El alcalde de Madrid enterró, de momento, el hacha de guerra contra el ministro de Transportes. Lo hizo después de una reunión caracterizada por la “cordialidad” -según ambas partes- que hasta ahora había estado ausente en la relación entre ambos mandatarios.
Tanto José Luis Martínez-Almeida (PP) como Óscar Puente (PSOE) se han dado dos meses para que sus técnicos acuerden un plan de movilidad que ofrezca alternativas a las obras de la A-5, que empiezarán a recortar carriles al tráfico el 15 de diciembre, según las actuales previsiones del consistorio.
Los dos políticos mostraron buenos gestos y palabras tanto en la reunión como en la comunicación posterior, con una voluntad de fijar una tregua, “poniendo a los ciudadanos por encima de cualquier otra consideración”, dijo después del encuentro el alcalde.
Hasta el momento, el Ayuntamiento de Madrid había presentado un plan de transportes unilateral, sin haber hablado antes ni con alcaldes de la zona (esta semana se reunió con Alcorcón, la localidad después de la capital a la que más afectarán las obras) ni con el propio Ministerio de Transportese, al que sin embargo reclamaba un refuerzo de Cercanías.
El plan, cuyos detalles técnicos no ha llegado todavía a mostrar a ninguna administración implicada, preveía un ligero aumento del transporte público pero ningún carril exclusivo ni refuerzo especial. La Comunidad de Madrid, por su parte, proponía un 9% más de servicio en Metro pero acortaba los recorridos de sus autobuses interurbanos.·
“Tenemos dos meses para formular el plan de movilidad entre las tres administraciones competentes, así como los ayuntamientos afectados por las obras”, explicaba el alcalde al final de la reunión para marcar un inicio del trabajo casi desde cero. Su administración apuesta por la gratuidad de la R-5 en las horas punta y también un refuerzo del servicio de la EMT. Mientras, los municipios afectados reclaman carriles reservados al transporte público y una mejora en las frecuencias de los servicios.