La Dominga, elaboración cuidada

La Dominga es un local que lleva unos cuantos años abierto en Malasaña, ¡de los pocos! Yo había ido tiempo atrás y me había gustado y, de nuevo, esta vez la comida no me ha defraudado. Creo que este bar-restaurante está regentado por argentinos, os dejo aquí un curioso vídeo musical de Kevin Johansen para que nos acompañe en nuestra ruta. Me han salido todas las fotos del establecimiento movidas, tenía la cámara mal configurada (sí, necesito un poquito de concentración, sin duda). Pero, a falta de fotos, buenas son explicaciones: el local está dividido en dos espacios. A la entrada presenta una barra y varias mesitas, con vigas vistas, bombillas colgando a modo de lámparas, tonos pálidos (verde predominante) y luz cálida. Pasando esta entrada se encuentra una sala interna, con más mesitas, lámparas de pared estilo antiguo pero sin tulipa, techos tipo oficina (que a mí me molestan profundamente) y todo un poco apretujadillo.

Allí estamos puestos, con dos mesas juntas, B., A., T., V. (un gusto veros), M. y yo. Dispuestos, primero, a probar los cócteles que ofrecía La Dominga con la iniciativa Coctelsaña, los cuales ya he descrito en el post anterior. Solicitamos agua de grifo y ¡sí, nos traen una jarra! Estupendísimo. Me gusta que hagan estas cositas ecológicas. Luego, pedimos una cesta de pan y aceites (2 €). Ambos (pan y aceites) correctos. Además de lo anterior, elegimos un vino de Rueda, Viña Calera, (13,50 €) de uva verdejo, y con un poquito de sauvignon y viura, que resulta fresco y aromático, sencillo y agradable.

Vamos a compartir todo y, para empezar, elegimos croquetas de boletus al aroma de trufa blancaboletus (9,00 €): 5 croquetas, perfectamente fritas, con bechamel de textura suave y delicioso sabor a boletus con un toquecito (casi imperceptible) de trufa blanca. Realmente ricas ricas. A la pequeña V. le encantan. Y sí, ahí estaban los Humberts Boys, que nos vinieron con una de sus famosas máximas “sin los otros no eres nadie”. M’alegro. Luego se fueron a toda prisa, como de costumbre.

Después es el turno del tataki de atún en costra de sésamo con tartar de mango y mahonesa de wasabitatakitartarwasabi (12,50 €), en su punto, perfectamente marcado y conservando todo su sabor y jugosidad. El sésamo siempre le va bien a esta combinación, aportando una textura crujiente. La guarnición de tartar de mango le da frescor y aromas y la mahonesa de wasabi un toque (mínimo) picante y tacto suave. Elegimos también una tosta de níscalos y queso curado de ovejatosta (12,00 €), muy otoñal y sabrosa. Pan de hogaza bien tostado, lecho de rúcula, níscalos salteados con hierbas y queso curado un poco fundido por encima. El contraste entre el sabor firme y profundo del queso curado de oveja y los níscalos es algo extraño pero resulta bien, al final son dos ingredientes potentes que conviven adecuadamente. El conjunto resulta armonioso.

Para continuar, hamburguesa de solomillo de buey de Ávila, cebolla a la plancha, queso provolone, pesto rojo y pan de cerveza negra (13,20 €). La carne es buena y en su conjunto la hamburguesa resulta muy sabrosa, a pesar de que el pesto rojo parece ketchup y el pan no se nota mucho que esté hecho con cerveza negra. Seguimos con rabo de toro desmigado con puré de patatas al aroma de trufa (13,50 €), una vez más el aroma de trufa en el puré de patatas es tan ligero que casi ni se nota, pero, por suerte, tenemos el rabo de toro que está sabroso, con un toque de comino (creo recordar), y perfectamente cocinado. La combinación rabo de toro-puré es estupenda, contraste suave-potente perfecto.

Para finalizar con la parte salada escogemos los saquitos de queso y pera en salsa ligera de nueces, trufa y parmesano (11,50 €), ¡deliciosos! Delicados, llenos de matices, la pasta bien hecha y en su punto de cocción, ¡las escamas de trufa fragantes!, la pera dulce-ácida, el queso aportando su propio matiz. Para mi gusto, el mejor plato (bueno, junto con las croquetas).

Empezamos con los postres y, evidentemente, algo de chocolate no puede faltar, así que degustamos el coulantcoulant de chocolate negro y naranja caliente con helado de café (6,20 €). El coulant no estaba todo lo caliente que debería y, por lo tanto, el contraste con el helado no era perfecto. Correcto, sin alharacas.

Y seguimos dulcificándonos con un panqueque relleno de dulce de leche con helado de vainilla (5,00 €). Tortita bien hecha con dulce de leche, perfecta para los auténticos amantes del dulzoris. El helado de vainilla aporta el punto fresco, aunque poco vainilloso, a un postre bastante rotundo.

Y crumble de manzanas y almendras con helado de vainillacrumble (5,50 €), mezcolanza de manzana acidilla con almendras y un toque importante de canela, resulta un postre suave, delicado y aromático. No necesita el helado de vainilla, es un relleno, sin más.

Este local, a pesar de que el espacio es algo reducido y la sala de atrás no es muy acogedora, tiene una cocina correcta, variada, de tipo fusión, con opciones para todos los gustos y un precio ajustado. Destaca la atención a las materias primas y una elaboración cuidada. Recomendable.

  • La Dominga, Calle Espíritu Santo 15, tel. 915 23 38 09. Horario: de lunes a sábado de 13.00 a 17.00 y de 20.00 a 00.00, domingo de 13.00 a 17.00. Página web: http://www.ladominga.es/