Final feliz para el agricultor de Lavapiés que lo perdió todo en un incendio

Antonio Pérez

12 de septiembre de 2021 01:00 h

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Hay historias que merecen un final feliz y la de Usman Camara, el agricultor de Lavapiés que lo perdió todo en un incendio después de haber donado durante la pandemia 15.000 kilos de alimentos a distintas despensas solidarias de Madrid, va camino de tenerlo.

El pasado mes de julio el fuego arrasaba la hectárea de terreno con la que Camara se ganaba la vida produciendo verduras ecológicas que distribuía a través de distintos grupos de consumo y también directamente, desde un local de Lavapiés, barrio en el que vive desde hace 18 años. En cuestión de unas horas las llamas consumieron el trabajo de una década y alrededor de 15.000 euros en árboles, sistema de riego, herramientas y fitosanitarios.

Fue entonces cuando un grupo de allegados decidió lanzar una campaña para recaudar fondos con el objetivo de que Usman pudiera recuperar su huerto, su forma de vida. La empresa no era fácil y, además, debía hacerse contrarreloj porque Camara tenía que estar plantando en agosto la cosecha que recogería en invierno, a finales de año.

Sin embargo, el milagro empezó a fraguarse después de que medios de comunicación como Somos Madrid se hicieran eco de esta noticia y la solidaridad que antes demostró tener este hombre con las personas más desfavorecidas le fue devuelta en forma de 1189 pequeños ingresos a su favor en la cuenta que para tal fin le prestó Supercoop, el supermercado cooperativo, autogestionado y ecosocial que se está montando en Embajadores.

El goteo de microdonaciones -algunas de tan sólo dos euros- que le fueron llegando de distintas partes de España e, incluso, del extranjero han permitido a Usman reemplazar el costoso sistema de riego que perdió, adquirir nuevas herramientas, fitosanitarios, abono, semillas y plantones e, incluso, alquilar un tractor con el que remover la tierra quemada. El Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, propietario del terreno cultivable que tiene alquilado Camara, también ha querido arrimar el hombro en el renacer profesional de este agricultor y costeará una nueva caseta en la que pueda guardar los aperos.

El deseo de poder volver a levantar su huerto se ha convertido en realidad, con el único pero de haber tenido que plantar la cosecha algo más tarde de lo conveniente. Acompañado en todo momento por vecinos particulares, organizaciones ciudadanas, grupos de consumo y empresas sociales (BAB Colectivo, Supercoop, Germinando, Hola Vecinas, Heliconia...), Usman casi ha logrado volver al punto de partida en el que se encontraba antes de que las llamas le dieran uno de los disgustos de su vida: toca trabajar duro.

El dinero recaudado para la causa también ha alcanzado a Usman para contratar un seguro agrario del que anteriormente carecía.

Abrumado por cómo se ha volcado la gente con él y agradecido, ya piensa en volver a donar los excedentes de alimentos que tenga de sus futuras cosechas a las despensas de los barrios con las que ha estado colaborando.

“Me ha sorprendido lo generosa que la gente ha sido conmigo y es mucho más que dinero lo que me han dado. Es como si yo hubiera dicho que tenía hambre y han tocado a mi puerta con un plato de comida y con una rosa”, asegura Usman, que sabía de lo solidario que era Lavapiés, su barrio -“cada vez que se necesita todo el mundo se levanta a echar una mano”-, pero que ahora generaliza sobre la solidaridad de España como país, tras haber recibido apoyo económico y propuestas de colaboración desde muy distintos lugares del país. “Me siento muy feliz. Tengo por delante un duro trabajo, pero voy a poder enfrentarme a ello gracias a todos los que me han ayudado”.