Denuncian el abandono y destrozo del Palacio de la Infanta Carlota
El grupo municipal de Izquierda Unida ha publicado una nota de denuncia sobre el estado del Palacio de la Infanta Carlota, el enorme edificio que ocupa la manzana del número 32 de la calle Luna, casi a la altura de San Bernardo.
El lugar fue comprado hace ocho años, pero una batalla legal y la “absoluta dejadez” municipal -denuncia IU- ha hecho que el estado actual del edificio sea totalmente distinto al que debería haber conservado.
El Palacio de la Infanta Carlota era propiedad del empresario iraní Taefi Alí, quien ejecuta operaciones de compraventa similares en toda europa. Las obras fueron responsabilidad de su constructora, Simo Euro Interprais.
Hace unos años la asociación Acibu ya denunciaba el “pelotazo” urbanístico que tuvo lugar en ese edificio, en el que se destruyeron varios elementos ornamentales (también lo denunció el colaborador de Somos Malasaña, Carlos Osorio, en su blog). Las reformas, que se ejecutaron de forma ilegal en un edificio con el máximo nivel de protección, añadieron una planta de apartamentos al edificio.
El Ayuntamiento expropió el lugar en noviembre de 2005, pero hasta 2011 no pasó a ser propiedad municipal, después de que un tribunal dictara el pago de 8,5 millones de euros al empresario, que había adquirido el inmueble por 3,1 millones. Negocio redondo para el iraní y nefasto para las arcas municipales.
Hace ocho años, el Consistorio anunció que dedicaría el edificio a dotaciones sociales para los habitantes del barrio. Hoy no sabemos qué sucederá. De momento, 25 de sus 40 viviendas están ocupadas por inquilinos que las habitan de forma ilegal. La directora general de Gestión Urbanística, Isabel Pinilla, ya ha anunciado que la intención del Ayuntamiento es proceder al desalojo. Las familias que ocupan otras nueve viviendas del mismo inmueble podrán ser realojadas por la EMVS.
Un palacio con historia
El edificio fue construido en 1775 gracias a un proyecto del insigne arquitecto del Museo del Prado, Juan de Villanueva, para el marqués de Llano. La esposa de uno de sus ocupantes, María Luisa Carlota de Borbón Dos Sicilias, fue la que otorgó el nombre al lugar y también la que protagonizó una de las anécdotas más comentadas de la época al soltar una bofetada al ministro Carlomade, al intentar este abolir la ley sálica para que pudiera reinar Isabel II.
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