Barbieri en “Esta es mi calle”

El programa de Telemadrid “Esta es mi calle” nos cuenta con todo lujo de detalles sobre la historia de una de las vías del barrio, la calle Barbieri, cuyo trazado discurre desde la calle Augusto Figueroa hasta la calle Infantas. Llamada así desde 1894 en honor al compositor madrileño Francisco Asenjo Barbieri, anteriormente era conocida como calle del Soldado y encierra una macabra historia de amor no correspondido.

Allá por el siglo XVII la vecina de esa calle Almudena Goutili, una joven de buena familia y gran belleza que tenía la intención de ordenarse monja y acudía a diario a rezar al Oratorio del Caballero de Gracia, conoció de manera fortuita a un soldado, que quedó prendado de ella hasta la obsesión.

Todos los días la esperaba a la puerta de su casa e incluso la abordaba insistentemente para que se convirtiera en su esposa, recibiendo siempre la misma y negativa por parte de la joven. Tras muchas artimañas para lograr su amor -cuenta la leyenda popular que hasta hizo pintar en un pilar de la cerca del convento, muy próximo a su casa, su imagen vestido de gala-, el soldado no veía ningún acercamiento.

Sintiéndose cada vez más acosada, Almudena intentó adelantar su ingreso en el convento. Al enterarse y cegado por el despecho, el soldado puso en marcha una maquiavélica venganza: horas antes de que la chica tomara los hábitos, la asesinó sin piedad en plena calle.

No contento con quitarle la vida, decidió que las religiosas de la orden del Caballero de Gracia pagarían por «arrebatarle su amor»: le cortó la cabeza, la guardó en una bolsa y  la depositó en el torno del convento, avisando a la tornera mayor de que se trataba de un donativo de la persona que ingresaría al día siguiente.

Algunas versiones cuentan que cuando todas las religiosas del convento, reunidas en el salón, abrieron el paquete, la cabeza tenía los ojos entreabiertos y excamó un tenue «¡Madre...!» a la abadesa, y dejó rodar una lágrima por su mejilla . Cumpliendo con sus deseos, fue enterrada con el hábito que estuvo a punto de tomar.

En cuanto al soldado, fue apresado y, tras unos días en los calabozos, fue ahorcado en la Plaza Mayor. Dicen que acto seguido le cortaron una mano, la clavaron en un palo y fue expuesta en la misma fachada que lucía el retrato del soldado en la calle que, desde ese momento, todos conocerían como la Calle del Soldado.

Fue en el año 1894 cuando se cambió su denominación a la actual, quizás queriendo tapar el macabro crimen de la bella e inocente Almudena. A día de hoy es una de las calles más transitadas y animadas de Chueca, donde se encontraba el antiguo hotel Mónaco, lugar frecuentado por la aristocracia en tiempos de Alfonso XIII para sus escarceos amorosos.

También se encontraba ahí el tablao flamenco Los Canasteros “Teatro Real de los Gitanos” que Manolo Caracol inauguró en 1963, en el que se daban cita toreros, artistas e intelectuales de la época y que en la actualidad es la discoteca Polana, que acaba de ser puesta a la venta.