La movilización vecinal contra la tala de miles de árboles por la ampliación de la línea 11 de Metro ha llevado a la Comunidad de Madrid a modificar el proyecto con el que acometer estos trabajos. Es lo que se desprende de la nueva declaración de impacto ambiental simplificada sobre esta prolongación, que ha salido a información pública después de las elecciones, en mitad del verano y sin aviso previo por parte de la Consejería de Transportes.
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso mantiene los trazados previstos y también la polémica estación dentro de Madrid Río en lugar de bajo la calzada del paseo de Yeserías, como adelantó este periódico. Propone actuar sobre el parque de Madrid Río y zonas arboladas en los de Comillas, Arganzuela, Darwin o los Jardines de Jimena Quirós. Sin embargo, cambia el volumen de varias excavaciones e implementa retoques operativos para que el número de talas se reduzca sensiblemente.
El nuevo plan de la Consejería de Transportes, ahora en manos de Jorge Rodrigo después de la salida de David Pérez hacia el Ayuntamiento de Madrid, reconoce que 1.027 árboles iban a ser eliminados antes de esta adaptación. Ahora serán 676. Una “minimización”, según lo ha calificado Rodrigo en un acto celebrado este lunes en la sede de Metro. “El proyecto constructivo introduce cambios en la solución del estudio informativo, debido al resultado de un análisis más detallado de los servicios afectados y de otras consideraciones técnicas”, puede leerse en la declaración de impacto ambiental a la que Somos Madrid ha tenido acceso. En el documento se mencionan “mejoras puntuales en el diseño constructivo y en las acciones de obra, cuyo objeto es reducir la ocupación de terrenos y la afección al arbolado”.
La menor intensidad del arboricidio se sustenta principalmente gracias a los ajustes en el enfoque de las obras en la estación de Madrid Río, dentro del parque homónimo y entre las calles Naves y Valdelaguna. Consisten en la “eliminación de la rampa de acceso para extracción de tierras y el desplazamiento del pozo de ventilación y bombeo respecto a su ubicación original”. Con ello, se “minimiza la afección al arbolado y, concretamente, a la hilera de plátanos de sombra situados en el parque de Arganzuela paralelos al Paseo de las Yeserías”. Es decir, que las tierras que se extraigan para abrir las nuevas estaciones se sacarán en vertical y no a través de una rampa, por lo que la afección en el entorno es menor. Serán, eso sí, unos trabajos más costosos en tiempo y recursos económicos.
Así, en Madrid Río se verían alteradas un total de 162 unidades arbóreas. 106 serán suprimidas y 56 replantadas. Este número está por debajo de los 250 ejemplares afectados en el anterior proyecto constructivo, pero sigue siendo superior a las cifras recogidas en el estudio informativo, cuando la estación se ubicaba aún en el exterior del parque. En ese contexto, solo 147 árboles estaban sujetos a la amenaza de la tala o la replantación.
Estas son las talas previstas en el nuevo proyecto, que eliminan, entre otros, 16 plataneros de la arboleda del antiguo Parque de Arganzuela:
Y estas son las talas anteriores, ya descartadas, que afectaban a toda la arboleda histórica de Arganzuela, con más de medio siglo de antigüedad:
Otro de los puntos polémicos es la nueva estación de la línea 11 en Palos de la Frontera. El nuevo proyecto ha sido repensado para respetar las 64 acacias de la calle Ancora que iban a ser arrasadas o trasplantadas para facilitar la salida de camiones con tierra durante los trabajos de ampliación. Esta vía ni siquiera se encuentra en el lugar que ocupará el andén de la futura estación, bajo el paseo de Delicias. En la calle solo iban a permanecer dos de los 66 ejemplares, algunos de los cuales llegan a los cuatro pisos de altura: 33 se enfrentaban a las talas y 31 al trasplante, según el proyecto publicado por la Comunidad de Madrid.
En el nuevo escrito, elaborado por la Dirección General de Infraestructuras de Transporte Colectivo, se habla de “reducir la afección a la calle Ancora”, para lo cual “se ocupará la zona de la calzada dejando libre la acera y respetando los árboles existentes”. La vía quedaría así liberada desde la calle Rafael de Riego hasta General Lacy gracias a la reducción del volumen de tierras extraídas en la excavación.
Las siguientes imágenes muestran el nuevo proyecto (arriba) y el anterior (debajo), que motivó las protestas vecinales y de los comerciantes de la calle:
En cuanto a la edificación de la nueva estación en Comillas, el freno es mucho menos drástico: solo permanece incólume un árbol más que en la versión previa (diez, por los nueve anteriores). A ello habría que añadir otros cuatro ejemplares que serán trasplantados en lugar de erradicados.
En el parque de Comillas, además de la estación, se dará acceso a la tuneladora que ejecutará el túnel de ampliación de la línea 11. Se situarán las instalaciones de apoyo a la tuneladora, las zonas de acopio de dovelas, el foso de tierras del material de la excavación, las instalaciones para la ejecución de la propia estación y los viales para la circulación de la maquinaria de obra. Este espacio será ocupado durante todo el plazo de ejecución de la obra (previsto en tres años y cuatro meses), aunque la superficie de ocupación se ha reducido ligeramente de 25.270 a 20.450 metros cuadrados para “minimizar la afección al entorno”. Para lograrlo “se sustituye la rampa de acceso por un sistema de extracción vertical de las tierras y se retranquea el vallado para dejar un anillo verde en el perímetro del parque”.
De esta manera, si el proyecto actual sale adelante, la reforma se llevará por delante 195 árboles en Comillas, 126 en Conde de Casal, 106 en Madrid Río, 70 en Palos de la Frontera, 70 en Atocha y 109 en otros puntos, para un total de 676 talas. En cuanto a los trasplantes, se efectuarán 56 en Madrid Río, 55 en Conde de Casal, 24 en Palos de la Frontera, nueve en Atocha, cuatro en Comillas y 55 en el resto de ubicaciones (se alcanzarán así los 203).
Continúa la oposición vecinal y política
En la Asociación Vecinal Pasillo Verde Imperial no se dan por contentados con estas novedades y exigen un diálogo mucho más fluido a la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento que lidera José Luis Martínez-Almeida y la Junta Municipal del Distrito de Arganzuela: “Desde que en febrero comenzamos con movilizaciones por las obras de la línea 11 de Metro, solo nos han recibido una vez en marzo. Después, nada. Presentaremos alegaciones. Y en septiembre, a la Unión Europea”.
Se refieren con esto a que la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo analizará las quejas vecinales admitidas y el uso de fondos del Banco Europeo de Inversiones para estas obras, con un crédito de 372 millones de euros. La plataforma Unión Vecinal - El Barrio No Se Tala, que tiene en la defensa de las acacias de la calle Ancora una de sus grandes luchas, mantiene igualmente su habitual manifestación de los jueves para este 3 de agosto.
Desde Ecologistas en Acción celebran que “después de meses de protestas vecinales, la Comunidad de Madrid modifica el proyecto de ampliación de la línea 11 de Metro”. No obstante, critican que “no se salva la totalidad del arbolado condenado, se incluyen nuevas talas y la información pública se hace en pleno verano”.
Para Más Madrid, pese a estos retoques, el proyecto sigue sin ser aceptable. El concejal Álvaro Fernández Heredia ha mostrado el rechazo de su grupo municipal al planteamiento regional porque la estación de la línea 11 de Metro se debe ubicar “fuera” de Madrid Río: “Hacerlo dentro no solo conlleva la tala de árboles a la que parece que Almeida y Ayuso están abonados sino que además incumple el planeamiento urbanístico y es ilegal”, ha remarcado el concejal.
Fernández Heredia incide en que la estación “debe salir del parque” y en que no basta con disminuir el impacto: “No nos tienen que hacer elegir entre si talar unos árboles o talar otros. No queremos que se tale ni uno solo del Parque de Arganzuela de Madrid Río, que está protegido con nivel 2 urbanístico”. Asimismo, el edil ha explicado que “la modificación del proyecto de las obras de la línea 11 reconoce lo que tanto nosotros como los vecinos y vecinas llevamos reclamando desde hace meses, que es necesaria la declaración de impacto ambiental y que el proyecto se podía modificar para mejorarlo, algo que el PP ha negado tajantemente”.
El Gobierno de Ayuso quiere empezar obras “cuanto antes”
La ampliación de la línea 11 desde Plaza Elíptica hasta Conde de Casal servirá para conectarla mejor al resto de la red, pasando por Palos de la Frontera y Atocha (en estas tres últimas estaciones se implantarán andenes de nueva construcción). La reforma iba a añadir una estación nueva llamada Madrid Río bajo la calzada del paseo de Yeserías, junto al Puente de Praga. O esas eran las pretensiones cuando el proyecto salió a información pública en 2019. Por aquel entonces, la intención de la Comunidad de Madrid no era construir paradas en medio de dos zonas verdes, sino hacerlo sobre las calzadas cercanas.
Pero el Ejecutivo regional decidió cambiar de planes después del periodo de exposición, como reconoce en su propia declaración de impacto ambiental. La Consejería de Transportes conformó otro proyecto distinto al anunciado para la licitación de la obra. Cuando se hizo público, en 2022, los planos mostraban dos transformaciones muy relevantes con respecto a la idea inicial: la aparición de una nueva estación no prevista sobre el parque de Comillas y la citada reubicación encima del parque de Madrid Río.
El equipo de Ayuso justificó el cambio por la incidencia en el tráfico de la M-30 o la red del Canal de Isabel II. Y eso que en un primer momento el ajuste amenazó con significar la tala de 1.433 árboles en diferentes puntos del nuevo trazado. Ese número ha sido ya drásticamente mitigado para que “no se vean perjudicados muchos árboles y que las ocupaciones de vía pública sean menos”, como ha expresado el consejero de Transportes.
Jorge Rodrigo ha insistido igualmente en “la importancia de este proyecto, que permitirá que la línea 11 asuma parte de los viajeros de la 6, la más concurrida de la red”. Espera que los trámites se agilicen para poder comenzar “cuanto antes” la infraestructuras. Pero queda por ver si la mecha de indignación encendida entre los vecinos que han defendido los árboles de sus barrios se apaga con esta respuesta.