El ciclo Exilio, artistas y creación: voces de Ucrania presentó cuatro eventos para mostrar y escuchar la situación de los artistas y las estructuras culturales en el contexto de la guerra en Ucrania. Contando la historia de la guerra, el horror, lo absurdo, la ira y cuestionando el papel del arte en el exilio, los encuentros se centraron en cuatro momentos clave.
El 18 de noviembre, el ciclo se inauguró en el Institut français de Madrid con una mesa redonda que reunió a Adrian Mocanu, músico ucraniano residente en la Casa de Velázquez; Ixone Sádaba, fundadora de Moving Artists y miembro de la iniciativa TEJA; Judith Depaule, directora de l’Atelier des artistes en exil à Paris; Mariia Yarchuk, artista residente de Hablarenarte y gestor cultural del Centro Dnipro para la Cultura Contemporánea (DCCC) y Alfonso Armada, periodista de Reporteros sin fronteras y moderador del debate. El encuentro permitió poner en perspectiva los puntos de vista de los artistas ucranianos en el exilio y los de los organismos de acogida de los artistas, cuestionando la finalidad del exilio cuando uno no se va por su país y lo que el exilio aporta a la creación.
El 22 de noviembre, el ciclo continuó en el Goethe-Institut Madrid con la proyección de la película Exilio, de Visar Morina, que cuenta la historia de un ingeniero de Kosovo que vive en Alemania y que sufre una fuerte intimidación en su lugar de trabajo. La ficción de la historia relata las sensaciones y sentimientos autobiográficos que el director del film experimentó al llegar como exiliado a Alemania a la edad de 15 años.
El 24 de noviembre, un concierto de música de cámara en el Goethe-Institut Madrid, contó con un dúo de artistas que ha decidido colaborar entre sí: la recién exiliada pianista ucraniana Anastasiia Frasyniuk y el violinista ruso Serguei Savrov, residente en Madrid desde hace años, que se unieron para interpretar obras de Bach, Schumann y Brahms.
Por último, el ciclo finalizó el 29 de noviembre con la proyección de la película Roses. Film-Cabaret, de Irena Stetsenko, presentando la banda ucraniana de freak cabaret de las Dakh Daughters. Un vibrante documental que siguió las actuaciones y la energía de esta banda de mujeres durante 7 años. La proyección contó con la presencia de Vlad Troitskyi, director del Teatro Dakh que también aparece en la película. Vlad Troitskyi pudo dar testimonio de la complejidad de irse, de crear fuera de su país, del deseo de volver. Actualmente Vlad Troitskyi y las Dakh Daughters están en creación en el teatro del Préau en Vire, Francia.
Para la organización de este ciclo, EUNIC Madrid tuvo la suerte de contar con ponentes y testigos ucranianos de primer plano que aceptaron compartir sus propias experiencias para sensibilizar al público a la situación de guerra en Ucrania y a su impacto en el mundo de la creación artística.
Los artistas presentes estaban en el exilio, un exilio inusual, no forzado por el propio país de los artistas, sino por el país vecino. Exilio resonó en este ciclo como un fuerte acto de guerra con estos artistas que quieren volver a casa pero cuyo desplazamiento es tristemente necesario aquí para protestar contra una guerra injusta, para ser el portavoz de un pueblo que está siendo oprimido, de una cultura que se intenta sofocar.
El público estuvo presente en estos 4 encuentros y, además de ver y presenciar la creación artística ucraniana hecha visible en Madrid, pudo intercambiar directamente con los ponentes durante las apasionadas y constructivas sesiones de debate al final de los encuentros. Al comienzo de la guerra en Ucrania, la red EUNIC emitió una declaración en la que advertía del impacto de esta guerra en la comunidad artística y del papel de la cultura en la construcción de la tolerancia mutua.
Esta serie de encuentros, conmovedores e inspiradores a la vez, nos recuerdan la locura actual de una Europa que se retuerce en nudos, pero también nos permite ver la solidaridad artística que existe, o que se está poniendo en marcha: la que existe entre artistas y también la que organizan las estructuras que acogen y apoyan a los artistas en el exilio, recordándonos así que estas situaciones las viven hoy los artistas ucranianos, ayer y mañana los artistas de todo el mundo, y que el arte siempre será el hilo de una palabra que nunca debe cortarse.
Con la organización de esta serie de encuentros, EUNIC Madrid demuestra una vez más este compromiso y nos recuerda que la creación es también una respuesta eficaz a la guerra. Este proyecto ha sido posible gracias a una subvención del Culture of Solidarity-EUNIC Ukraine Fund, en colaboración con European Cultural Foundation y EUNIC, con una financiación básica dirigida por el Goethe-Institut y una financiación adicional del Institut français y del Instituto Cervantes.