Unos carteles en verde y naranja chillón en las cristaleras de Alimentación Nieto en los que se lee “Liquidación total” han hecho saltar todas las alarmas y, sí, la noticia de que este supermercado familiar cierra se confirma. Lo hará a final de este mes. Abierto en 1940, 78 años de comercio de proximidad desaparecerán de la esquina de Corredera de San Pablo con calle Palma en un visto y no visto.
“Me lo paso bien en mi trabajo, me jodería tener que cerrar”, decía a Somos Malasaña hace poco más de un año Salvador Nieto en un artículo que publicó este periódico sobre la invasión de los Carrefour y la resistencia de los antiguos ultramarinos. Hoy, ante el anuncio del adiós del establecimiento, Salvador se encuentra tal y como anticipó, jodido, algo que se le nota al hablar.
“Sólo quiero decir que nos gustaría dar las gracias a todos los clientes que hemos tenido a lo largo de todos estos años”, comenta en presencia de su tío y fundador del establecimiento y de uno de sus hermanos. El negocio lo sacaban adelante cinco trabajadores de la misma familia, que ahora deberán buscarse un nuevo horizonte profesional.
Los Nieto no están de humor ni para posar para la fotografía que les proponemos que se hagan, para dejar constancia en imágenes de quiénes han protagonizado esta historia de tienda de Malasaña que toca a su fin. “Con que pongáis que damos las gracias a todos ya está bien”. Tampoco hablan de las numerosas veces que han prestado su ayuda a diferentes iniciativas de los habitantes del barrio, desde despensas solidarias, documentales sobre la vida en sus calles, hasta participación en actos culturales de todo tipo.
“Si el local no fuera nuestro ya habríamos echado el cierre y siendo nuestro nos tientan las ofertas de compra y de alquiler que nos llegan”, declaraba Salvador Nieto a Somos Malasaña en el mencionado artículo de octubre de 2017, en el que también desvelaba que desde hacía un par de años las ventas habían caído mucho. Algo achacable en buena parte a la cantidad de supermercados de proximidad pertenecientes a grandes grupos que han ido abriendo en Malasaña en los últimos años y con los que era difícil competir, sobre todo desde que una ley autonómica de 2012 liberalizó los horarios comerciales en Madrid. Pero, por encima de todo, desde que los avances en la logística y en los sistemas informáticos de las grandes cadenas han hecho posible que les sea rentable abrir formatos de proximidad en locales más pequeños, siendo ésta la llave de su entrada a los barrios más céntricos de la ciudad.
Como respuesta a la competencia, y aún a sabiendas de lo desigual de la lucha, Alimentación Nieto optó por la especialización. Fiambres de calidad que compraban directamente en fábrica y vinos buenos y a buen precio se habían convertido en los estandartes de su oferta en los últimos tiempos, pluses deferenciadores que se unían a las recomendaciones y consejos de tendero de toda la vida que seguían recetando, algo que tampoco pueden replicar los supermercados de grandes cadenas.
“Esto no tiene arreglo”
Hablando en general sobre las tiendas de barrio y su futuro, advierte Nieto de que “esto no tiene arreglo”, al menos en lo que concierne a las de su sector, porque entre agradecimiento y agradecimiento a Salvador se le cuelan claras críticas contra unas autoridades y un sistema que, desde su punto de vista, poco o nada cuidan a los pequeños comerciantes. “Para nosotros todos son trabas e impuestos, mientras que otros pueden realizar la carga y descarga en el horario que les da la gana y gozan de otras muchas ventajas que hacen imposible una competencia de tú a tú”. “Hasta aquí hemos llegado. Nos vamos a otro sitio donde trabajemos menos y ganemos más”, concluye.
Hace un año comentaba Salvador Nieto a Somos Malasaña que, dada la excelente ubicación de su local y el tipo de licencia especial que poseía, quizá la reconversión de Alimentación Nieto en un negocio que combinara venta de producto de calidad con zona de degustación de amplio horario de apertura podría ser una estupenda alternativa para contrarrestar la facturación decreciente de la tienda. Sin embargo, confesaba que no era algo que le apeteciera emprender porque lo suyo eran los ultramarinos. Ya sea para un negocio del tipo del que apuntaba Nieto o para otro cualquiera es previsible que al establecimiento no le vayan a faltar novias y, aunque está por ver lo que le llega, el barrio debería ser muy consciente de lo que se le va.