Familia joven, con y sin hijos, con formación secundaria, incluso universitaria. Este es el nuevo perfil del demandante de ayuda social del Ayuntamiento de Madrid, según un estudio del impacto de la situación de confinamiento en la población de la capital tras la declaración del estado de alarma por la pandemia de la COVID-19, realizado por el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social.
Según el estudio, realizado por el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, El 22% de las familias de hogares monoparentales esperan ser usuarios de algún tipo de ayuda social en 2020, frente al 10% que lo fueron en 2019; al mismo tiempo, el 11% de los hogares con hijos y el 12% de los que no los tienen prevén necesitar ayuda en la crisis social, cuando el año anterior fueron usuarios de los servicios sociales municipales un 2,4% y un 5% de estas unidades familiares.
Antes de la COVID-19, el grupo usuario más habitual de los servicios sociales era el de las personas mayores de 65 años que viven solas. Ahora, en la crisis posterior al coronavirus, las expectativas de uso de estos servicios aumentan en franjas de edad más tempranas. El 16,7 % de las personas de entre 30 y 44 años estima que necesitará acudir a los servicios sociales frente al 4,5 % previo a la crisis social y, de igual forma, el 16,4% de las personas de entre 45 y 64 años esperan necesitar ayuda frente al 5,6% del año pasado.
El nivel de estudios de los demandantes de ayudas también ha variado. Si antes de la crisis el grupo más habitual era el de personas sin estudios, en los próximos meses aumentarán los usuarios tanto con estudios secundarios, pasando del 7% al 18,4%, como con estudios universitarios, del 4% al 9,5%.
En cuanto a la actividad desarrollada, aumentan de un 9% a un 33,7% los hogares con algún miembro en paro que necesitarán ayuda. También la de aquellos hogares en la que todos sus miembros trabajan, de un 3,8% a un 12%.
Teniendo en cuenta la actual situación de emergencia social y alimentaria que vive la ciudad de Madrid, el Ayuntamiento ha dicho que está reforzando los servicios sociales municipales y que prevé la incorporación de 264 nuevos efectivos entre trabajadores sociales, psicólogos, enfermeros y auxiliares administrativos.
Las organizaciones sociales y redes vecinales que han estado alimentando a miles de personas durante el estado de alarma, en respuesta solidaria a la situación de aumento descomunal de demandantes de ayuda y al desborde sufrido por los servicios sociales han comenzado su desescalada particular exigiendo a las juntas municipales de los diferentes distritos que sean ellas las que se encarguen de dar una respuesta alimenticia a sus usuarios, toda vez que las donaciones particulares han descendido y que muchos de los voluntarios que han estado colaborando con estos colectivos han podido volver ya a sus empleos habituales. La llegada del verano, con sus correspondientes salidas también ha venido a complicar tantos las donaciones como el número de voluntarios disponibles.
Aunque el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, ha dicho que la ayuda municipal y particular a personas necesitadas debe coordinarse, emplazando a las redes vecinales de apoyo mutuo a contactar con los concejales presidentes de sus respectivos distritos para intercambiar datos y abrir mesas de diálogo, en la mayoría de esos distritos esa comunicación, en el mejor de los casos, aún no es fluida.
Precisamente, fueron esas redes barriales de acompañamiento las primeras en poner el foco en ese aumento desmedido de ayuda social que se veía venir desde los inicios del estado de alarma.
El Ayuntamiento ha anunciado que, de momento, destinará cinco millones de euros para reforzar los servicios sociales municipales, con el objetivo de “atender a las personas que más lo necesitan, asegurando las ayudas alimentarias y facilitando la intervención social de los profesionales con las familias, un trabajo imprescindible para que los usuarios puedan superar la situación de dificultad que estén pasando”.
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