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De tardar 30 minutos en Metro de Madrid a 90 en el bus alternativo: resignación y estrés en la primera hora punta sin línea 6

Trabajadores de Metro de Madrid informan a un viajero de donde tomar un bus alternativo en la plaza de Legazpi, durante el primer día laborable del corte del tramo oeste de la línea 6.

Guillermo Hormigo

Madrid —
2 de junio de 2025 13:53 h

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“No te puedo atender, tío, tengo prisa que no llego a las prácticas y esto es un puñetero caos”. Esta frase de un joven camino a O'Donnell resume el ajetreo que forman los viajeros al atravesar la plaza de Legazpi en el primer día laborable con todo el tramo oeste de la línea 6 clausurado, entre las estaciones de Moncloa y Méndez Álvaro.

Ni las decenas de trabajadores de Metro de Madrid o la Empresa Municipal de Transportes (EMT) desplazados al lugar par dar indicaciones, ni la profusa cartelería presente a la entrada de la propia estación y en otros puntos del enclave sirven para mitigar la confusión generalizada. Aunque ayudan, desde luego, a gran parte de los 400.000 viajeros que la circular trasladaba diariamente antes del corte. El problema es que el descoloque no termina al tomar un transporte alternativo. Ahí empieza para muchos ciudadanos el verdadero calvario.

En primer lugar por el descenso de las frecuencias. En plena hora punta, a las 7.39, una enorme cola comienza a formarse en la confluencia del Paseo de las Delicias con Legazpi. A este punto llega a las 7.46 el bus destino Méndez Álvaro del Servicio Especial 6 (SE6), que cubre gratuitamente la mayoría del recorrido del trazado cortado (con la excepción de Arganzuela-Planetario y llegando a Ciudad Universitaria).

Esos siete minutos son una eternidad para quienes empiezan a agolparse en la parada y cada vez más lejos de ella, para alarma de una empleada de EMT que no mira con buenos ojos a quienes toman fotos de la estampa, aunque deja a un lado esta preocupación para asistir a las diversas personas que necesitan indicaciones.

“Estoy acostumbrada a esperar como muchísimo tres o cuatro minutos al Metro a esta hora y aquí el bus no llega”, critica por su parte Dolores, que una vez alcance Méndez Álvaro deberá tomar la 6 en su tramo operativo hasta Sainz de Baranda. Ahí también se dirige Alba, fisioterapeuta que ve cómo desde este lunes se alarga un trayecto que de por sí le supone pillar antes un bus interurbano desde el municipio donde reside, Valdemoro.

La peor parte, sin embargo, se produce dentro de los propios autobuses. Uno del SE6 necesita una hora y media para completar la línea alternativa: sale a las 8.39 de Méndez Álvaro y no para en Ciudad Universitaria hasta las 10.07. Ese mismo recorrido en Metro, 15 estaciones, no tomaría más de 30 minutos. El tiempo del viaje se multiplica por tres pese a suprimir una de sus paradas, la ya mencionada en Arganzuela-Planetario.

Ir de Méndez a Legazpi, apenas dos estaciones en la circular, requiere 15 minutos de transporte por el intenso tráfico de la mañana y la gran afluencia de viajeros.

En el interior, entre resoplidos y caras de sueño, Osvaldo llama a un compañero de trabajo de una obra en Carpetana para decirle que se incorporará con retraso. “Estoy yendo en bus y tarda un huevo”, le cuenta a la altura de Usera. “Yo no sabía que hoy cortaban nada, cómo lo voy a saber si a mí nadie me lo ha dicho”, explica por teléfono. Luego da permiso a Somos Madrid para reproducir su conversación: “Ya ves tú, si peor que salir en el periódico va a ser lo tardísimo que voy a llegar”. Bromea pese a que la situación no es muy halagüeña y a que, entre las aglomeraciones y el incipiente sol de junio, el calor empieza a apretar. “Jode, pero supongo que es lo que hay”, apostilla Osvaldo.

Mientras el bus atraviesa el arco sur de la línea circular, desde la ventanilla puede verse que las aglomeraciones funcionan en ambas direcciones, ya que los autobuses del SE6 del sentido contrario van igual o más repletos. En el que avanza hacia Ciudad Universitaria poco a poco las esperas se van reduciendo, conforme la mañana deja atrás su hora punta y el vehículo abandona ese arco sur de raigambre obrera. Entre Príncipe Pío y el campus de la Universidad Complutense el tráfico se descongestiona.

La estación que da acceso a los principales campus del mayor centro universitario presencial del país contiene, además de las indicaciones habituales sobre el cierre, una adaptada a los estudiantes que se someten desde este martes a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Este cartel específico incluye la alternativa del SE6, pero también posibles combinaciones de Metro o Cercanías para conectar con distintos puntos de Madrid.

Precisamente a la Complutense se dirige Clara, que vive en Plaza Elíptica y ha cambiado radicalmente su ruta para llegar a su puesto de bibliotecaria. “Suelo tardar unos 50 minutos porque la estación de Metro pilla algo lejos del trabajo. Pero hoy he salido con una hora y media de antelación, entre que voy a tardar mucho más y que he querido ser previsora”, apunta en unas declaraciones que deja en su trayecto en Metro de Legazpi a Ciudad Universitaria, previo trasbordo en Moncloa.

Hoy Clara ha probado con esta variante, que incluye además usar previamente la lanzadera Plaza Elíptica-calle Antonio López-Legazi, aunque cree que “visto lo que tarda eso de lanzadera no es un nombre muy bien puesto”. Mañana comparará el tiempo empleado con el de su otra posibilidad: caminar de casa a Marqués de Vadillo, tomar la línea 5 hasta Callao, luego la 3 hasta Moncloa y de nuevo trasbordo en la 6 a Ciudad Universitaria. “Sea como sea me como dos trasbordos. Con lo contenta que estaba yo de lo bien que me pillaba el curro cuando me mudé”, lamenta.

La charla, a eso de las 8.10, se produce dentro de un coche del suburbano cuya concentración de gente no es particularmente llamativa. Las frecuencias de trenes en la línea 3, de entre 2 y 3 minutos, permiten que las aglomeraciones solo sean algo más pronunciadas que de costumbre en andenes como el de Legazpi. Una estación en la que llama la atención la inoperatividad de la línea 6, reflejada tanto en los paneles electrónicos con información sobre sus trayectos como en los murales que impiden el paso a las vías de la circular.

En el Cercanías, sin embargo, se intercambian las tornas. El andén de la línea C-5 en Embajadores, también reforzada por las obras en Metro (y ya antes por las de la A-5), tiene un aspecto desangelado a eso de las 8.20. Pero cuando después de una espera de siete minutos el tren llega, su interior está hasta arriba de viajeros. La estampa no alcanza eso sí las cotas de agobio y demoras que se dan en los buses de EMT, especialmente cuando muchas personas se bajan en Atocha y Méndez Álvaro. “He esperado lo mismo que siempre y el tren va más lleno”, resume una usuaria llamada Mercedes.

Dentro de la estación de Méndez Álvaro, un grupo de turistas chinas bastante desorientadas consulta a dos empleadas de refuerzo de Metro de Madrid. Cuando se marchan, Cristina y Amparo relatan a este periódico que a ellas dos las han contratado para el refuerzo de la información. Empezaron hace un par de semanas y terminan este domingo. Les han explicado lo que a su vez deben explicar a los viajeros: los tramos clausurados y los que siguen abiertos en la circular, los servicios especiales de bus gratuito, algunas alternativas básicas de la red suburbana... “Formación nivel 1”, sintetiza Cristina. Asimismo, admite que no disponen de unos datos más pormenorizados que incluyan, por ejemplo, alternativas en líneas habituales de bus para cubrir parcialmente los recorridos.

Las disfuncionalidades en distintos puntos de la red contrastan con la absoluta calma del corazón de las obras, en la estación de Arganzuela-Planetario. Es la única parada que se verá afectada por ambos tramos del corte (el de la zona este tomará el testigo de la oeste el 13 de septiembre y hasta el 31 de diciembre). También la única que no cubre el SE6, aunque sí lo hace la ruta desviada de la línea 180 de EMT. Y es el centro de mando de los trabajos, como muestran los operarios concentrados a su alrededor a primera hora de la mañana.

Son las 7.10 y Guillermo ocupa el puesto de información de esta estación, donde apenas se han desplazado en las primeras horas de la jornada “unas diez personas”. Considera que “la gente sabe que aquí no hay nada que hacer hasta fin de año, en Metro nos hemos ocupado ya de informarlo y parece que ha calado la idea”. En otros puntos, sin embargo, es más difícil de aplicar. Tanto para Osvaldo, que desconocía el corte, como para la previsora Clara y sus itinerarios alternativos ha sido una jornada de dudas e incertidumbre. Una excepcionalidad que a partir de mañana se convierte ya en la nueva normalidad durante meses para millones de viajeros.

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