“No lo entendemos, es un cierre total”. Así critica Magda, propietaria de Lixus Restaurante en el número 23 de la calle de la Reina, los cortes durante el Orgullo LGTBIQ+ en esta vía de Chueca. Paralela a Gran Vía, normalmente ofrece una estampa llena de locales de hostelería. Sin embargo, estos días su transcurrir se ve marcado por un cordón policial en su acceso a través de la calle del Claval, con agentes controlando el paso y furgonetas de la Policía Municipal aparcadas. Los comerciantes de la zona lo sufrieron ya en 2022 y este año vuelve a repetirse sin que hayan recibido todavía “ninguna explicación”.
“Nadie puede subir ni bajar la calle. Comprendo que se restrinja el paso de vehículos, que es lo que indica el dispositivo municipal para estos días, pero prohibir el tránsito de viandantes que no sean residentes no está recogido en ese documento, porque no tiene ni pies ni cabeza. De hecho, como es muy larga, hay vecinos de la propia calle que no pueden venir a nuestro local sin dar una vuelta enorme a la manzana”, señala Magda en declaraciones a Somos Chueca.
La hostelera apunta directamente a la Policía Municipal de Madrid: “El dispositivo del Ayuntamiento dice que la posibilidad de cortes más severos se deja en manos de los agentes, y tanto el año pasado como este hemos visto que impiden el paso en toda la calle”. Afirma que, cuando se acerca a alguno de ellos para solicitar información o consultar quién puede explicarle estas actuaciones, “nadie sabe nunca nada, da igual lo que les digas o les dejes de decir”. Ha intentado contactar igualmente con la Junta Municipal del Distrito Centro , pero no le dan cita para un encuentro hasta el próximo 12 de julio: “No sabes qué hacer ni a quién acudir”.
Ante las preguntas de este medio, fuentes del Área de Seguridad del Ayuntamiento que lidera José Luis Martínez-Almeida se limitan a remarcar que “los cortes son los mismos que el año pasado”, sin entrar a explicar por qué se endurecieron precisamente en la pasada edición.
La indignación de Magda es palpable, ante la afectación que las restricciones tienen a la facturación en unos días (entre el pasado miércoles y este domingo) que deberían suponer los mejores números del año, como en el resto del barrio. Según cuenta, los agentes llegan en torno a las 17.00, comienzan a desplegar el operativo por el barrio y a colocar las barreras: “Permanecen allí hasta bien entrada la madrugada, en torno a las 3.30”.
Pone en contraste esta mano dura ante el tránsito de viandantes con la permisividad de otros negocios que ofrecen alcohol a altas horas de la madrugada: “Están hasta arriba vendiendo toda la santa noche a unos precios de locura, hasta las 6.00 o las 7.00 si hace falta. Que yo sepa eso no lo pueden hacer. Alguien me tiene que explicar por qué a algunos nos cierran las puertas mientras tanto”. Recuerda que su local no es el único afectado en una manzana plagada de restaurantes. Otro de ellos, Angelita Madrid, ha emprendido una recogida de firmas para revertir la situación. En la misma calle está la conocida coctelería Del Diego y muchos locales de cocina asiática.
“Maltrato a la fiesta”
Magda, que abrió su establecimiento en marzo de 2019, recuerda lo diferente que fue la situación en su primer Orgullo: “Pudimos trabajar en condiciones, que es todo que pedimos, para poder hacer frente a las pagas extra, el verano, el alquiler y mil historias”. Es la única edición que ha vivido con normalidad como empresaria, ya que en 2020 y 2021 la pandemia hizo mella en la cita y a continuación han llegado estos cortes inclementes.
Sin embargo, su nexo con la zona se remonta mucho más atrás: “Soy vecina del centro de Madrid de toda la vida, desde que soy una cría. Y ya tengo 37 años. He estudiado en la calle Hortaleza y me conozco el Orgullo de pe a pa. Y te puedo asegurar que el maltrato que se está dando a la Fiesta, ya no solo en la calle de la Reina sino en toda Chueca o en negocios alrededor del barrio, es una vergüenza”.