Al ascensor por confusión: el gran problema de la señalización y la accesibilidad en el Metro de Madrid
El momento en el que se abren las puertas de un vagón de Metro está cargado de una cierta tensión camuflada por la rutina o la novedad. Sea por la prisa ante una cita a la que se va con el tiempo justo (cita que puede ser con tu puesto de trabajo), o por la confusión del visitante que se adentra por primera vez en el suburbano, en esos instantes la señalización juega un papel clave para evitar desvíos no pretendidos o esperas innecesarias. En la red madrileña, un símbolo incorporado para facilitar el día a día de las personas con problema de movilidad ha acabado complicando la usabilidad del conjunto de la ciudadanía, incluidas esas mismas personas a quienes se dirigía, debido a su confusa implantación.
“El problema es que el icono de una persona en silla de ruedas no marca necesariamente ascensor, sino camino accesible, y eso a veces implica solo ascensor y otras escalera mecánica que lleva luego a un ascensor. Pero eso va en contra de un principio básico: no puede ser que un mismo icono signifique una cosa en un extremo del andén y otra cosa veinte metros a la derecha”, explicaba el consultor y estratega de marcas Fernando de Córdoba en un hilo de X, la red social antes conocida como Twitter.
La publicación data de diciembre de 2022, pero para este experto la problemática continúa igual de vigente. “Lo que se buscaba, un símbolo de inclusión y movilidad, al final se vuelve en su contra al hacer pensar a la gente que ese icono puede corresponder a una salida que no es necesariamente un ascensor. Porque obviamente, cuanta más gente utilice el ascensor más posibilidades hay de que se estropee y menos disponible estará para personas en silla de ruedas, con muletas o con carritos. Lo ideal sería que lo emplee solo quien lo necesita, y esta señalización está consiguiendo lo contrario, además de confundir al conjunto de los usuarios por su imprevisibilidad”, argumenta de Córdoba en conversación con Somos Madrid.
“Todo parte de un problema que comparten muchos metros del mundo, especialmente los más antiguos: no son accesibles. Por eso es importante visibilizar los itinerarios que sí cuentan con esa accesibilidad. En los noventa, cuando se instalaron los primeros ascensores, empezaron señalándolos como tales. Es decir, como si fueran un destino. Pero esta idea no terminaba de funcionar porque obviamente nadie va al ascensor, es un medio para llegar a otro sitio que puede ser la salida u otra línea”, expone. Una problemática que de Córdoba ya desarrolló en un elaborado análisis.
“Empezaron entonces a darle importancia a las rutas accesibles, la misma que al resto de opciones, con la sustitución de los símbolos del ascensor por el SIA [Símbolo Internacional de Accesibilidad]”, cuenta el estratega comercial. Esto es, con un cuadro azul con la imagen estilizada de una persona en silla de ruedas en color blanco. Dicha figura visual fue sustituyendo a la del ascensor en las estaciones madrileñas a partir de 2018.
“Es una apuesta que en teoría tenía relativo sentido, porque al final estás dignificando la ruta accesible. El problema es que la inmensa mayoría de las veces dicha vía termina por ser un ascensor. Como se trata de un medio de muy baja capacidad, darle la misma importancia visual que a una salida con escalera es un error. Las escaleras, mecánicas o no, absorben un tráfico de gente mucho mayor”, detalla el consultor de marcas.
Avance en visibilidad que no mejora la accesibilidad
Critica igualmente que cuando una ruta cuenta con itinerario accesible solo se incluya el pictograma del SIA, aunque dicha ruta desemboque también en una escalera: “Crea una confusión bastante gorda: una misma señal, depende de donde esté colocada, puede significar escaleras mecánicas o escaleras mecánicas y ascensor”.
Hasta la llegada del SIA, el icono de ascensor contaba con una lámina propia en los paneles, pero luego pasó a incorporarse a las que indican salida o cambio de línea. “El problema es que no sabes si es ruta accesible porque incluye rampa [habilitada únicamente en la estación de Empalme], porque incluye ascensor o porque hay una escalera mecánica que lleva al ascensor. Lo vas descubriendo cuando te conoces la red y las estaciones. Eso es un contratiempo, porque la señalización no debe ser para quien ya conoce un entorno, debe dirigirse especialmente a las personas que no están habituadas a él”, relata de Córdoba.
La señalización no debe ser para quien ya conoce un entorno, debe dirigirse especialmente a las personas que no están habituadas a él
Desde Metro de Madrid indican a este medio que “la señalización de itinerarios accesibles se ha hecho siguiendo las directrices marcadas y solicitadas en la Comisión Técnica de Accesibilidad de Modos de Transporte, en la que participan asociaciones de personas con discapacidad”. Dichas directrices “establecen el uso del SIA como pictograma representativo de estos itinerarios, pudiendo ser acompañado por el pictograma de ascensor, pero, en ningún caso, sustituido por este”. El símbolo “debe incluirse en toda aquella señalización que indique un tramo de un camino accesible, sea o no común ese tramo a otros itinerarios no accesibles”, trasladan.
La entidad, dependiente de la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid, presume de haber “rediseñado toda la señalización de las estaciones intentando dar la información más completa a todos los viajeros, con esta y otras mejoras incorporadas, lo que ha supuesto un aumento de la información que se venía dando en unos soportes”. Apostillan que “se han intentado adaptar los tamaños de cada elemento de forma que, en conjunto, la información dada fuera lo más inteligible posible, manteniendo el equilibrio entre todos los componentes del sistema y teniendo presente que el aumento del tamaño de uno de ellos implica la reducción del tamaño de otro elemento y, por tanto, de su visibilidad”.
“Este cambio puede suponer, en sus primeras etapas, cierto desconocimiento, pero esperamos que con el tiempo cale y aporte todas las mejoras que se han incorporado. Estudiamos además la posibilidad de hacer alguna campaña informativa que ayude a que estas aportaciones a la señalética lleguen de manera más efectiva a los viajeros”, concluyen.
Espejos donde buscar una solución que puede estar en los colores
De Córdoba valora que “la señalización actual del Metro es una maravilla dentro de que se ha quedado un poco atrasada, resulta todo un milagro que haya sobrevivido así si tenemos en cuenta que se instaló en 1981”. Pero remarca “los retos que se plantean cuatro décadas después”.
Para solucionar este desafío concreto, apuesta por mantener el SIA, “un guiño al colectivo internacionalmente reconocido”. Sin embargo, aboga por “reducir su jerarquía” y “evitar que comparta lámina con otras indicaciones”. El mucho más moderno Metro de Quito, cuya señalización ha sido elaborada por la misma empresa responsable del madrileño (la del diseñador Arcadi Moradell), sacrifica en cambio dicho emblema para facilitar la comprensión y disminuir equivocaciones.
Fernando de Córdoba propone reforzar una de las apuestas del sistema madrileños copiadas en todo el mundo, como es el uso de los colores: “Cuando entras a una estación vas buscando los paneles azules que indican direcciones, cuando sales miras los verdes que son los de salidas. Yo crearía otro color nuevo que te indicara las rutas accesibles, que una persona con necesidades especiales busque directamente para saber que esa señalización es la que le interesa”.
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