“Pido que abandone al público”. Fueron las últimas palabras del concejal Javier Ramírez rebatidas desde el espacio para el público del pleno de Chamberí, cuando llevaba poco más de una hora de celebración. El edil del PP, concejal-presidente del distrito, ponía fin con esta expulsión a los numerosos comentarios, voces y aplausos escuchados desde el inicio de una sesión muy tensa.
El de este miércoles era el primero con público desde el inicio de la pandemia y muchos vecinos estaban interesados en acudir. Allí estaban familias del colegio San Cristóbal, afectadas por la decisión de trocear la pista polideportiva del Parque Móvil para convertirla en un gimnasio, también vecinos de la calle Ponzano, que se quejaron de la ampliación de aceras para legalizar las terrazas sobre el asfalto, y otras asociaciones vecinales.
Antes de la expulsión, Ramírez explicó que había advertido del desalojo cinco veces. Fue durante los aplausos a algunas de las intervenciones de los vecinos y, sobre todo, después de las críticas a algunas de las explicaciones sobre los temas referidos. “Acostúmbrese porque esto es la democracia, los vecinos pueden venir aquí para opinar”, le contestó la portavoz de Más Madrid después de criticar la expulsión. Después de que desapareciera el público, el concejal de distrito dijo que solo había querido expulsar a uno de los asistentes.
Las expulsiones de vecinos en los plenos de Chamberí se ha convertido en algo habitual durante esta legislatura. Durante la pasada, con Jorge García Castaño al frente del distrito, no se produjo ninguna pese a que el nivel de gritos y críticas fue mucho más elevado que el registrado en cualquier sesión presidida con Ramírez.