de policía municipal fue detrás de ella, yo levanté la moto y una camarera -testigo principal del incidente- de una cafetería que está a esa altura me entregó los guantes que se habían caído. Arranqué y salí escopetado.
¿En Gran Vía se formó un corrillo de gente para observar a Aguirre?
No, era un día normal y la fluidez de la calle era la convencional. De hecho, todos observamos y testificamos -en sede judicial- que eso no era así, que contrariamente a lo que dijo ella, nadie se arremolinó. Ella ha insistido en señalar que lo que buscábamos era una fotografía, no es cierto. Nosotros estábamos haciendo nuestro trabajo.
¿Cómo transcurrió la fuga?
Al levantar la moto encendí las luces y la sirena. Me coloqué detrás del coche de policía municipal. Ella no paró. Metió el coche en su casa y salió un Guardia Civil que formaba parte de sus escoltas para preguntarnos qué había pasado. “Tranquilos. No es la primera vez que tienen conflictos con agentes de movilidad o policías”, nos respondieron para intentar tranquilizarnos. “Otras veces ya ha habido incidentes con gente cercana a ella”, añadieron.
¿Cómo valora la actuación de la Guardia Civil?
Su actuación fue normal. Ella insistió en que quería hacer un parte amistoso y sus escoltas, de la Guardia Civil, se lo gestionaron. Yo no quería hacerlo porque, al ser funcionarios, a nosotros nos tiene que hacer el peritaje otro compañero que no se haya visto involucrado en el accidente. Al final, tras su insistencia, lo hicimos como decían y al firmarlo puse en las observaciones que “el vehículo A se daba a la fuga”. Una persona de su equipo de seguridad me dijo que lo tenía que borrar porque no podían permitir que eso estuviese ahí escrito. Así que lo taché, intentando no apretar mucho el boli. El documento está firmado por ella y en él se reconoce que había un herido leve.
Cuando salió de su casa, ¿usted pudo hablar con ella?
Cuando sale de su casa es un vendaval. Le pregunté que por qué había arrancado el coche y si no se había dado cuenta de que yo estaba delante. Ella hablaba alto,y solo nos dijo que queríamos una foto. Hablaba sin dirigirse a nadie, no nos miraba. Estaba muy alterada. Como media hora después volvió a salir y le preguntó al compañero si se podía marchar. “No ha querido firmar la copia de la denuncia, esto ya queda en manos de Policía Municipal. Por mi no hay ningún problema con que se marche”, le contestó.
¿Aguirre se disculpa en algún momento por su actuación?
Cuando estábamos en su casa, sí que me dijo que su seguro se hacía responsable de los daños de la motocicleta, que para eso tiene uno a todo riesgo. Me pidió disculpas por tirarla. Pero no reconoció que se marchó sin autorización. Ella imaginaba que la estábamos reteniendo “a la captura del famoso”.
¿Cuál es el siguiente paso que dan tras abandonar el domicilio de Aguirre?
Lo siguiente que hicimos fue dirigirnos a la mutua para que valorasen mis dolencias, elaboraron un parte judicial y de ahí fuimos a la comisaría. En la mutua me dan la baja, aunque el fin de semana decido incorporarme, aún teniendo molestias, al ver cómo estaba el tema mediático.
El médico de la mutua me dijo que posiblemente al intentar esquivar el coche realicé un movimiento brusco y me lesioné la rodilla, el tendón rotuliano. De ahí fuimos a la comisaría a poner la denuncia y allí me di cuenta de que el tema ya se había difundido en medios al ver a varios periodistas en la entrada. Para evitarlo, tras poner la denuncia, salimos por la puerta de atrás de la comisaría.
Como funcionario municipal, ¿se sintió apoyado durante esos días por el gobierno de Ana Botella?
El apoyo de la anterior corporación ha sido nulo. Jamás se han puesto en contacto conmigo para ver si necesitaba algo aunque le remití escritos al antiguo concejal de Movilidad y a la Alcaldía. Solo recibí una llamada telefónica en septiembre en la que me negaban asistencia letrada para el proceso judicial. Tardaron cinco meses en responderme porque la solicitud la hice en abril, a los pocos días del incidente.
¿En casos parecidos el Ayuntamiento solía proporcionar asistencia jurídica?
Siempre que hemos ido a un juzgado a declarar nos han preguntado si queríamos llevar un abogado. No ha habido nunca inconvenientes. En este caso, también les propuse la opción de aportarles la documentación para que ellos valorasen si me proporcionaban asistencia. A esta cuestión no me respondieron.
¿Sus superiores le han pedido explicaciones por su actuación? ¿Le han mostrado su apoyo?
El Subdirector General de Movilidad nos citó para que le contásemos los hechos, quería saber si habíamos retenido ilegalmente a esa persona o no. Él necesitaba informar a la corporación. Fue en ese momento cuando me dijo que pidiese abogado al Ayuntamiento.
Posteriormente, solicité a los mandos trabajar acompañado en todo momento porque hay puntos en los que solemos estar un solo agente. Quería evitar un conflicto innecesario ya que mi foto ha aparecido en un periódico y hay conductores que me han identificado. No me hicieron caso y ha habido momentos en los que he tenido que trabajar sin compañeros.
A diferencia de su compañero, usted decidió personarse en el proceso judicial contra Aguirre como acusación particular. ¿Por qué tomó esta decisión?
Por mi familia y mi pareja. Para sacar la verdad. Mi hijo de 10 años me insistió en que defendiese mi profesionalidad, me llegó al corazón una frase que me dijo: “La verdad tarde o temprano siempre sale”. Al fin y al cabo todo lo que esta señora fue diciendo en los medios no era cierto. La retención ilegal no es cierta. Que estuvo 15 minutos retenida, tampoco. Nos tachó de machistas y graves acusaciones. También señaló que nos había entregado la documentación del coche, y la Fiscalía ha demostrado que no ha sido así. Además temí que esas afirmaciones pudiesen perjudicarme a mí y a mi compañero, porque si fuesen ciertas me podían expedientar.
¿Ha sufrido presiones para no seguir adelante con el proceso judicial?
Presiones, no. Pero sí que hubo un alto cargo del departamento de Movilidad, al que no voy a identificar, que me dijo: “Tú sabrás hasta dónde quieres llegar y dónde te metes”. Yo le contesté que “iba a defender mi profesionalidad y llegaría hasta donde tuviese que llegar”. Fue un comentario que me llamó la atención porque también me aseguró que este asunto iría perdiendo relevancia. Y aún no ha sido así.
Después de que se haya archivado la causa por la modificación del Código Penal que despenaliza la desobediencia leve -por la que se iba a juzgar a Aguirre-, ¿qué valoración hace del proceso judicial?
No voy a decir que me han puesto zancandillas, pero ha sido muy difícil. He tenido que ser muy constante, muchas noches sin dormir viendo lo que costaba conseguir las pruebas. Tuve que reiterar en varias ocasiones que se solicitasen varias pruebas, como los audios de la emisora policial de la tarde del incidente. La sensación final es rara, porque hay constancia de un hecho parecido en el que la conductora fue condenada por desobediencia.
¿Cuánto dinero ha invertido en este proceso?
No voy a dar una cifra exacta porque puede incomodar a mi abogada. Hablamos de miles de euros, una cifra que podría doblar mi sueldo.
Durante estos 598 días que han transcurrido desde el incidente ¿en algún momento se ha puesto en contacto con Aguirre o ella con usted?
No.
¿Y ha tenido contacto con alguien del Partido Popular?
Directamente, no. Indirectamente hubo una persona que quiso ponerse en contacto conmigo. La mujer de esta persona sí que pertenece al partido, es concejala en un municipio de Madrid. Utilizó a un compañero de trabajo para tratar de hablar conmigo. Le planteó que me querían preguntar por qué no me retiraba de la acusación particular y me pagaban los gastos que llevaban acarreados. No me quise reunir con él.
¿Quién fue esa persona? ¿tiene relación con algún político conocido?
No. Es la pareja de una concejala de un municipio cercano al que yo resido.
Después de que Aguirre fuera la candidata del PP a la Alcaldía de Madrid y de que anunciase que si ganaba suprimiría el cuerpo de agentes de movilidad ¿qué le dijeron sus compañeros?
Sí que me dijeron que lo que había sucedido conmigo nos podía pasar factura a todos. Pero no he notado rechazo de mis compañeros. Nunca han puesto en entredicho mi intervención ni la de mi compañero. Y yo nunca he tenido miedo de que ella ganase. Hubo gente que me dijo que no me podría pasar nada porque los medios se iban a enterar enseguida
¿El nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid se ha puesto en contacto con usted?
Sí, nos hemos reunido. Les remití un escrito para contarles todo lo acontecido y me concedieron una reunión en la que les expliqué cómo se organizaba el cuerpo. A diferencia de la anterior corporación, me han escuchado, van a ver qué protocolos tienen que cambiar y me han pedido que les enseñe la documentación que tengo para ver si me pueden ayudar.
Aguirre puso en duda su profesionalidad porque el día incidente usted sufrió un ataque de ansiedad, ¿qué pensó al escuchar estas declaraciones?
Todo el mundo se altera cuando le sucede algo que está fuera de su rutina. En este caso, me creó tensión tenerme que apartar cuando un coche comienza a arrancar. Estaba tenso, mis pulsaciones aumentaron, pero no sé si fue una crisis de ansiedad. Pero, sin duda, estoy preparado para trabajar como agente de la movilidad. Debería preguntarse a si misma si ella está preparada para gobernar.
¿Cuánto tardó en recuperarse?
Los días siguientes me costó recuperarme. Esa noche, cuando llegué a casa, en un principio no quería ver la tele. Al final tuve la sangre fría, la encendí, escuché hablar a esa señora y no quise saber nada más. Me impactó que contase esas mentiras, entendí que tenía que protegerme a mí y a mi familia. Al día siguiente rompí a llorar, cuando me llamó mi hija de 14 años: “¿Papá qué te ha pasado? te estoy viendo en un periódico”, me preguntó cuando leyó un artículo en el que se publicó mi foto. Me rompí al ver a mi hija tan sumamente preocupada, tan sumamente dolida y que luego haya tenido que escuchar lo que han dicho sobre mí en los medios de comunicación.
¿Ha conseguido aislar a su familia de este conflicto?
No, no lo he conseguido. Influyó a mi madre, a mi padre, a mis hijos, a mi pareja. Aunque no lo voy a relacionar, han sido unos meses duros, porque a principios de año mi padre sufrió un infarto y fue operado de corazón, jamás le había pasado nada. No sé si la tensión sufrida durante estos meses ha tenido algo que ver. Mi pareja ha sido una gran ayuda, pero también me ha afectado a nuestra relación porque he dedicado mucho tiempo a buscar documentación, para sacar la verdad. También me han apoyado desde el sindicato al que estoy afiliado, CSIT, siempre han canalizado ellos las intervenciones en medios.