Bibliotecas públicas en tiempos de crisis

El pasado mes de febrero supimos que la reapertura de la biblioteca Víctor Espinós (especializada en música), en el remozado centro cultural Conde Duque, se retrasaba sin fecha. La antigua biblioteca municipal del Conde Duque también la perdimos con las obras y, aunque la próxima apertura de todos los servicios del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM)en las Escuelas Pías de la calle Hortaleza, incluyen una biblioteca especializada, es de bibliotecas públicas de lo que aquí hablamos.

Tampoco en el resto del distrito hay mucho donde rascar a la hora de buscar una biblioteca pública, la única de las de la Comunidad de Madrid es la de Pedro Salinas en Puerta de Toledo, y de entre las del Ayuntamiento la de Iván de Vargas, ambas bastante lejos del barrio.

Hemos conversado con una trabajadora de las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid, a la que llamaremos ficticiamente María porque prefiere ocultar su identidad real y la biblioteca en la que trabaja. La entrevista nos ayuda a pintar un – desolador – fresco de la situación de las bibliotecas públicas madrileñas en contexto de la crisis económica.

La crisis desangra a la biblioteca pública

“La crisis se ha notado en las Bibliotecas Públicas desde hace tiempo. La última convocatoria de oposiciones fue en 2008, a partir de ese año, se congeló la oferta de empleo público para bibliotecas en la Comunidad de Madrid. En el 2010 se dejaron de cubrir las bajas del personal y las que quedaban vacantes eran amortizadas. Durante este año empezamos con restricciones en la compra del material. Por ponerte un ejemplo, la fotocopiadora estuvo ”estropeada“ una semana porque no teníamos folios. En la actualidad, la fotocopiadora lleva estropeada más de un año y sin fecha de arreglo, porque, al ser muy antigua, no tiene recambio de piezas y no hay presupuesto para comprar una nueva”.

Como en las plantas de libros de las grandes superficies, en las bibliotecas públicas los libros por los que más se pregunta son los últimos éxitos comerciales. Pero cada vez es más difícil encontrar novedades en nuestras bibliotecas públicas. “A día de hoy, no llegan documentos nuevos a la biblioteca”. Las compras están paralizadas por los rigores del presupuesto, y cuando hay una partida se gasta de golpe por miedo a que se desvanezca.

Una de las zonas más frecuentadas de una biblioteca pública es la hemeroteca. No es extraño presenciar escenas más propias de una comedia fallera que de una institución cultural a primera hora de la mañana, cuando grupos de jubilados hacen cola y se pelean por leer tal o cual periódico. Pero las bibliotecas públicas son para todos, y han tenido hasta recientemente también una magnífica colección de revistas culturales y generalistas. Esto ha cambiado últimamente:

“En la actualidad, tenemos al rededor de 70 revistas menos que el año pasado. No todas son de suscripción, algunas contaban con la subvención del Ministerio, pero al dejar de percibirla, han dejado de mandar ejemplares a las Bibliotecas Públicas. Y han anulado algunas suscripciones a periódicos, por ejemplo ”La Vanguardia“ y algunos económicos”.

La incertidumbre de los bibliotecarios

No es ningún secreto la situación de incertidumbre de los empleados públicos en los últimos tiempos. A los sucesivos recortes en sus sueldos y condiciones laborales, se añaden los rumores constantes sobre sus expectativas laborales.

En el marco de un interminable proceso de fusión entre las dos organizaciones bibliotecarias – Ayuntamiento y Comunidad Autónoma – surgieron rumores nada tranquilizadores para las plantillas de las bibliotecas en los últimos meses:

“Se empezaron a escuchar rumores que apuntaban a la entrega de la gestión de las bibliotecas a la empresa pública MACSA, una vez que pasáramos al Ayuntamiento de Madrid. El escenario sería el siguiente: despido de todos los funcionarios y oferta de contrato para todo el que la aceptase, por parte de MACSA, por un salario muy inferior y sin beneficios sociales.”

La idea, de la que de momento nada se sabe, parece partir del Área de Gobierno de las Artes (antigua Concejalía de Cultura municipal). En cualquier caso todo parece indicar que la fusión de las dos redes de bibliotecas va para largo, y mientras, los trabajadores acuden a su puesto de trabajo sin saber a ciencia cierta sus expectativas de futuro.

La biblioteca y su entorno

Distintas estadísticas muestran que en tiempos de crisis económica la afluencia a las bibliotecas públicas suele crecer. Refugio de la lectura gratuita, vídeoclubes alternativos y refugios con aire acondicionado en los barrios más humildes, las bibliotecas públicas cumplen una importante función de cohesión social en los barrios.

María lo matiza y explica que: “Tenemos menos altas de nuevos carnés. Se nota que con la crisis llegan menos inmigrantes. Pero vienen más a utilizar el servicio de internet. Sobre todo, para buscar empleo. Creo que también viene mas gente preguntando por cursos de formación y por el acceso a la universidad para mayores de 25 ”. La biblioteca es también un auténtico termómetro de tragedias personales, por lo que se ve.

También el capítulo de la oferta cultural de las bibliotecas se ha visto muy menguado, ofreciendo además un importante aspecto de improvisación institucional.

“En el mes de septiembre de 2011, con el comienzo del curso, se programaron las actividades. Tenemos un taller de literatura en horario de mañana y de tarde, que se lleva impartiendo desde la apertura de la biblioteca; la capaña de prelectores, que es una actividad de animación a la lectura para la que se convoca a los colegios y escuelas de educación infantil de la zona; cuentacuentos cada fin de semana (aunque ya antes del verano se modificó la periodicidad y se realizaba cada 15 días); taller de libros en familia, cada domingo; y otros talleres que se anunciaban de manera trimestral al realizar la programación de actividades. A principios del mes de octubre de 2011 nos anunciaron que los talleres finalizarían el 30 de noviembre, durante el mes de diciembre no habría nada. Pero de repente, a mediados de octubre de 2011, nos comunicaron que las actividades finalizaban el 31 de octubre”. Algunas de las actividades se han reanudado después con una frecuencia menor aunque las previsiones para el próximo curso no son muy halagüeñas.

Dijo Bossuet, refiriéndose a las bibliotecas del antiguo Egipto, que “curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás”. Es mucho lo que la crisis, también en este terreno, se lleva de nuestros barrios con el deterioro y cierre de las bibliotecas públicas.