Madrid a inicios del siglo XX estaba llena de niños que vagabundeaban por el centro de la ciudad. La tasa de la población infantil era alta en la capital. En la Puerta del Sol era habitual ver a jóvenes vendedores de periódicos voceando: “El Heraldo, ha salido el Heraldo de Madrid” y a grupos de jovenzuelos pidiendo limosna y dedicándose a la “busca” (colillas y objetos del suelo y a otro tipo de segunda mano, sustraer la cartera de algún incauto “tourista” que ya nos visitaba).
Eran los llamados “golfillos y golfillas” que formaban una de las “tribus” del panorama urbano de Madrid y se organizaban en pandillas en barrios. Los agentes de la autoridad, diariamente, hacían redadas de golfillos que eran conducidos a Escuelas-Asilos, donde se les cortaba el pelo, eran bañados y enjabonados, les quitaban los piojos, les desinfectaban, eran vestidos con un traje de dril a rayas blancas y azules y los internaban temporalmente en establecimientos especiales para educarlos en un oficio.
En Malasaña tenía su sede una institución benéfica que atendía a estos niños: Amigos de la Infancia, con domicilio social en la calle Jesús del Valle. Esta entidad atendía, con preferencia, a la educación artística, al desarrollo físico de niños y a fomentar el amor a la patria mediante la instrucción militar. Durante la semana tenían enseñanzas diarias y los domingos, acompañados por profesores, visitaban museos, exposiciones, fábricas y centros industriales. Su director de estudios fue Salvador y Pérez.
PARA SABER MÁS:
-Los Golfos: zarzuela-sainete madrileño lírico y en verso con libreto de Emilio Sánchez Pastor y música de Ruperto Chapí
-NUEVO MUNDO. Institución Madrileña de Amigos de la Infancia. Nº839.Jueves 3 de febrero.1910.Madrid