La movilidad ciclista está siendo objeto de uno de los debates más animados de la legislatura en Madrid. El nuevo Ayuntamiento tomó la construcción de carriles bici como paradigma de su nuevo modelo para la ciudad desde el inicio de legislatura y ejecutó varios proyectos que cambiaron las calles en las que se desarrollaron y generaron una enorme discusión a su alrededor. El más destacado en este ámbito fue el del eje Santa Engracia-Bulevares, el de mayor tamaño (8,12 kilómetros de carril bici segregado, contando los dos sentidos) y sobre el que ahora existen datos que permiten el análisis de sus diferentes adaptaciones.
El eje, inaugurado en el año 2017, está formado en realidad por dos modelos de carril bici: uno en Santa Engracia completamente segregado, con acera de por medio entre las bicis y el resto de vehículos, y otro en Bulevares, situado entre medias del carril bus-taxi y del resto de carriles de tráfico, de los que está físicamente separado con una aleta de tiburón.
El Ayuntamiento ha medido el incremento de uso ciclista en ambos tramos y, además de constatar “que la tendencia va en aumento”, permite observar qué tramos y modelos están funcionando mejor a la hora de fomentar el uso de la bicicleta. En bulevares solo se ha analizado uno de los tres tramos ejecutados, el que va de Alonso Martínez a Bilbao. En 2016 pasaban por allí, de media, 436 ciclistas y en 2018, ya con el carril bici segregado lo emplean 617, según un muestreo efectuado por el consistorio durante 15 horas en ambas fechas.
El dato del incremento es del 41% para este tramo segregado pero rodeado de tráfico (carril bus a la derecha y resto a la izquierda, recordemos). De los tramos Bilbao-San Bernardo y San Bernardo-Princesa, donde también existe carril bici segregado en las mismas condiciones, no se han facilitado todavía datos.
El éxito del modelo Santa Engracia
Donde se registran mejores resultados de aumento de aforo ciclista es en Santa Engracia. Allí, la construcción del modelo totalmente segregado, con separación física, semáforos y pasos de cebra exclusivos, ha facilitado el uso ciclista en una calle antes poco utilizada por este medio de transporte.
Según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Madrid a Somos Chamberí, el incremento de uso ciclista varía del 142% al 279%, dependiendo del tramo. El más exitoso es el que sube desde Alonso Martínez. Hace dos años el consistorio midió 201 ciclistas a la altura de la comisaría de Policía de Santa Engracia, 18 de ellos que circulaban por la acera. Y este año, ya con el carril bici segregado, contó 762 usuarios, todos ellos por calzada, sin utilizar la acera.
El Ayuntamiento también posee datos de otro tramo de este carril bici, en el cruce con la calle García de Paredes. Ahí el incremento de uso es menor, porque se partía de una base mayor: en 2016 registraba 311 usuarios (63 de ellos por la acera) y en 2018, ya con carril bici, se alcanzan los 754 usuarios, todos por la calzada.
A la vista de los datos, se concluye que la movilidad ciclista ha aumentado con la construcción de este eje, pero que el modelo de carril bici completamente segregado utilizado en Santa Engracia ha funcionado considerablemente mejor, con la eliminación del tránsito por acera y un mayor número de ciclistas diarios que los bulevares, donde ya se registraba bastante circulación de este tipo (hasta el doble de usuarios que en Santa Engracia en 2016) y que ahora registra menos pasos totales de bicicletas cada día (617 frente a 762).
El Ayuntamiento sigue construyendo actualmente carriles bici segregados en toda la ciudad y calcula que acabará la legislatura con 41,29 kilómetros más, cifra con la que la ciudad llegará a los 342,65 kilómetros de carriles bici, un 13,70% más que los que había en 2015.