Palacio de la Duquesa de Sueca: cuando el lujo de un edificio es que Madrid deje sin uso sus 7200 metros cuadrados
Hace más de 20 años desde que el Ayuntamiento de Madrid se hizo con este edificio a través de una expropiación y en todo este tiempo ningún gobierno local ha sabido darle un uso que el movimiento vecinal de la zona pide que sea dotacional y de equipamiento de barrio
Construido en el siglo XVIII y declarado Bien de Interés Cultural, lo que le otorga la máxima protección histórico-artística, la Casa Palacio de la Duquesa de Sueca fue expropiada por el Ayuntamiento de Madrid en 1998. Son 7.200 metros cuadrados de suelo municipal en el centro de Madrid al que las distintas administraciones locales no han sabido darle uso desde que se hicieran con su titularidad a finales del siglo pasado. Muy deteriorado, el único lujo actual de este lugar es que las autoridades lo mantienen cerrado.
Dando continuidad a las obras de consolidación de este edificio, iniciadas en 2017 durante el mandato de Manuela Carmena y que costaron 4,3 millones de euros, el gobierno de Martínez Almeida acaba de anunciar que, a través del Área de Obras y Equipamientos, va a acometer la rehabilitación estructural de su ala Este (1860 metros cuadrados), la única sobre la que quedaba actuar. Los trabajos, que cuentan con un presupuesto de 2,7 millones, tardarán aún un año en estar ejecutados y a partir de su conclusión será cuando el consistorio se plantee qué uso dar al inmueble para, seguidamente, redactar otro proyecto de actuación sobre la totalidad del mismo.
Según esta hoja de ruta, la actual legislatura también habrá finalizado sin que los madrileños, especialmente los del distrito Centro, puedan disfrutar de este espacio situado en el número 2 de la calle Duque de Alba y que asociaciones vecinales de la zona, como La Corrala de Lavapiés, llevan lustros reclamando para uso dotacional.
Más Madrid denuncia la “inacción” del gobierno de Almeida
Para este edificio el gobierno de Ahora Madrid dejó trazado un plan que surgió de un proceso participativo puesto en marcha por la Junta Municipal de Centro, a través de la Oficina de Urbanismo Social. Según el grupo municipal de Más Madrid, la aparición en 2019 de unas tumbas sarracenas “de gran importancia histórica y arqueológica” mientras se desarrollaban los trabajos de consolidación del mismo impidió la finalización de las obras durante el mandato de Carmena. Desde entonces, llevan dos años exigiendo a Almeida que las concluya y ponga en uso el espacio siguiendo el proyecto que dejaron iniciado.
“Ahora, a medio mandato, venden una reconstrucción que viene dándose en dichas fases desde 2017. La inacción de este equipo de gobierno con el edificio es precisamente el peor enemigo que ha tenido el Palacio de Sueca para culminar su rehabilitación y supone un parón y su degradación”, denuncia Más Madrid.
“Desde que Almeida entró en la alcaldía nadie ha podido conocer cuál es la intención real del equipo de gobierno con respecto a este palacio, qué va a hacer con este edificio y con otros muchos que se encuentran en situación similar en Madrid”.
La catalogación de espacio dotacional que tiene el suelo en el que se alza el Palacio de Sueca no lo eximiría de un posible cambio de uso, según Más Madrid, grupo que no duda en expresar su miedo: “Pensamos que existe la posibilidad de que este edificio público, que debería ser destinado a los vecinos y vecinas de Centro, puede acabar siendo enajenado y vendido o cedido a alguna entidad privada para albergar usos que podrían no revertir en equipamientos y servicios”.
Más Madrid propone la aplicación del Plan de Usos resultado del proceso participativo que llevaron a cabo, lo que “conllevaría un espacio infantil -similar al existente en el número 3 de la calle del Almendro, pero en un espacio cubierto-, salas multiusos y aularios que podrían dar servicio a toda una serie de actividades comunitarias que se dan en otros edificios públicos saturados, como por ejemplo son las actividades musicales de horario de tarde en CEIPs, espacios de coworking para albergar iniciativas empresariales en el distrito, una cafetería-restaurante y todo ello combinado con otros usos como puede ser un gran auditorio para realizar eventos públicos e, incluso, algún servicio municipal de atención a la ciudadanía”.
30 años de reivindicación vecinal sobre el palacio
La Asociación de Vecinos la Corrala Latina-Rastro-Lavapiés viene reclamando espacios dotacionales para el barrio en el Palacio de la Duquesa de Sueca desde que el edificio pasó a manos públicas. “No queremos equipamiento de ciudad en él, sino de barrio”, puntualiza Manolo Osuna, portavoz de esta asociación, que tiene mucho que ver con el hecho de que este edificio siga en pie y haya sorteado la declaración de ruina que buscaban los anteriores propietarios.
“Desde 1989 hemos peleado por su conservación y restauración y, a lo largo de los años, hemos solicitado distintos usos para este edificio: alojamientos para jóvenes, una biblioteca, una escuela infantil, un centro de mayores y un espacio de encuentro intergeneracional , una escuela taller para el empleo... Es un contenedor enorme donde tiene cabida cualquier cosa para el barrio”.
Son más de 30 años de reivindicación vecinal sobre este espacio los que lleva a cuestas La Corrala. “El tiempo pasa y seguimos sin dotaciones en el barrio, que se despuebla en parte por falta de servicios. El gran problema es que el actual Ayuntamiento no tiene una idea clara de la ciudad que quiere y va dando saltos, moviéndose por impulsos”, indica Osuna, quien sonríe cuando se le pregunta si no están cansados de tanta lucha infructuosa.
Fuentes del Ayuntamiento aseguran desconocer el destino final que Almeida tiene pensado para este edificio y ni tan sólo indican si quedaría a cargo del distrito o si dependería directamente de algún área de gobierno: “Se decidirá después de que acaben las obras e rehabilitación del edificio”.
El caso del Palacio de Sueca presenta cierta similitud con el del Palacio de la Infanta Carlota, situado también en el distrito Centro (calle Luna 32), igualmente expropiado en la época en la que Ruiz Gallardón era el alcalde de la ciudad y a la espera de acoger algún tipo de dotación. Eso sí, el de Sueca hace muchos años ya que no está habitado, algo que no ocurre en el edificio de Luna y que retrasa cualquier actuación en él.
Los tumbos de un lugar histórico
La historia del Palacio de la Duquesa de Sueca se remonta a finales del siglo XVIII, cuando se encarga su construcción a Antonio Abajo, discípulo de Juan de Villanueva. Ésta se realizó sobre una parcela desamortizada del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús y el primer uso que tuvo el edificio fue el de escuela de primeras letras y vivienda de los maestros que enseñaban a los hijos de los criados reales.
Sin embargo, pronto pasó a ser la residencia de María Teresa de Borbón Vallabriga, Duquesa de Sueca, hija del hermano menor de Carlos III -el infante don Luis- y, a la postre, esposa del valido Manuel Godoy. La duquesa vivió poco tiempo en este palacio, pese a lo cual éste quedó asociado para siempre a su nombre.
El edificio recuperó su carácter público en torno a 1817 y en 1835 volvió a su uso docente original: en escasos años pasó a ser escuela con capacidad para 300 niños, Real Academia de Ciencias Eclesiales de San Isidoro y Colegio de Humanidades de Serra Basas -entre 1837 y 1857-, según se asegura en un informe de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio.
En manos del ministerio de Gobernación, el palacio se convertiría, seguidamente, en cuartel de la Guardia Civil veterana durante 40 años, uso que no se sabe bien cuándo perdió.
Después de la Guerra Civil el inmueble se privatizaría y se dedicaría a viviendas de alquiler. Tras distintas presiones especulativas -a punto estuvo de convertirse en hotel- y, dado su mal estado de conservación y mantenimiento, el Ayuntamiento de Madrid decidió expropiarlo en 1998.
Se sucedieron entonces diversas ideas para realizar en este espacio, ninguna de las cuales llegó a materializarse: en 2002 se encargó al arquitecto Álvaro Siza un proyecto para habilitar en él oficinas del Ayuntamiento, un auditorio y zonas de asistencia social; luego, se pensó en convertirlo en un edificio de viviendas temporales para jóvenes y, más tarde, se barajó la posibilidad de instalar allí las oficinas del Área de Servicios Sociales.
Nada de todo eso se hizo, mientras el desaprovechado Palacio de la Duquesa de Sueca se fue deteriorando, siendo responsable de ello desde hace 23 años el Ayuntamiento de Madrid.
Los 7200 metros cuadrados de la edificación se reparten en tres plantas y se organizan en tres patios centrales que actúan como distribuidores de acceso a los pisos superiores.