Una de las instalaciones más fotografiadas de Malasaña durante los últimos años acaba de desaparecer. Las decenas de macetas que colgaban de los ventanales y puertas del edificio situado en la calle Pez fueron desmontadas hace unos días, entre las dudas en el vecindario de quién pudo poner fin al conjunto.
Detrás de la desaparición no había un gran misterio: Juan Pérez, el jardinero que colocó y regó todas las macetas durante años, se encargó del desmontaje hace unos días: “Me marché al pueblo a vivir, las macetas se secaron y los de la obra del edificio retiraron la parte central. Ahora, al volver unos días, he retirado lo que quedaba”, explica en conversación con Somos Malasaña.
Los vecinos y transeúntes de esta calle del centro de Madrid recordarán sus ingeniosos pantalones-maceta, las zapatillas que albergaban plantas y el sistema de riego que montó para que las plantas aguantaran los rigores del verano. “Todo tiene su final, como la vida misma”, indica al acabar una vivencia que compartió con los habitantes del barrio, de la que está más que orgulloso: “Ha sido una experiencia con los vecinos muy hermosa”, asegura.
Juan empezó a intervenir el espacio público en 2018 con generosidad, regalando una variada muestra de creaciones vegetales a lo largo de esta vía de Malasaña. Las situadas en el número 3 de la calle eran especialmente abundantes y muy populares entre los visitantes del barrio, que solían hacer posados junto a ellas. La rueda y los pantalones fueron retiradas antes por los operarios de la obra que avanza en dicho edificio.
Las macetas de Pez pasaron por varias etapas. Durante la pandemia se secaron, pero volvieron a reverdecer cuando el jardinero se recuperó de un ingreso hospitalario por coronavirus. Dos años después y como último regalo, Juan ha dejado una sorpresa sobre los bolardos situados enfrente del Teatro Alfil: “En una semana podremos decirles: hola plantas, bienvenidas al mundo”, avanza.
Juan es uno de los jardineros voluntarios de Madrid, ajenos a la administración y que alegran con sus intervenciones el paseo del resto de habitantes de la ciudad. Personas que disfrutan cuidando para todos de las plantas, como también hace Antonio Alfaro, el señor de los cactus de Lavapiés.
El edificio de Pez 3, donde estaba la mayor parte de las macetas, es propiedad de los Cortina Koplowitz, quienes desde hace años esperan una licencia de obras para acometer una reforma integral del espacio, anteriormente propiedad de la Fundación Doctor Moraza, que depende de la Universidad de Salamanca.
El inmueble alberga historias memorables, ya que allí vivieron los peculiares Modlin y en uno de sus bajos se situaba la taberna-restaurante El Bocho. Los hermanos Cortina Koplowitz, Alberto y Pedro, lo adquirieron en propiedad a través de la sociedad Cardiff Dreams SL a finales de 2017 para transformar sus plantas en viviendas de lujo.