Casi un centenar de mayores de 74 años se amontonaba este lunes en la entrada del centro de salud de Eloy Gonzalo, en el madrileño distrito de Chamberí, esperando recibir la vacuna para la que les habían citado. Aguardaban pacientemente su turno mientras los trabajadores sanitarios y agentes de la Policía Municipal les iban llamando por sus nombres, después de haber vivido momentos de incertidumbre al haberse agotado el suministro de inyecciones a media tarde.
El suministro de dosis se ha agotado después de comer, y que las han tenido que traer casi una hora después, en taxi. Lo que ha provocado que la espera se alargase mucho para los mayores que esperaban para recibir su dosis de Pfizer, cada uno como podía. El único banco de la zona está ocupado por cuatro mujeres, pegadas unas a otras, que también aguardan su turno. No hay distancias de seguridad cuando el cansancio de la espera es tan grande. Son las únicas privilegiadas en una esquina, la de las calles Trafalgar con Eloy Gonzalo, atestada de gente y en el que la Policía llegó a colocar un cordón policial atado a un patinete para organizar el tumulto.
La imagen sobre las 19.00 era de mucha gente y cierto descontrol, pero los momentos de mayor tensión se habían vivido horas antes, cuando se acabaron las dosis en el ambulatorio. “Me habían citado hace dos horas, tenía cita a las 16.45”, explica a Somos Chamberí una persona que acababa de salir de recibir el pinchazo. “Yo ya he conseguido vacunarme, ahora estoy con mi amiga haciéndole compañía hasta que le toque a ella”, cuenta Isabel, de 75 años. Su amiga se llama María Isabel del Prado, tiene un año menos y su cita era a las 17.40. Ya acumula casi hora y media de espera.
“Se han quedado sin vacunas, hemos visto cómo las traían, así que todo se ha retrasado”, explica Prado mientras ambas cuentan que recibieron un SMS esta mañana con la cita para acudir a Eloy Gonzalo .“Estaba esperándolo como agua de mayo, soy la persona más feliz del mundo”, confiesa Isabel. “Y nuestros hijos, contentísimos de que nos hayan vacunado”, le añade su amiga, que pese a la espera se deshace en elogios hacia el personal del centro: “Qué educación, se están portando de maravilla. Son muy cariñosos, en eso estamos muy contentas”.
La situación en Eloy Gonzalo esta tarde difería mucho de la dibujada por la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, esta mañana durante una entrevista en esRadio: “Cuando alguien se va a vacunar y lo saben todos aquellos que son testigos de esto, se hace de una manera muy rápida” -decía en respuesta a las preguntas de Jiménez Losantos- “aunque en ocasiones se tarda un poco más porque la gente se adelanta a la propia cita. También cuando tú ves las imágenes de esa cola es porque la gente va acompañada pero luego es muy rápido”, informa Fátima Caballero.
“A mí me queda todavía un rato, me han dicho que soy el penúltimo”, decía con resignación a las puertas del centro de salud Fernando, 81 años, que había acudido al lugar diez minutos antes de su cita. Ayer le habían avisado por teléfono que debía presentarse en este lugar a las 18.45. “Tiene bemoles, porque, yo estoy gracias a dios muy bien, pero aquí hay gente que no está en condiciones para aguantar tanto”, reflexionaba mientras veía gente esperando en sillas de ruedas, andadores y muletas.