Victoria hace breve repaso del inventario: “Tenemos una pala que nos han dado los 'boy scouts', una azada y la bandeja del horno, que me he quedado sin ella”. Unas siete personas han terminado de despejar, pasadas las 17.00, las aceras de una segunda manzana de casas, empezando desde un extremo de la plaza roja del Alto del Arenal de Vallecas, respondiendo a una de las llamadas que por grupos de WhatsApp se vienen sucediendo durante todo el día. Con gran precariedad de medios, visto el colapso de los servicios públicos, las asociaciones vecinales han salido a la calle a retirar la nieve de Madrid en el segundo día tras la gran nevada que el viernes cubrió de blanco la ciudad.
Los vallecanos ya estaban organizándose para desatascar calles antes de que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, solicitasen la participación ciudadana. Por las redes sociales empezaron a circular enlaces a grupos específicos por barrios, mapas con los lugares con mayores urgencias y, con el paso de las horas, vídeos y fotografías del avance de los trabajos. “Vallecas, como siempre, abandonado”, protesta Victoria. Said, a su lado, ironiza: “Que vayan a la Gran Vía a ver si es la gente la que ha limpiado”. Faltan palas, falta sal. “Con que solo viniese un furgón del ayuntamiento con 10 palas la gente ya se arreglaría”, dice otro chico, con un chaleco reflectante de la red de solidariad Somos Tribu, constituida con motivo del Covid.
Los mensajes se suceden sin descanso. Una mujer pregunta si alguien puede llevar a su hermano al hospital. “Se muere”, teme. La derivan a otro grupo de conductores de coches 4x4. Se reenvían folletos que informan de una recogida de abrigos el lunes y el martes para enviar a la Cañada Real, que se enfrenta a la ola de frío sin electricidad en las casas.
La sensación de agravio no es nueva en Vallecas, pero el malestar con la imprevisión y lentitud de las administraciones en esta ocasión se extiende a otros barrios. En Chamberí, Pilar Álvarez, de la asociación de vecinos El Organillo, dice estar “desencantada” ante los mensajes de estos días, sobre todo los que censuran que los madrileños se echen a la calle. “Cómo no vamos a salir, si no hemos visto nieve en nuestra vida”, justifica, y apunta que “limpiar es mucho más peligroso” que bajar a la calzada a comprobar el espesor de la capa de nieve con los niños. “Lo terrible sería que esto durase una semana”. De momento, en Chamberí, donde hay bastantes vecinos de edad respetable, la solidaridad surge de la observación. Pilar bajó a barrer la acera para que el zapatero del barrio pueda abrir mañana el negocio y los vecinos que pasaban se fueron sumando espontáneamente.
“Un día de locos”
“Está siendo un día de locos”, dice Félix Sánchez, de la asociación de vecinos Retiro Norte. “Una de las asociaciones del sur del distrito propuso realizar una acción ayer, por suerte en Adelfas hay un huerto comunitario que nos ha prestado las herramientas”, explica. Los vecinos fueron siguiendo aquí a los camiones de la Unidad Militar de Emergencias, repasando las áreas que estos dejaban sin limpiar del todo, principalmente en accesos a hospitales. Tampoco están contentos con el papel de los gobiernos local y regional. “Somos los que estamos al pie del cañón. Se nos pide colaboración y al poco tejido asociativo que hay en Madrid nos dan palos en vez de ayudarnos. Lo vamos a hacer porque es nuestra ciudad y nuestro barrio, pero ya les vale al alcalde y a Ayuso”, se queja Sánchez, que también señala la carencia de sal. “Hay un punto en todo el distrito, con seis barrios. Como tengas que ir andando a la quinta puñeta a por 20 kilos… Al final la gente improvisa como puede”.
Antonio Granero, presidente de la Asociación Cuatro Caminos-Tetuán, se estaba cambiando de ropa por la tarde para salir de nuevo a la calle. “Vamos a estar tres o cuatro limpiando de nieve y echando sal en el centro de salud Reina Victoria, que está petado, y esta mañana estuvimos abriendo pasillos en las aceras”. Aquí, de nuevo, falta sal. “Hablamos con la concejala del distrito que nos ha dicho que le comuniquemos cualquier urgencia. Le hemos pedido a ver si podían llevar sal a puntos estratégicos de Bravo Murillo para que los vecinos los recojan. Me ha dicho que lo estaba gestionando y me avisaría, pero eso fue esta mañana”, cuenta.
Al final de la tarde, en el grupo de Vallecas se hace balance del día. Los participantes intercambian mensajes de apoyo y felicitación, emojis de aplausos. Una persona pregunta si alguien que sepa de calderas se puede acercar a casa, que el técnico no puede venir mientras las carreteras sigan con nieve. Hay un conato de discusión política que se aborta rápido para evitar deserciones. Los últimos mensajes avisan de que mañana seguirá sin haber autobús, pero que el tren de Cercanías vuelve poco a poco. El lunes hay que volver al trabajo.