Cualquiera que haya tenido algún contacto con la vida política en el centro de Madrid durante la última década reconocerá la figura alta y corpulenta de Carlos Segura, el concejal que José Luis Martínez-Almeida ha elegido para dirigir el distrito más complicado de la capital, en la legislatura que ahora comienza. Aunque no había ostentado ningún cargo electo hasta hace poco, Segura (Madrid, 1978) es un veterano miembro del Partido Popular, ligado desde hace 20 años a su agrupación de Centro, zona que conoce bien y que ahora le toca gobernar.
El edil concurrió a las elecciones en el puesto número 8 de las listas municipales, bendecido por Isabel Díaz Ayuso, su jefa durante los dos últimos años en la Asamblea de Madrid. Allí fue nombrado diputado autonómico en 2021 y ha ejercido como secretario de Transportes del PP. Este es el único cargo público ejercido hasta ahora por Segura, exceptuando un brevísimo paso como concejal en el Ayuntamiento en Madrid en el 2019, durante solo un mes después de las renuncias de varios ediles populares camino de otros partidos del ámbito de la derecha.
La vida laboral de Carlos Segura comenzó en 1998 en el ámbito privado, pero desde 2006 ha estado ligada sobre todo al cargo de asesor de Gobiernos del PP, ostentando puestos de confianza a cargo del erario público en diferentes lugares. Esta etapa arrancó hace 17 años, durante la primera legislatura de Gallardón. Entonces pasó un año como asesor técnico de la Junta de Ciudad Lineal hasta que, con el segundo mandato del alcalde, pasó al mismo puesto en Hortaleza, según el portal de Transparencia de la Comunidad de Madrid.
La carrera de Segura continuó en 2011 como asesor parlamentario del Gobierno regional de Esperanza Aguirre, en la Consejería de Transportes. Y en 2015 volvió al Ayuntamiento con la misma política para ocupar el cargo de asesor técnico del PP. Justo al final de esta legislatura fue nombrado concejal por un mes. La victoria de Almeida en 2019 le llevó al cargo de vocal asesor del PP, con un sueldo de 76.517,84 euros anuales, que mantuvo hasta llegar al puesto de diputado regional que ahora acaba de abandonar.
Lo primero que hizo Segura justo después de ser nombrado concejal este fin de semana fue pasearse por el Rastro de Madrid, zona en la que se mueve con soltura. “Este año va a ser la legislatura del Rastro como eje principal del distrito”, avanzó señalando una de las promesas de Almeida en campaña, el día después de tomar posesión de su acta de concejal.
El Rastro es un buen ejemplo del tipo de espacios en los que el nuevo edil de Centro se siente más a gusto. Lugares castizos, donde se mezcla lo tradicional y lo madrileño. Otro son las fiestas religiosas. “Siempre voy a defender y apoyar nuestras costumbres y tradiciones”, advertía recientemente en una visita a Las Mayas, celebración de Lavapiés que el consistorio ha potenciado durante los últimos años.
Cristiano creyente y practicante -al igual que su predecesor José Fernández- hace unos días se le pudo ver representando al Ayuntamiento en la misa y procesión del Corpus en Madrid. También participó activamente en la última Semana Santa, acudió a ver el cuerpo incorrupto de San Isidro o acompañó en enero a feligreses venezolanos durante la procesión de la Divina Pastora.
Carlos Segura se formó como Técnico Superior en la Rama Administrativa y Comercial en Afuera, un centro privado de Formación Profesional. Tal vez por esta especialidad siempre ha demostrado especial interés a las actividades de los Mercados Municipales de Centro (Barceló, La Cebada, Mostenses...) y de las iniciativas que organizan las asociaciones de comerciantes del corazón de Madrid, con las que se fotografía habitualmente en redes. Menos contactos ha demostrado hasta ahora con la mayoría de asociaciones de vecinos del distrito, de carácter generalmente más crítico con los políticos.
Los deberes que Almeida ha puesto para Centro
La legislatura de Carlos Segura se presenta a priori como una de las más cómodas para un concejal de Centro en los últimos años. Almeida contará con mayoría absoluta y, por vez primera, el PP ha sido el partido más votado en los 21 distritos de Madrid. Ganó incluso en el de Segura, que normalmente se le escapaba al Partido Popular por dos focos de población -Malasaña y Lavapiés- donde los votantes de izquierdas son mayoría. Pero quedó por delante de Más Madrid por 175 votos.
Los deberes que Almeida ha puesto a Segura para el centro de la capital tienen que ver con la reforma de varias plazas (Tirso de Molina, Dos de Mayo, donde también se van a colocar cámaras de seguridad), poner en marcha varios edificios públicos como el colegio Moreno Rosales, el antiguo Palacio de Sueca (será un centro de mayores) o el reformado Palacio de la Infanta Carlota en Luna.
También tiene que facilitar la llegada de dos nuevos centros de salud al distrito: el de la calle Gobernador, en Letras, y el de Antonio Grilo, en Malasaña. Ambos estuvieron okupados durante la legislatura pasada, un movimiento muy señalado por el PP -y el propio Segura- y que generará debates interesantes a lo largo de la legislatura entre el concejal de Centro y la recién nombrada edil de Más Madrid Lucía Lois, quien formó parte del Patio Maravillas.
Entre los retos culturales para esta legislatura está el de convertir Malasaña en el Barrio de la Música, una de las promesas electorales de Almeida. Preparando el terreno, Segura se reunió a principios de mayo con miembros de Entorno Conde Duque, asociación de entidades que ha impulsado la idea a través del festival Symphonos.
Pero el primer gran reto que se encontrará el nuevo concejal de Centro será la gestión del Orgullo LGTBI, que comienza en pocos días. Un evento que en 2022 se celebró con alguna polémica previa pero sin ningún incidente en la parte organizativa municipal, ejecutada por el edil José Fernández, a quien su trabajo en los distritos de Centro y Salamanca le han valido el ascenso a la Junta de Gobierno como delegado de Familia.