General Millán Astray o de la Maestra Justa Freire: una calle de Madrid en disputa por la memoria

Luis de la Cruz

14 de noviembre de 2022 22:51 h

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El pasado 9 de noviembre el alcalde José Luis Martínez Almeida mostraba en acto oficial su admiración por José Millán Astray durante la inauguración de la nueva estatua al legionario erigida a orillas de la Castellana. Admiración al cuerpo y reconocimiento público a sus huellas urbanas, nombradas por el alcalde: el barrio del Tercio en Carabanchel o “la calle dedicada al fundador de la Legión, el general Millán Astray”. 

No sabemos cómo resonarían las palabras, que han levantado polémica y provocado la atención de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, en la calle del general Millán Astray. Se trata de una vía larga y ancha, que transcurre tranquila por el distrito de Latina –en muchos tramos hay pocos comercios– desde Rafael Finat hasta la Avenida de la Aviación y la calle de la Carretera del Barrio de La Fortuna. Si lo buscas en Google Maps, verás que aún aparece impreso el nombre de calle Maestra Justa Freire, que fue el que tuvo entre los años 2017 y 2021, cuando reapareció el nombre del militar franquista por decenas en el entorno, ya que el urbanismo de la zona, lleno de plazas laterales y callecitas cortadas, hace que el letrero se multiplique en todas las esquinas de los espacios interbloque y vías laterales cortadas.

La calle se nombró del General Millán Astray casi desde el principio, en 1969 (en el registro del Ayuntamiento aparece brevemente la denominación de calle del Polígono). En la interesante colonia de casas bajas de los años cincuenta que hay al final de la misma, articulada en torno a la plaza de Rabasa, pueden verse colgadas de un muro las fotografías de la evolución de la zona durante aquellos años, que atestiguan el crecimiento urbano relativamente reciente del área.

Y allí se mantuvo, impertérrito, el nombre del fundador de la Legión hasta que la llegada de Ahora Madrid al Ayuntamiento puso en el centro de la política municipal el, hasta entonces inexistente, cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica (2007). Aunque en un primer momento se contó con la Cátedra de Memoria Histórica de la Universidad Complutense, esta se retiró tras la filtración de listas preliminares de calles, que provocaron cierto alboroto en la prensa menos afín al consistorio. Fue entonces cuando Manuela Carmena organizó una comisión interna, formada por personalidades afines a los distintos partidos representados en el Ayuntamiento y presidida por la exsenadora socialista y amiga Francisca Sauquillo.

La comisión elaboró un informe no vinculante en el que recomendaba cambiar el nombre de 52 calles de la capital, que fue aprobado en el Pleno municipal con el voto favorable de PSOE, Más Madrid y Cs, con solo el voto en contra del PP.

Cuando había un nombre anterior, este volvía al callejero –caso, por ejemplo, de San Germán por General Yagüe–. Cuando no lo había, se proponía otro nuevo, consensuado en las reuniones de la comisión. Este fue el caso de la calle General Millán Astray, que pasaría a denominarse calle de la maestra Justa Freire en honor de la pionera de la educación popular represaliada por el Franquismo.

Comenzó entonces la batalla judicial, dada por parte de asociaciones franquistas (como la Fundación Francisco Franco) y la Plataforma Patriótica Millán Astray, en el caso que nos ocupa. Tras un ir y venir de decisiones judiciales, un magistrado ordenaba restituir el nombre de la calle General Millán Astray en 2021.

El juez desautorizó el “Informe propuesta” elaborado por el Comisionado de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid con la argumentación de que Millán Astray no participó en acciones bélicas, pasando por alto que el papel crucial de la propaganda franquista –su negociado– fue un brazo más del bando golpista, subordinado al mando militar y fundamental a la hora de crear la deshumanización del enemigo que permitió llevar a cabo su brutal represión. Aunque la sentencia no era firme y se podría haber recurrido, el Ayuntamiento del PP decidió no hacerlo. Los letreros que rezaban Calle de la maestra Justa Freire fueron retirados a finales de agosto de 2021.

La lucha por la calle de la maestra Justa Freire continúa

El asunto no está cerrado a día de hoy. No, al menos, mientras siga habiendo movimiento ciudadano por la restitución del nombre de Justa Freire. El pasado 25 de octubre se rechazó en el Pleno de Cibeles una proposición de la Plataforma Calle Maestra Justa Freire y otras organizaciones –hecha suya de forma conjunta por PSOE y Más Madrid– para que Madrid restaurara el nombre que brevemente lucieron las seis calles franquistas vueltas a su ser por los tribunales. Al fin y al cabo, el Ayuntamiento tiene potestad para cambiar el nombre de las calles sin tener que justificarlo por la Ley de Memoria Histórica. Las vías eran: Avenida de los Hermanos García Noblejas (Avenida de la Institución Libre de Enseñanza), calle del Crucero Baleares (calle Sinaia), calle Caídos de la División Azul (Memorial 11 de marzo de 2004), Glorieta Cirilo Martín Martín (Glorieta de Ramón Gaya), calle del Algabeño (calle de José Rizal) y, por supuesto, calle del general Millán Astray (calle de la maestra Justa Freire).

La mencionada plataforma, que aúna a distintos colectivos vecinales y por la memoria histórica, ha llevado a cabo numerosas acciones reivindicativas desde entonces: manifestaciones, rutas urbanas y hasta un mural con el rostro de Freire, que ha sido vandalizado en distintas ocasiones con simbología fascista y que ahora mismo aún sufre heridas de guerra.

El cruce donde está el mural, en el barrio de Las Águilas, es la intersección con la calle de Blas Cabrera, físico y rector de la Universidad Central de Madrid que murió en el exilio mexicano. Un poco más arriba, adyacente a General Millán Astray, encontramos la calle de Soledad Cazorla, feminista y primera Fiscal de Sala contra la Violencia sobre la Mujer, que desplazó en 2017 al General Saliquet. Muy cerquita, está la calle dedicada a Anselmo Lorenzo, padre del anarquismo español. Calles, todas ellas, que se verían mejor acompañadas de la maestra Justa Freire.

Millán Astray: símbolo del Franquismo y agente del aparato de propaganda fascista

José Millán Astray y Terreros (1879-1954) es conocido sobre todo por ser el fundador de la Legión. Nacido en La Coruña, tuvo muy claro desde joven que sería militar, aunque estudió la carrera de derecho empujado por su padre, abogado y director de prisiones. Su hermana mayor, Pilar Millán Astray, merecería un artículo aparte: además de ser una dramaturga muy popular en su tiempo –nos suena La tonta del bote– fue espía alemana en Barcelona. Actualmente tiene también dedicada una plaza en Madrid, cerca de Sainz de Baranda.

Hizo carrera colonial en Filipinas y estudió en Argelia el funcionamiento de la Legión Extranjera Francesa, que le sirvió como base para fundar en 1920 la Legión Española, una fuerza militar de élite para el contexto de las guerras coloniales del norte de África (aunque también intervino en la Península durante la revolución de octubre del 34).

Durante la guerra, fue designado por su gran amigo Francisco Franco jefe de la Oficina de Prensa y Propaganda, cargo en el que estuvo hasta 1937. Fundador de Radio Nacional de España como instrumento de guerra, son famosos sus discursos radiofónicos, encendidos y antisemitas. Tras la guerra, fue procurador en Cortes durante cuatro legislaturas y un personaje conocido del Régimen, aunque sin mayor relevancia política.

La figura tullida de José Millán Astray a veces toca de lleno en la imaginería pop franquista. Ahondan en esta leyenda anécdotas como el encargo que le hizo al barman Perico Chicote de elaborar un bebedizo sencillo para los legionarios, que dio como resultado la leche de pantera, bautizada, en teoría, en honor de la cupletista Celia Gámez (de la que se dice fue amante y a quien apadrinó en su boda). O la inspiración en algunos elementos de los Tercios o del Bushido (un texto que recogía la forma de vida samuray que él mismo prologó en su versión castellana) para dar forma a la Legión.

Su figura ha seguido siendo emblema del franquismo nostálgico hasta día de hoy. Buena prueba de ello son las amenazas recibidas por la librería La Integral y la editorial La Felguera con motivo de la publicación en 2019 del libro España salvaje, en cuya cubierta figura un retrato del célebre militar con todas sus heridas de guerra.

Justa Freire: una maestra redescubierta que se ha convertido en símbolo

Justa Freire Méndez (1896-1965) desarrolló gran parte de su carrera docente en el Colegio Cervantes, de la glorieta de Cuatro Caminos, junto al maestro Ángel Llorca (la fundación que lleva su nombre es una de las más implicadas en la defensa del cambio de nombre de la calle). El colegio, que abrió sus puertas en 1918 y aún funciona, fue un centro experimental en el que estudiaron muchos niños del extrarradio con los métodos pedagógicos más avanzados de la época. Entre ellos, el pequeño Santiago Carrillo.

Con el apoyo de la Junta para Ampliación de Estudios, Freire viajó a Bélgica y Francia para mejorar en su formación, lo que le sirvió para participar en el debate pedagógico de la época y enseñar a otros maestros. En 1933 fue nombrada directora del Grupo Escolar Alfredo Calderón de la Ciudad Jardín (CEIP Padre Poveda) y continuó su apostolado educativo en las Misiones Pedagógicas.

Durante la guerra volvió a coincidir con Llorca, con quien participó en la creación de las Comunidades Familiares de Educación, entre otras ocupaciones y cargos. Tras la guerra, fue condenada en consejo de guerra a seis años de prisión, de los que cumplió dos. En la cárcel para mujeres de Las Ventas continuó haciendo lo que mejor sabía, ser maestra.

A partir de 1941 tiene de que dedicarse a impartir clases particulares y trabajó como secretaria en el Colegio Británico. No pudo volver a ejercer de maestra hasta mediados de los años cincuenta. Hoy, su figura ha sido ampliamente reivindicada y son muchos los que piensan que merece tener una calle que transcurra entre las de Rafael Finat y la Avenida de la Aviación.