You can dance, dancing queen que decía la canción de ABBA. Sentirse princesa por un día. Es ahora cuando empieza la temporada de bodas, es como la feria de San Isidro y los toros jajaja. Bodas y toros, dos temas que prefiero no entrar. Me quedo con lo que me interesa…
Vi por momentos la alegría en su cara. Su caminar era como un baile, suave, dulce y acompasado, y empecé a imaginar como por un momento sería la vida de aquella espléndida novia.
Sin duda un mar de buenas cosas: ilusiones, amor y quizás algún mal rato todo envuelto en un blanco vestido de gasa y tul.
Aquella novia era la viva imagen del deseo y el amor caminando escaleras arriba en la iglesia de Santa Bárbara. Conectar con la personas es a veces un sencillo ejercicio de “caminar con sus zapatos” como decían los antiguos indios americanos.
Y es que ¿quién no ha estado enamorado alguna vez? Todo cambia, todo se ve de otra forma, todo se simplifica para quedar tan solo la más auténtica esencia.
Todo pasa y todo llega y supongo, aunque no tengo ni idea de quien era aquella maravillosa novia, que su vida es felicidad, porque ¿qué es la felicidad sino una sucesión de pequeños y buenos acontecimientos?
Una tarde de primavera, un parque, una escalinata, un vestido blando y una novia llena irradiando energía positiva hacia el altar…