Almeida estudia limitar el tráfico alrededor de la Puerta de Alcalá, que será restaurada por “graves deterioros”

Guillermo Hormigo

14 de diciembre de 2022 12:53 h

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La restauración de la Puerta de Alcalá se pondrá en marcha a principios de 2023, y el Ayuntamiento no descarta que le siga una limitación del tráfico en la Plaza de la Independencia y el entorno que conforma el Paisaje de la Luz. Se prevé que las obras se alargarán un periodo mínimo de entre diez y doce meses, aunque “se tardará lo que sea preciso”, según ha indicado el Director General de Patrimonio Cultural del consistorio, Luis Lafuente.

El presupuesto será de 2.613.255,79€ y lo ejecutará la empresa Fernández Molina Obras y Servicios, con la tutela de la Comisión municipal de Patrimonio Histórico. La delegada de Cultura, Andrea Levy, ha señalado que la Junta de Gobierno municipal planea aprobar el próximo jueves 15 de diciembre “un decreto de emergencia para la tramitación de un contrato que permita empezar los trabajos en un mes”, a finales de enero o principios de febrero.

Según Lafuente, el estudio ha terminado con “un diagnóstico exhaustivo de sus patologías y de sus elementos de riesgo, así como el deterioro del granito, la cubierta o los grupos escultóricos tallados en caliza”. Ha señalado también “la falta de cohesión en el mortero empleado en restauraciones previas”. Ahora se están ultimando “las metodologías y procesos para que sobreviva durante siglos un emblema de primer nivel mundial enmarcado en el Paisaje de la Luz”.

Limitar el tráfico, “una solución que se puede tomar”

El responsable municipal de Patrimonio ha dejado la puerta abierta a “un estudio de movilidad en todo el ámbito del Paisaje de la Luz, estamos en esa tesitura no solo en la Plaza de la Independencia”. El Ayuntamiento, dice, estudia posibles ensanchamientos de aceras y está enmarcado en un “análisis pormenorizado para tomar las medidas que se consideren oportunas”, aunque matiza: “Si limitamos el tráfico quizá hay menos incidencia de ese factor, pero hay otros, y siendo realistas no podemos eliminar todo el tráfico rodado alrededor de los numerosos monumentos de Madrid. Son soluciones que se pueden tomar, quizá, de manera parcial”.

En cualquier caso, ahora que todo el Paisaje de la Luz ha sido declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, cualquier actuación en los bienes materiales y los elementos que lo integran debe contar “con el visto bueno del organismo internacional”, apostillan fuentes municipales.

Sobre aglomeraciones a su alrededor, Lafuente ha dicho que “es un Patrimonio creado para el disfrute de la ciudadanía” y que la Puerta de Alcalá no es un escenario habitual de celebraciones sociales, deportivas o culturales como otros enclaves del Paisaje de la Luz, salvo en ocasiones puntuales.

Ana Laborde, conservadora del Instituto de Patrimonio Cultural, explicó sin embargo que además de los episodios bélicos en su entorno, cuya afectación en la fachada “hay que conservar pues forman parte de su historia inmaterial”, existe una huella dejada por “eventos más festivos”: “Está en un entorno urbano contaminado, sujeta a elementos de deterioro. Tenemos que pensar en una actuación continuada a lo largo del tiempo, no podemos hacer milagros. Es fundamental sensibilizar a la sociedad”.

Laborde ha matizado que la limitación del tráfico “no es una decisión definitiva que evitará el deterioro, es una decisión compleja”. Ha insistido en abordar un plan de conservanción preventiva y “concienciar de su cuidado con acciones de divulgación”. Aunque reconoce que la circulación continuada de vehículos es “un riesgo de deterioro”, declara que “no se trata de la principal preocupación, nos inquietan más los riesgos estructurales que la suciedad”.

La también conservadora Elsa Soria ha situado otra causa en algunas actuaciones erráticas previas: “Se aplicaron productos inapropiados y se picaron algunas zonas de la superficie”. La Puerta de Alcalá ha sido objeto de doce intervenciones desde que fue erigida en 1778. La última de gran empaque tuvo lugar en 1992.

Pero el estudio climático de calidad del aire señala que el monumento sufre a causa del importante tráfico a su alrededor: “Los gases de los vehículos a motor en su proximidad, con altas cantidades de azufre y dióxido de carbono, provocan polución y una lluvia ácida que trae consigo la disolución del material”. La orientación de la Puerta de Alcalá la deja además particularmente expuesta a unas corrientes y un viento que fomentan esa erosión.

Con la técnica de la cartografía de sales, han dado con este elemento ajeno a la construcción original, que aparece por contaminación atmosférica o caída de excrementos. Estas sales acaban provocando escamaciones y diferentes patologías en la estructura. Los infrarrojos permitieron detectar, por su parte, diferencias térmicas y de humedad entre unas zonas u otras. “Esto sirve para ilustrar la incidencia del sol sobre el monumento en las fachadas este y sur, con la cual aumenta la temperatura en la superficie interna de la piedra. Cuando anochece o baja la temperatura la piedra se contrae, lo que causa un estrés térmico en el granito”, detalla Soria.

Deterioros “que afectan a su conservación”

Laborde detalló que ya desde la primera vista con grúa comprobaron que “toda la parte superior está muy comprometida”. La cubierta de plomo “tendrá que ser sustituida”. La primera acción fue la investigación documental en distintos archivos de Madrid para ampliar sus datos sobre materiales y técnicas previamente empleados, a lo que siguió un registro “pormenorizado” de toda la superficie del edificio ideado por Francesco Sabatini.

En los grupos escultórico han detectado pérdidas volumétricas y desprendimientos, además de fracturas producidas por los anclajes metálicas instalados en reformas previas. Pero en estas afectaciones intervienen de nuevo el entorno urbano y especialmente el tráfico, que ha provocado “ennegrecimiento en las esculturas a causa de los aerosoles”, ha indicado Laborde.

“Si bien estructuralmente está bien, padece de graves deterioros que afectan a su conservación, sobre todo en los elementos ornamentales y la zona superior del monumento. Nada que no pueda ser solucionado con una adecuada restauración. Una actuación inmediata, completa y profunda, así como una monitorización continuada”, ha afirmado Lafuente, que ha listado alguna de las medidas que se ejecutarán: “Sujeción de los grupos escultóricos y desmontaje de los que así lo precisen para su reparación, retirada de la cubierta para su posterior reconstrucción, retirada de mortero suelto o en mal estado, eliminación de elementos metálicos oxidados y control arqueológico-documental en todo momento”.

La contaminación es un aspecto de incidencia, pero no solo la de su entorno, sino la de toda la ciudad

Blanca Mora Calderón, jefa del servicio de Restauración y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Madrid, recalcó el impacto de la degradación del plomo, solución constructiva aplicada en sucesivas reformas. Sería preciso sustituir la cubierta por otra con otro elemento que evite la humedad. “La contaminación es un aspecto de incidencia, pero no solo la de su entorno, sino la de toda la ciudad”, ha recalcado por último.

Una restauración largamente meditada

El Área de Cultura, Turismo y Deporte inició en el primer trimestre del año la evaluación de la Puerta de Alcalá, con la colaboración del Instituto del Patrimonio Cultural de España del Ministerio de Cultura y Deporte. Para la consecución de estos informes se llevó a cabo, por un lado, un estudio tridimensional del monumento que incluyó el uso de drones. Por otro, un análisis de materiales y comprobación de cubiertas y solado, así como de unas pruebas de materiales y técnicas para la posterior restauración que ahora comienza. En julio se colocaron los andamios para acometer el estudio de su estado (se van a mantener durante los nuevos trabajos), especialmente debido al paso del temporal Filomena en enero de 2021. La fase de análisis se alargó hasta el pasado noviembre.

Con la publicación de los primeros resultados, Andrea Levy explicó que la Puerta de Alcalá precisa de “un proyecto de restauración y limpieza en profundidad” después de detectarse “procesos de degradación”. Levy achacó su necesidad a “motivos intrínsecos, por materiales utilizados en origen y tipo de construcción, pero también externos, como la climatología, ubicación e intervenciones previas”.

También, en términos de suciedad, al abundante tráfico que pasa alrededor de la rotonda sobre la que se asienta, como dijo el propio José Luis Martínez-Almeida en la rueda de prensa donde se dio a conocer el proyecto de evaluación y posible restauración. Sin embargo, el alcalde declaró posteriormente que dicha evaluación y restauración de este icono de Madrid eran una “prioridad” frente a medidas como la peatonalización, aunque evitó descartarla.