La periodista María F. Sánchez ha conseguido entrevistar a Jorge, quien la madrugada del domingo 26 al lunes 27 de febrero fue víctima de una agresión homófoba a las puertas del mítico Black & White, uno de los locales de ambiente más populares de Chueca.
Según publica cuartopoder.es, cuando Jorge (que ya tenía dos esguinces –uno en la rodilla y otro en el tobillo–) abandonaba el establecimiento con unos amigos se cruzaron con un hombre que también salía de ese local y que comenzó a gritarles “maricones”.
Cuando él contestó “Ellos serán maricones como tú y como yo, porque salimos del mismo lugar, que es un bar gay”, el agresor le golpeó en la cara con un vaso de cristal que había sacado del bar y le tiró al suelo. De nada le sirvió protegerse con su bastón, el vaso impactó contra su cara cortándole en la ceja, la nariz, el labio y la garganta. Además, tuvo la mala suerte de caer por el lado de los esguinces y se rompió el brazo derecho.
El agresor, que iba con otro hombre, abandonó el lugar a la carrera y cuando llegó la policía no pudo localizarle. El SAMUR atendió a Jorge y le trasladó hasta el hospital. Tras tres días en conseguir suficientes fuerzas para plantarle cara al miedo y contactar con la asociación LGTBI Arcópoli, donde la animaron a presentar denuncia.
Por lo que respecta al Black & White, el lugar donde se produjo la agresión, Jorge tiene intención de tomar medidas legales porque considera «una negligencia» que nadie le impidiera a su agresor sacar un vaso de cristal del bar, en el que en ese momento no había ningún portero.
Lamentablemente, el caso de Jorge no es un hecho aislado. Según el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia, el pasado año al menos 316 personas fueron víctimas de agresiones homófobas o transfóbicas en la región de Madrid, (240 en Madrid capital) y en lo que va de año ya son 32 los ataques contabilizados por esta entidad.
Toda una paradoja si tenemos en cuenta que dentro de tres meses se celebra el World Pride 2017 (Orgullo Gay Mundial) en Madrid «una ciudad donde hay una agresión al día», señala Jorge. A pesar de que le queda una larga recuperación por delante (su brazo tardará como poco seis semanas en curar y hay que vigilar los puntos), se muestra decidido a compartir su testimonio para que esto no vuelva a suceder. «Yo he decidido que no voy a tener miedo, lo que quiero es verles en la cárcel», concluye Jorge.