Carteles que afloran 40 años después en Vallecas para recordar la construcción social del barrio

Luis de la Cruz

24 de octubre de 2023 22:46 h

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Es sorprendente lo que puede aguantar el papel convenientemente tapado. Si en ocasiones anteriores, unas obras en el metro han sacado a relucir anuncios de los años noventa en el metro con motivo de la renovación de las estaciones, ahora las obras en una nave en Puente de Vallecas han dejado al descubierto carteles que datan de 1981, a tenor de la fecha que podemos leer en uno de ellos.

Como restos arqueológicos de la ciudad reciente, algunos han emergido tras retirar los paneles que cubrían partes de la paredes en una nave de más de 500 metros cuadrados situada entre las calles Arroyo del Olivar y Alcalá de Guadaira, donde hasta hace poco había un gran bazar “365 días abierto”. Y, antes un supermercado. “Creo que era un antiguo economato”, explica también un vecino. Estos días, el ruido de los trabajos en el interior y los obreros acarreando material en los alrededores subrayan el cambio de piel del inmueble bajo.

La nave data de 1962 y el ladrillo blanco de esa época la delata la naturaleza siamesa de los bloques colindantes y el Centro de Salud Alcalá de Guadaira. En los alrededores, también la colonia de pisos de Sierra del Valle de y el Parroquia de Nuestra Señora de la Misericordia. Y, claro, el Estadio de Vallecas, casi enfrente.

Hace 41 años, como ahora, las paredes de Vallecas hablaban en términos de lucha política y solidaridad vecinal. Los carteles que mejor se leían –ha bastado que quedaran al descubierto para que se empezaran a deteriorar rápidamente– son los de una reunión vecinal donde se puede rescatar el siguiente mensaje: “Exposición. Nuevas Palomeras. Aquí cabemos todos, participa tú también”. Y, luego, “maquetas, planos, fotos, películas, diapositivas.”

Este tipo de reuniones vecinales, en las que se informaba de los avances del diálogo del tejido vecinal con la administración y se incentivaba la participación en la creación de las nuevas barriadas de realojo, era muy frecuente en la época. Esta, la organizaba la Coordinadora de Vivienda y Urbanismo junto con las asociaciones de vecinos y se celebraba en el “barracón de la guardería”, en la calle Torremolinos (colonia Hogares).

La colonia referida estaba situada en Palomeras Sureste, junto a la Avenida de la Albufera, y había sido construida en 1960. Los promotores fueron Hermanos Santos –un clásico de la compraventa y edificación en Vallecas– y Hogares S.A.

Los derribos y realojos de las casas de Palomeras Sureste formaban parte del proyecto de remodelación de Vallecas, por el que se realojará a 12.000 familias que habitaban en casas bajas, muchas autoconstruidas, y no empezará realmente hasta un par de años después. Es entonces cuando los vecinos que ponían aquellos carteles llegarían a Nuevas Palomeras, por Alto del Arenal.

Pero fijémonos en otro de los carteles que ha quedado al descubierto en la nave. A duras penas, se puede rescatar la memoria echa jirones de un mitin sindical de Comisiones Obreras, con Marcelino Camacho y Fidel Alonso, que de aquellas era secretario general del sindicato en Madrid. Obrero metalúrgico en Getafe, fue número dos de la lista del PCE por Madrid en las primeras elecciones municipales democráticas y posteriormente cayó en desgracia por ser de la línea prosoviética. En el cartel aún se adivinan reivindicaciones contra el paro, el estatuto del trabajador y la política económica del gobierno. Cabe recordar que el Estatuto de los Trabajadores se aprobó en 1980 y que su redacción conllevó paros y lucha sindical, por lo que el cartel podría ser anterior a esa fecha.

Hay restos de otro cartel electoral, de lo que parece un cine y las palabras “Rey de la selva” (¿circo, quizá?). Quizá cuando se publiquen estas líneas no quede ya nada de los mensajes que esas paredes han tenido a buen recaudo durante más de 40 años. Fragmentos que se han asomado para hablarnos de la genealogía de los barrios vallecanos, que vienen de una historia de construcción desde debajo de la ciudad y apoyo mutuo que se siguen leyendo hoy en las paredes, tapizadas de pegatinas, carteles y pintadas con conciencia herederas de aquellas otras.